Peligros de la contaminación electromagnética

¿Cómo nos afectan las hiperfrecuencias de los celulares, el Wifi, 4G, 5G, Bluetooth?
Por Redacción
Podría parecer ridículo criticar hoy el mundo de la electricidad porque de él depende la mayoría de nuestro progreso y bienestar.
El gran problema aparece con su explotación comercial a gran escala así como la implantación de la polémica tecnología 5G, así como la excesiva emisión de radiaciones eléctricas. Ante la gran expansión actual del mundo de la comunicación los súper equipos de la modernidad, la robótica, pero los efectos de los campos electromagnéticos como están afectando la salud.
La contaminación electromagnética (electros-smog) es la menos evidente pero se halla tanto en el exterior de todas las ciudades y pueblos como en el interior de las casas. Si contempláramos con una cámara infrarrojos veríamos como una niebla (smog) destellante que irradia de cables y aparatos. El origen de esta contaminación proviene de cables conductores, antenas emisoras, torres eléctricas, motores de fábricas, transformadores, aparatos electrodomésticos, teléfonos, televisores, computadoras etc. Todo aparato o conductor de electricidad alterna produce en el espacio que lo rodea un campo eléctrico y otro magnético, es decir una radiación electromagnética. Los campos eléctricos aparecen cuando fluye corriente eléctrica por el conductor que genera un campo magnético. Ambos parámetros producen lo que se conoce como CEM o campo electromagnético. La potencia de los campos eléctricos se mide en voltios por metro V/m= y la potencia de los campos magnéticos en amperios metro (A/m). El fluido magnético emplea también la unidad de medida tesla. Las ondas electromagnéticas oscilan en una frecuencia de hercios y se cuentan las oscilaciones por segundo. Es importante mencionar que existen dos tipos de radiaciones: Radiaciones ionizantes capaces de excitar electrones y sacarlos de la órbita de su átomo, y así provocar alteraciones en las características estructurales y funcionales de las moléculas/células. Los rayos X utilizados en estudios médicos y los rayos gama, entre otros son un ejemplo de estas consecuencias estructurales que pueden provocar graves alteraciones en los tejidos. Radiaciones no ionizantes: son ondas con menos energía por lo que no tienen la capacidad de romper los enlaces químicos ni alterar la composición electromagnética de las moléculas/células. Aun así no dejan de tener efectos, como los térmicos y otros, todavía poco conocidos como son los rayos ultravioleta, la luz visible, las ondas de microondas, las radiofrecuencias y las frecuencias extremadamente bajas (ELF: extremely low frecuency).
La frecuencia es una magnitud que mide el número de oscilaciones por unidad de tiempo de cualquier fenómeno o suceso periódico. Una onda siempre tiene una frecuencia, y se utiliza como referencia para evaluar las posibles repercusiones en la salud.
El campo magnético se detecta con un magnetómetro y se calcula dividiendo el flujo magnético del campo por metro cuadrado.
¿Cómo nos afectan las hiperfrecuencias Wifi, 4G, 5G, Bluetooth?
De acuerdo a diversas investigaciones y documentado desde el punto de vista científico. Las primeras constataciones de efectos perjudiciales de las hiperfrecuencias se remontan a la Guerra Fría. En aquella época los norteamericanos habían detectado una epidemia alarmante de enfermedades neurológicas graves, múltiples casos de cáncer y leucemias entre el personal de la embajada de EE.UU. en Moscú. El profesor de epidemiología Jonh Goldsmith fue consultado sobre este tema y descubrió la causa de este misterioso mal: esas personas se encontraban sometidos de manera crónica a unas microondas de baja potencia que procedían de dispositivos instalados por los rusos para espiar las conversaciones de los embajadores. Las hiperfrecuencias utilizadas por los rusos tenían una intensidad media comprendida entre los 1,2 y los 3 voltios por metro, un nivel más bajo que el que afecta a algunos vecinos de antenas de repetición en la actualidad.
Con el aumento progresivo de la tecnología, que lleva una creciente exposición a campos eléctricos y magnéticos de forma generalizada la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objetivo de proteger la salud de la población y ante la cada vez mayor preocupación por esta exposición, tiene en marcha desde 1996 el Proyecto Internacional CEM: Campos Electromagnéticos, para dirigir, recomendar, evaluar y fomentar las investigaciones sobre la relación entre CEM y el cuerpo humano /seres vivos/ medio ambiente, y establecer normas aceptables internacionalmente que limiten la exposición a los CEM.
Recomendaciones de la OMS: reconoce el análisis científico y las recomendaciones de la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No ionizante (ICNIRP), organización no gubernamental que elabora directrices, revisadas periódicamente sobre los límites de exposición recomendada. La corriente que puede valorar un ser humano es muy subjetiva y puede oscilar entre 10 u amperios, que darían lugar a un CCEM de 0,5 microteslas, y 0,5 miliamperios para corriente para la corriente continua. La OMS y el Consejo de Europa (Resolución 1815) recomiendan no superar los 0,6 voltios por metro manteniendo un objetivo final de 0,2 V/m. Sin embargo se observan habitualmente niveles muy superiores en gran cantidad. El Centro de Investigación e Información Independiente sobre la Radiación electromagnética ha medido unos niveles de exposición crónicos de 3 a 20 voltios por metro, incluso más altos cerca de antenas de repetición. La exposición actual de algunas poblaciones suele alcanzar niveles patógenos en varios estudios, ya sea por su proximidad a una antena o por el uso abusivo del celular (más de 3 a 4 horas diarias).
Joseph Kirschvink, profesor de biología y geología del Instituto de Tecnología de California, que quien a partir de l980 detalló cómo afectan las hiperfrecuencias al cuerpo humano. Este investigador consiguió aislar en el tejido cerebral humano un mineral altamente magnético. Presente en forma de cristales que también reciben el nombre de magnetosomas, este mineral se localiza principalmente en la parte superficial del cuerpo- la dermis, y la epidermis a la altura de la cabeza, el pecho y los brazos. Dichos magnetosomas no son exclusivos del ser humano. En el mundo animal parece que sobre todo en los cetáceos y las abejas los utilizan para ubicarse mediante resonancia con el campo magnético terrestre. Aunque el hombre no cuenta con este poder de geolocalización sigue siendo sensible a los campos electromagnéticos. Sobre todo bajo el efecto de hiperfrecuencias de baja intensidad, cerca de una antena de repetición, mientras utiliza el Wifi o un teléfono inalámbrico, los magnetosomas empiezan a vibrar, estimulando la membrana celular que los envuelve.