¿División en puerta otra vez en el PAN? Desde luego que sí, pero no de la magnitud que se viviera en otras épocas
Por Bulmaro Pacheco
Las recientes declaraciones de Felipe Calderón sobre sus intenciones de formar un partido político el próximo año, han levantado suspicacias, dudas, interrogantes y preocupaciones por el presente y el futuro del partido, que el próximo año cumplirá sus primeros 80 años.
Para formar un partido político, la ley general de partidos políticos señala en su artículo 10 que quien aspire a formar uno: deberá reunir 3 mil militantes en por lo menos 20 estados o 300 militantes en por lo menos 200 distritos uninominales y, además: “Que bajo ninguna circunstancia, el número total de sus militantes en el país podrá ser inferior al 0.26 por ciento del padrón electoral federal que haya sido utilizado en la elección federal ordinaria inmediata anterior a la presentación de la solicitud de que se trate”.
Felipe Calderón y su grupo político —suponemos que también Margarita Zavala— tienen a partir del próximo enero (“Para informar tal propósito a la autoridad que corresponda en el mes de enero del año siguiente al de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos”) la oportunidad de iniciar los trabajos para la conformación de un nuevo partido, tal y como lo establece también al artículo 11 de la mencionada ley.
En primer lugar, la renuncia del ex presidente de la República no será la primera ni la última crisis o sacudida que se viva en el PAN. Una de las primeras fue la de su padre Luis Calderón Vega, fundador del PAN, que dejó el partido en 1981 por desacuerdos con su línea ideológica. Calderón Vega fue siete veces candidato a diputado federal y la única ocasión que pisó la Cámara como diputado fue como plurinominal.
Que los efectos que va a provocar esta crisis sean diferentes ahora, es otro tema, porque en este caso ya se involucra a otro personaje con valor propio y con peso político específico, tanto dentro como fuera del Partido Acción Nacional: Margarita Zavala, quien salió del PAN primero que su esposo y por varios meses compitió como candidata independiente a la Presidencia de la República.
Quien conozca un poco de historia del PAN deberá situar sus principales crisis cuando apenas rebasaba los primeros veinte años de su creación.
Fue en 1962 cuando se presentó la primera, de corte ideológico, cuando militantes activos del partido querían jalar a la organización política hacia la democracia cristiana en medio de la postura del papa Juan XXIII, en el Concilio Vaticano (1962-1965). Hubo renuncias.
Otra crisis se presentó en el proceso para la renovación de la dirigencia nacional en marzo de 1975, ante las pretensiones de reelegirse de José Ángel Conchello, que había dirigido al PAN entre 1972 y 1975 y cuyo proyecto político principal era acercar a los empresarios del Grupo Monterrey al PAN. Eso le criticaron.
Ganó entonces la dirigencia el ex diputado federal y ex candidato presidencial Efraín González Morfín —hijo de Efraín González Luna, fundador del PAN—. En medio de tensiones y enfrentamientos, González Morfín dirigió al partido entre marzo y diciembre de 1975.
La otra crisis se presentó cuando no pudieron ponerse de acuerdo para seleccionar candidato presidencial en la elección de 1976, contra José López Portillo del PRI. Al respecto, dice Paoli Bolio: “EGM (González Morfín) se hizo cada vez más radicalmente abstencionista; esa corriente abstencionista logró que en 1976 el PAN no lanzara candidato presidencial poniendo al régimen político, exhibiéndolo como antidemocrático. Los seguidores de José Ángel Conchello lanzaron a Pablo Emilio Madero como candidato independiente que no fue siquiera registrado, pero eso mostró un ángulo muy débil del PAN en relación con su posición abstencionista: Si bien un grupo que contó con el apoyo de la mayoría en la Convención Nacional para no presentar candidato presidencial había huido, otros que se dispusieron a participar en el proceso electoral, con el apoyo de los líderes participacionistas encabezados por Conchello y Madero, que contaron con diversos apoyos económicos para la campaña del último y con la buena voluntad del gobierno, que se sentía incómodo en la situación de tener un candidato único a la presidencia de la República”.
