El lento renacer del hospital Dr. Carlos Nava
Por Imanol Caneyada/
Con la reapertura de la clínica especializada en adicciones, una corriente de entusiasmo se apodera de los empleados, quienes hace poco más de medio año tuvieron el valor de denunciar el estado crítico en que estaba y la desaparición de 22 millones de pesos destinados a su rehabilitación
Todo empezó con una llamada telefónica. El pasado jueves 18 de febrero, una enfermera del Hospital Dr. Carlos Nava de Hermosillo se comunicó con Primera Plana para agradecer que este semanario se hubiera hecho eco de sus denuncias sobre las condiciones en que se encontraba la única clínica de carácter público especializada en adicciones de Sonora.
La enfermera llamaba recién terminado el acto protagonizado por la gobernadora Claudia Pavlovich y el secretario de Salud en el Estado, Gilberto Ungson Beltrán, en el que las puertas del hospital se reabrían para el internamiento de pacientes, después de al menos un año de haber permanecido cerradas, ofreciendo únicamente consulta externa en un solo turno, el matutino.
En el mismo acto se anunció que se habían invertido un millón y medio de pesos para remodelar las instalaciones, adquirir equipo y así poder abrir, parcialmente, el área de hospitalización para 26 personas. El hospital tiene una capacidad de 52 camas censadas.
El 15 de mayo de 2015 Primera Plana publicó un reportaje en el que se mostraba el estado de decadencia, abandono e inoperancia en que se encontraba la clínica, y las condiciones indignas en las que se desenvolvían tanto pacientes como empleados.
El reportaje fue resultado del valor de un grupo de empleados que filtraron a este medio fotos y documentos que demostraban lo anterior.
En esa edición, Primera Plana también señalaba que se habían esfumado 22 millones de pesos que la entonces directora de Salud Mental en el Estado, la hoy diputada federal Leticia Amparano, anunció que se invertirían en el centro especializado en el tratamiento de adicciones; un recurso que gestionó Damián Zepeda, ex candidato a alcalde de Hermosillo y ex diputado federal.
El rumor señalaba que el dinero lo habían utilizado para sus respectivas campañas políticas; en la actualidad sigue sin conocerse el paradero del citado monto que, con bombo y platillo, Leticia Amparano presumió que el “Nuevo Sonora” invertiría en la clínica para una completa remodelación.
No sólo no se aplicaron los 22 millones, sino que a partir de ese momento la clínica entró en una espiral de decadencia hasta cerrar sus puertas y únicamente ofrecer consulta externa en horario limitado.
Con la llamada de la enfermera, se nos despertó la curiosidad y fuimos a constatar las nuevas circunstancias del hospital.
El problema de las adicciones se agrava en Sonora
Es el subdirector del hospital, Dr. Carlos Enrique Salazar Olivares, quien nos recibe y nos ofrece un recorrido por las instalaciones. Los dos patios lucen recién pintados de blanco y lo que eran salas clausuradas con camas arrumbadas hace unos meses, ahora aparecen también pintadas de blanco y con camas sobre las que reposan algunos pacientes recién ingresados; estamos en la Unidad de Atención Especial, en la que las personas reciben un primer tratamiento para controlar el síndrome de abstinencia.
La sala contigua, la de Atención Integral, tiene una hilera de camas vacías por el momento. El centro acaba de abrir las puertas a la hospitalización y por ahora ha dado de alta a pacientes de reciente ingreso.

La sala subsecuente, muy pequeña, contiene unas pocas camas; es el área destinada provisionalmente a las mujeres. Una sola cama está ocupada por una paciente que se cubre entera con una cobija.
No podemos sacar fotos por respeto a la privacidad de los internos.
Esto es apenas el comienzo de un renacer, nos recalca el doctor. Las tres salas de la planta alta permanecen cerradas, pero pronto también serán reabiertas con el objetivo de volver a tener la capacidad de antes: 52 camas.
“Hemos empezado con la rehabilitación del área de hospitalización, que estaba cerrada”, nos ilustra el subdirector.
En la actualidad, la consulta externa atiende diariamente diez pacientes por cada uno de los 17 médicos con que cuenta la clínica, lo que da un total de 170 consultas. Las consultas se dividen en tres de primera vez, a las que dedican una hora de tiempo, y siete consultas subsecuentes para seguimiento del paciente, con un tiempo de media hora.
“Los pacientes aquí son diferentes, no vienen por una gripita, por lo que tenemos que dedicarles todo ese tiempo”.
El hospital Dr. Carlos Nava trata todo tipo de adicciones mediante una terapia integral, divida en terapia familiar, psicológica, grupal, individual y ocupacional.
Durante el tiempo que el Nava únicamente estuvo abierto para la consulta externa, recuerda el funcionario, se vieron obligados a canalizar a los pacientes que necesitaban hospitalización al Hospital Cruz del Norte; “ahora, afortunadamente, con la habilitación de casi 30 camas ya estamos en condiciones de hospitalizar a los pacientes que lo necesitan”.
Falta aún abrir el segundo piso, el cual contiene el área de gimnasio, de psicología y la sala para mujeres, cosa que harán paulatinamente.
En el trabajo de remodelación hecho hasta el momento, nos explica el funcionario, para poder eficientar el recurso, se restauró y reutilizó mucho de lo que ya existía y que había caído en el abandono. Lo que sigue será en el mismo tenor.

El subdirector resalta una y otra vez durante la charla que, más allá de los recursos, algo muy importante que se ha recuperado es el entusiasmo y la esperanza entre el personal de la clínica. El estado crítico en que se encontraba el hospital y la amenaza de quedarse sin sus empleos los llevó a una inercia de depresión y apatía.
Durante el pasado sexenio, ni el Gobernador ni el secretario de Salud pisaron el recinto; con la visita de la gobernadora Pavlovich y el Dr. Ungson, el personal del Nava, en estos momentos se siente valorizado y su labor dignificada.
Una labor que en estos tiempos es fundamental. El nivel de adicciones en Sonora crece de manera alarmante. Y ya no sólo en relación a las adicciones habituales, como el tabaco, el alcohol y las drogas; con la apertura indiscriminada de casinos, la ludopatía (adicción al juego) se ha convertido en un problema muy serio.
“Desgraciadamente las adicciones no respetan estatus social; quizá no nos han dado la oportunidad de intervenir más, ahora contamos con el apoyo de Salud Mental y por eso están haciéndose estas obras; pero lo que sigue es trabajar con las escuelas para orientar y fomentar la prevención. Como nuevamente estamos en crecimiento, estamos generando nuevos proyectos para ayudar a la población”.
Pero con lo hecho hasta ahora no es suficiente, el subdirector advierte que van a ir creándose nuevas necesidades y va a hacer falta más infraestructura y personal capacitado.
En la actualidad, el Dr. Carlos Enriqueatiende incluso niños menores de diez años, aunque el promedio de consumo de drogas está en los doce años.
El problema va en aumento y la droga conocida como Cristal se ha convertido en una verdadera epidemia, con el agravante de que los pacientes, en la actualidad, no son solamente adictos a una sustancia, sino a muchas al mismo tiempo, por lo que el tratamiento se vuelve más complicado.
El hospital Dr. Carlos Nava es público; el costo del tratamiento se determina a partir de los estudios socioeconómicos que realiza el área de Trabajo Social, llegando incluso a ser gratuito si la situación económica del paciente así lo requiere.