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Multiculturalismo experimento fallido

Europa está cosechando los frutos amargos de esta imposición del   multiculturalismo, como los frecuentes atentados terroristas realizados por el autodenominado Estado Islámico

Por Dr. Ballesteros

El multiculturalismo es la ideología igualitarista que promueve la coexistencia o convivencia de diferentes grupos (étnicos culturales, raciales o religiosos) en un mismo conjunto social, un país, un Estado.

También puede definirse como la ideología y práctica política que pretende articular la presencia en un mismo espacio estatal de diversas etnias (etnia = raza con cultura propia), denominadas por esta ideología “culturas”, y con reconocimiento explícito de la realidad del hecho “cultural” (étnico) en aquel estado, especialmente del hecho “cultural” de las etnias no blancas. Por ello, la palabra «multiculturalismo» puede definirse y conceptuarse como un eufemismo para multirracialismo.

El multiculturalismo tiene como propósito unificar a todas las culturas, razas y religiones, bajo las consignas utópicas de que todas son iguales y que son capaces de vivir en armonía dentro de un Estado. Esta doctrina es parte esencial del proceso de globalización cuya consecuencia es un gobierno internacional unificado o gobierno mundial.

Como si no fuera suficiente la implicación de la Unión Europea en la guerra de Rusia contra Ucrania y sus consecuencias en la falta de gas, altos costos de la electricidad, de los alimentos, la inflación y falta de empleos, todavía Europa tiene que luchar contra los problemas causados por la inmigración masiva de musulmanes de medio oriente y África.

Europa está cosechando los frutos amargos de esta imposición del   multiculturalismo, como los frecuentes atentados terroristas realizados por el autodenominado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglés). Estos alarmantes hechos han puesto de nuevo sobre la mesa el tema de fronteras abiertas, control de inmigrantes y cómo controlar el terrorismo islámico.

En el Reino Unido, desde 1948, se aprobó la Ley de Nacionalidad Británica que abrió las puertas del Reino Unido a niveles de inmigración sin precedentes, nadie podría haber adivinado que casi setenta años después el fundamentalismo islámico se habría extendido en el Reino Unido y que musulmanes nacidos en las Islas se convertirían en terroristas locales que odian la nación en la que han nacido.

La política oficial parece un paradigma de lo políticamente correcto. Los líderes religiosos musulmanes han recibido el tratamiento de embajadores de sus comunidades, la educación en la fe islámica se ha financiado desde arriba y la promoción de la identidad religiosa se ha convertido en política de Estado.

Inglaterra y Gales dejaron de tener una mayoría cristiana, mientras que el número de personas que practica el islam creció 43% en los últimos 10 años, de acuerdo con datos del censo.

Las personas que se describen como musulmanas representan ahora el 6.5% de la población de Inglaterra y Gales, es decir, 3.9 millones de personas.

Inglaterra y Gales, dos de los territorios que conforman el Reino Unido, ya no son países de mayoría cristiana. Por primera vez, menos de la mitad de sus habitantes se describen como practicantes de esta religión, de acuerdo con los datos del Censo 2021.

La información del censo revela una caída de 5.5 millones (17%) en el número de personas que se describen como cristianas y un aumento de 1.2 millones en el número de personas que dicen que son seguidoras del islam (43%), en comparación con el censo de 2011.

Lo que estamos viviendo en Europa en los últimos tiempos es una consecuencia lógica del llamado “multiculturalismo”, que no es sino la plasmación del complejo de nuestra civilización ante culturas claramente inferiores que niegan el respeto a la dignidad profunda del ser humano, que degradan a la mujer hasta límites intolerables y discriminan al infiel de forma notoria, pero cuya fuerza viene de la propia cohesión de sus componentes quienes fomentan el arraigo de sus valores y creencias.

Protesta.

La Unión Europea, quiere imponer a sus países miembros el multiculturalismo y la idea de que hay que acoger a todas las culturas y valores.

La necesidad de mano de obra barata para la industria alemana ha hecho que se establezca una política de fronteras abiertas para la inmigración africana y de medio orienta, debido a la decreciente población por envejecimiento y bajísimas tasas de nacimiento de alemanes nativos, los cuales prácticamente se están extinguiendo ya que mueren más de los que nacen. Esto debido a que las parejas ya casi no quieren tener hijos, otras causas serían los divorcios, la planificación familiar exagerada, los abortos, la promoción de la homosexualidad, etc.

Estos inmigrantes llevan ya décadas inundando a Europa, primero los turcos y ahora los que vienen huyendo de las guerras en extremo oriente. Los gobiernos de izquierda y los liberales son los que promueven esta invasión que está cambiando la faz de Europa.

Los otrora pacíficos y prósperos, pueblos y ciudades de Europa, se han convertido en un verdadero pandemónium, los europeos tienen miedo en su propio suelo, ya que estos inmigrantes musulmanes a los que se le recibió de forma generosa, no están agradecidos, sino que vienen en son de conquista, con odio profundo a la sociedad europea a la cual desprecian por ser infiel no creyente y consideran un deber divino destruirla para convertirla al islam.

A su paso, destrucción, robos, asesinatos, violaciones de mujeres y niños, quema de autos y de edificios, bombas, enfrentamientos con la policía, terrorismo; las mezquitas musulmanas, con el financiamiento de Arabia Saudita, proliferan como hongos, y sus imanes desde su tribuna incitan al odio contra la población blanca y ya claman por la creación del califato europeo y la aplicación de la Sharia como única ley cuando Europa sea de ellos. Todo esto hay que decirlo ante la complacencia y complicidad de los comisaros de la Unión Europea.

Los musulmanes se jactan de que van a conquistar a Europa con su fertilidad ya que tienen cuatro o más esposas -todas las que puedan mantener- y se reproducen como langostas, en cambio los europeos no quieren tener hijos, son   viejos y se están muriendo.

Sin embargo, ciertos países como Hungría y Polonia, están luchando para resistir la situación sin sentido a la que la Unión Europea está intentando forzarles. Por actuar así, por atreverse a cuestionar la sabiduría de esta forma de multiculturalismo, los pueblos húngaro y polaco están siendo acusados de racismo y xenofobia.

Esto es grosera y grotescamente injusto, porque su oposición no se basa en el odio a los de una raza diferente o el miedo al extranjero, sino en el deseo de preservar su propia cultura del relativismo radical de la Unión Europea y de la islamización radical que ha invadido otros países europeos, como el Reino Unido, Francia y Alemania.

Toda comunidad tiene derecho a defender su modo de vida y sus principios frente a la agresión de quienes se niegan a integrarse y quieren imponer una cultura totalitaria basada en el fanatismo religioso

Un estado verdaderamente multicultural tendría también que elaborar distintas leyes “comunitarias” dedicadas exclusivamente a la cultura a la cual se refiera. Y que esas diferencias legales no rijan para todo el conjunto social del estado soberano sino que sólo afecten a los identificados con tal o cual tendencia cultural.

Lo sano sería dejar a un lado el enorme error del multiculturalismo y las políticas de integración que han sido un fracaso.