Desde 1946 el PAN empezó a ganar gobiernos municipales y diputaciones federales y de los 4 diputados federales que ganó entonces, pasó a 223 en la LVIII Legislatura (2000-2003), y hasta 2010, en 15 entidades el PAN había ganado ya 1,238 municipios. Desde la XLVI Legislatura (1964-1967) empezó a incrementar su presencia en la Cámara de Diputados a través de los llamados “diputados de partido”. Y para el sexenio que inició en 1988 incrementó notablemente su fuerza política, sumándose a las reformas promovidas en la época, sobre todo las de corte electoral. En 1989 ganó la primera gubernatura en Baja California, donde está a punto de cumplir 30 años de sucesivos gobiernos. Desde ese año a la fecha, el PAN solo o en alianzas ha gobernado ya en 21 entidades.
Es a principios de los noventa del siglo pasado cuando se presenta nuevamente la división hacia el interior de Acción Nacional. En esa ocasión se creó hacia el interior el llamado “Foro Doctrinario y Democrático”, que encabezaron Bernardo Bátiz, Jesús González Schmall, Jorge Eugenio Ortiz Gallegos y Pablo Emilio Madero, en protesta por la conducción del partido de Luis H. Álvarez y el protagonismo de Diego Fernández de Cevallos. La idea del Foro no prosperó y los mencionados dejaron el PAN para aventurarse en otras formaciones políticas, unos con Cuauhtémoc Cárdenas, otros en el Partido Demócrata Mexicano, y otros más se dieron a formar el partido Alianza Social (PAS), de muy corta duración.
El arribo del PAN a la Presidencia de la República no terminó con sus divisiones, al contrario, al convertirse en partido en el poder se agudizaron las pugnas y las tensiones. Una de las más importantes fue cuando Vicente Fox integró su gabinete con funcionarios reclutados por los head-hunters, haciendo a un lado a los panistas que lo habían llevado al poder.
Otra más se dio cuando se filtró que Fox quería imponer la candidatura presidencial de su esposa Martha Sahagún. Fox reaccionó a tiempo impulsando a su secretario de Gobernación Santiago Creel, quien perdió la interna panista ante Felipe Calderón en 2005.
Calderón ganó la Presidencia en el 2006 e intentó colonizar las administraciones públicas con panistas; también el manejo del PAN, bajo el modelo que tanto habían criticado con anterioridad.
Manuel Espino Barrientos, dirigente nacional del PAN y apoyado por Fox, fue presionado para renunciar a la dirigencia del partido en 2007, tres meses antes de terminar su período. Sus diferencias con Felipe Calderón fueron siempre evidentes e insalvables.
Ya en su gobierno y sin guardar las formas, Felipe Calderón impuso como dirigentes nacionales del PAN a su contralor Germán Martínez Cázares (2007) y a su secretario particular César Nava (2009).
En 2010, Calderón enfrentó a Gustavo Madero contra su candidato Roberto Gil Zuarth por la dirigencia nacional. Ganó Madero.
En la sucesión presidencial del 2011 Calderón trató de imponer a Ernesto Cordero. Volvió a perder, porque el panismo de base le ganó con la candidatura de Josefina Vásquez Mota, que en la elección del 2012 llevó al PAN al tercer lugar de las preferencias.
Ya de salida, Calderón volvió a tratar de imponer a Ernesto Cordero, ahora como dirigente nacional del PAN contra Ricardo Anaya. Volvió a perder.
Y en la reciente elección entre Marko Cortes Miranda y Manuel Gómez Morín, Felipe Calderón votó por Gómez Morín, atacando con rudeza a la fórmula contraria. Calderón la volvió a perder.
Es en ese momento cuando anuncia su salida del PAN y la intención de formar un nuevo partido político. Primero su esposa renuncia para postularse como candidata independiente y ahora Calderón anuncia su intención de crear un nuevo partido político.
¿División en puerta otra vez en el PAN? Desde luego que sí, pero no de la magnitud que se viviera en otras épocas. A Calderón lo seguirán quienes dieron la batalla desde el Senado en la legislatura pasada, y una clientela insatisfecha por los resultados electorales de este año y hasta ahí. Lo destacable es que al PAN ya no le quedan ex presidentes de la República en sus filas. Fox también se había ido antes. Algunos, exageradamente califican ésta nueva crisis en el PAN al nivel de las que experimentaron, tanto el PRI con la salida de Cárdenas en 1988, como el PRD con la formación de Morena en 2014. No será para tanto. Ya se verá.
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