Viva devoción a la Guadalupana

Francisco es uno de los20 mil peregrinos que han acudido al Cerro de la Virgen en Hermosillo; él caminó 55 kilómetros y desde su fe sacó fuerzas para subir de rodillas uno a uno los escalones, como cumplimiento de una manda
Por Gerardo Moreno
Por su fe inquebrantable y un gran agradecimiento a la Virgen de Guadalupe, quien le concedió el milagro de devolverle la salud a su hijo, fueron las fuerzas que el joven Francisco Antonio Sauceda utilizó para cumplir por cuarto año consecutivo su promesa de realizar un peregrinaje de más de 55 kilómetros hasta el Cerrito de la Virgen.
Francisco salió a las cuatro de la mañana del pasado once de diciembre de su casa en la comunidad de Estación Pesqueira, ubicada en el kilómetro 31 de la carretera Hermosillo a Nogales.
Con mucho sacrificio y fuerza de voluntad realizó un peregrinaje a pie por más de 15 horas constantes, avanzando por la Carretera Federal Número 15, para luego atravesar toda la ciudad de Hermosillo y seguir su camino hacia el sur hasta llegar a las siete de la noche al Cerrito de la Virgen.
Ahí ya lo estaba esperando su familia. Apenas descansó un poco y luego subió de rodillas los más de 100 escalones del Cerro de la Virgen hasta llegar a la cima y agradecerle a la Guadalupana todos sus favores.
“Es una manda muy grande, venimos caminando desde allá y subir hincado. Ya le cumplí y ya me siento mejor… Gracias a Dios este es el último año de esta manda”, comentó al terminar su largo peregrinaje.
Fue un avanzar lento pero constante, consciente que debía cumplirle a la Virgencita la dicha de tener a su hijo con vida y jugando con él todos los días.
“La virgencita me respondió muy bien gracias a Dios, pues ni niño estaba muy malo, estaba internado, estaba entubado y todo, y pues si me hizo el milagro y ahora aquí lo tengo conmigo; y pues me toca a mí cumplirle”, platicó.
Francisco Antonio Sauceda tiene 25 años y es trabajador en Estación Pesqueira, está felizmente casado y vive con su esposa e hijos que crecen sanos. Lo Atribuye a los favores que la Guadalupana les ha concedido en momentos difíciles y por eso se declaró un fiel devoto de la virgen del Tepeyac.
Explicó que tiene otras dos mandas con la Virgen de Guadalupe, pero ya no son tan duras como está que ya cumplió, por eso seguirá visitado a la Guadalupana en su día y después de eso seguirá siendo hasta que ya no tenga fuerzas.
El cerro de la Virgen
El Cronista de la Ciudad, Ignacio Lagarda Lagarda, explicó que la Virgen de Guadalupe de Hermosillo fue pintada en abril de 1957 por Guillermo Jordán Engberg, un empresario y pintor, hijo de padres daneses que se instalaron en el sur del Estado.
Él decidió plasmar la imagen de la Virgen de Guadalupe como un agradecimiento al pueblo mexicano por darles la oportunidad de salir adelante y formar una familia.
De esta forma pintó la imagen de 15 metros de alto por cuatro de ancho en el Cerro de las Víboras, ubicado a alrededor de 15 kilómetros al sur de la ciudad de Hermosillo. Desde entonces se convirtió en un icono de devoción para miles de fieles hermosillenses.
Durante todo el año, pero sobre todo en diciembre, los creyentes van a pedirle favores especiales a la morenita del Tepeyac o cumplir mandas en agradecimiento al milagro que les concedió. Y para muestras solo hay que leer alguna de las miles de placas instalas en el cerro.
La tradición en Hermosillo marca hacer el peregrinaje desde la Gasolinera del Gallo, ubicada en el cruce de Periférico sur y Manuel Clouthier, hasta el Cerro de la Virgen; caminado a un lado de la carretera, para luego subir los escalones y ahí hacer una oración, dar una ofrenda, darle gracias y hasta pedirle algún favor.
Este año fueron alrededor de 20 mil los visitantes que acudieron al Cerrito de la Virgen; desde el fin de semana pasado, el 11 de diciembre que es la vigilia, y el mismo día 12 que se conmemora la aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego en 1531.