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Y la vacuna contra la delincuencia ¿cuándo?

Tras el asesinato de un hombre en la vía publica y la ejecución de otros dos hombres, los homicidios en esta ciudad ascienden a 10 muertos
Tras el asesinato de un hombre en la vía publica y la ejecución de otros dos hombres, los homicidios en esta ciudad ascienden a 10 muertos

Matanzas, balaceras, extorsiones y secuestros no han cesado, pero ello no ha sido obstáculo para que se presuma que el homicidio doloso tuvo el año pasado un descenso “sensible” del 0.57%

Por Juan J. Sánchez Meza

Quizá vaya despejándose poco a poco aquello del anillo al dedo cuando vemos la forma en que la pandemia de Covid ha logrado opacar a la otra, esa vieja pandemia que, por lo que se ve, también sobrevivirá a la emergencia sanitaria: la interminable pandemia de la violencia.

Con todo y sus divergencias, una y otra pandemia guardan muchas similitudes, en principio porque para cada una la estrategia del gobierno federal no puede ser más errática, improvisada e infructuosa. En los hechos, la diferencia de fondo estriba en que la pandemia de la violencia tiene tanto tiempo entre nosotros que ha hecho que su frecuencia la convierta en algo cotidiano, una presencia dolorosa anestesiada por su insistencia, su fidelidad a nosotros. 

Cerramos el año 2020 con 35 mil 484 muertes violentas, casi la mitad de las cuales acabó con la vida a jóvenes de entre 15 y 29 años, ocupando al igual que en años anteriores un rango vergonzoso entre los países más violentos del mundo.

Para alcanzar la presidencia de la República en 2018, la vacuna ofrecida para esa vieja pandemia fue la desmilitarización del país, el combate a la corrupción y los abrazos a los jóvenes becarios de aquél futuro que no tuvimos.

Un civil encabezó la promesa de desmilitarización del país, con la promesa de fortalecer a las policías municipales, poner a salvo los derechos humanos de los mexicanos y colocar a las víctimas de la violencia en el centro de la atención pública, creando para ello la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Sin embargo, matanzas, balaceras, extorsiones y secuestros no han cesado, pero ello no ha sido obstáculo para que se presuma que el homicidio doloso tuvo el año pasado un descenso “sensible” del 0.57 por ciento

A cambio de esa oferta, el régimen optó por la vía militar y de la ofrecida política de prevención del delito no hubo siquiera un programa, sólo un raquítico 14 por ciento del presupuesto de seguridad aprobado para el año 2019 y con un recorte del 30 por ciento en relación a lo ejercido en el año 2018.

Quizá el desprecio del presidente López Obrador hacia la flamante Secretaría impulsada por su gobierno quedó de manifiesto cuando en la ceremonia de presentación de la nueva Secretaría, el titular del poder Ejecutivo olvidó el nombre de la dependencia, a la que se refirió como la Secretaría de Seguridad Pública.

Como lo ha dicho Edna Jaime (El Financiero, 29 de enero, 2021) es clarísimo que la razón de ser de la Guardia Nacional no es salvar vidas; está en la frontera deteniendo el flujo de migrantes, protegiendo a la vaquita marina, distribuyendo libros de texto o en otras tantas cosas que tienen encomendadas, pero no en los territorios violentos de este país.

Las condiciones dolorosas por las que tienen que atravesar los deudos de los fallecidos por el Covid los obligan a permanecer alejados de sus familiares hasta que éstos han muerto y son entregados después de trámites engorrosos. Junto a ellos, los desaparecidos de la violencia no regresan. Sus deudos no saben qué pasó y no tienen, ni siquiera, el consuelo de iniciar el duelo y poder empezar, en medio de ese dolor, el camino del consuelo para ir a visitarlos al panteón.

En medio de nuestra desesperación y exigencia por la vacuna anti Covid, no olvidemos que nos sigue haciendo falta la otra vacuna, la que nos ayude a terminar con la violencia para, también, retener a nuestros vivos.

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@JuanJaimeSM50