
Por José Jaime Atondo
Exactamente un 24 de octubre de 1981, en su primer año en Ligas Mayores, Fernando Valenzuela, doblegó en el tercer partido de la Serie Mundial a los Yankees de Nueva York y esto encaminó a su equipo, los Dodgers de Los Ángeles a coronarse campeones mundiales.
Eso fue un triunfo también para todos los mexicanos. No sólo fue por la actuación de Fernando en la Serie Mundial, sino porque además alcanzó en su primer año, el reconocimiento de ¡Novato del Año! Y también la distinción del anhelado —hasta por los más grandes— Cy Young.
El nombrado “Toro” Valenzuela fue el campeón bat de entre los pitchers de todos los equipos.
Total, todo México, todos los mexicanos, incluyendo a los de la hermana República del Sur, que creían que un jonrón era un gol atrás de la barda, estábamos felices, como lo estaban también latinos, europeos, asiáticos, pues Fernando, el nativo de Etchohuaquila, un ejido sonorense, no sólo unió razas, sino religiones, ideologías y clases.
En aquellos tiempos, en Hermosillo, quienes laborábamos para el periódico El Sonorense, luego de la muerte del líder Enguerrando Tapia Quijada, “el mejor reportero que ha parido esta tierra”, decía Ruiz Quirrín, autor de la columna Sin Pedir Audiencia, nos preparábamos para enfrentar a la parte patronal, a través de la primera huelga de un periódico en toda Latinoamérica.
Y esto sucedió. La huelga estalló.
En tanto, ya se había decidido que Hermosillo sería, por segunda ocasión, organizador de la Serie del Caribe de 1982 y cuando inició, nosotros ya estábamos en huelga, pero en ese movimiento se determinó crear un órgano informativo de huelga, mismo que llevó el nombre El Auténtico., posteriormente Primera Plana.
Total, que para la cobertura de la Serie del Caribe, se acreditó como medio a El Auténtico, con un servidor y Francisco “Chico” Félix, como fotógrafo.
Por fin la justa llegó a su inicio. Con la emoción de un chamaco de 24 años —hace 44 de ello— llegué al Estadio “Héctor Espino” desde las ocho de la mañana, con el fin de iniciar una crónica de cómo se iniciaba la organización.
Ya había mucha gente afuera. Mexicanos, venezolanos, dominicanos, puertorriqueños… Era un gran tumulto. El instinto me guio a recorrer también las partes laterales de las entradas.
En esto andaba, cuando de repente me quedé congelado. La impresión no me dejaba mover. No podía creer lo que estaba mirando… ¡Fernando Valenzuela, bajando de un hermoso coche deportivo rojo!
Era por el lado de la parte externa del dogout de Los Naranjeros. Debo confesar que hasta la fecha mi color preferido es el azul marino y ese día llevaba pantalón y camisola de ese color, curiosamente el mismo que vestían los encargados de seguridad.
Por ese lado del estadio no había tumulto de gente. Si acaso unas 30 personas, pero suficientes para rodear a Fernando al verlo, obvio para el autógrafo.
Rápidamente escondí libreta y grabadora en la chamarra. Me acerqué a Fernando, gritando: “¡Seguridad, dejen pasar por favor al Señor!”.
La “pegué” completamente, no sólo con la gente, sino con el propio “Toro” quien se dejó conducir dócilmente. En la entrada del dogout había dos policías municipales, quienes vieron la acción y de inmediato nos abrieron la puerta.
Una vez adentro, no tuve más remedio que confesarle que era reportero. Se sentó en una banca, se me quedó mirando muy serio. Se paró y me dijo: “¡Pero, mi qué cabrón!”. Y se soltó la carcajada.
Concedió la entrevista exclusiva para El Auténtico. Un órgano de difusión de un periódico que nunca dejó de hacer periodismo, ¡ni estando en huelga!
Una entrevista que dejó claro la grandeza como persona de quien tan solo 3 meses antes fue factor clave para que Dodgers de Los Ángeles, obtuviera el Campeonato de la Serie Mundial de Ligas Mayores.
Y a quien cada vez que tenía oportunidad de volver a volverlo, aunque fuera de lejos, le gritaba: ¡Fernando, soy periodista!
Volteaba riéndose y reviraba: ¡Cab….!
Fernando, hasta en la última pelota lanzada el martes, volviste a ganar, pues ese último Out reavivó aquella verdad de que los grandes no mueren, sino que viven para siempre.





DATOS
-Seis Juegos de Estrellas con la Liga Nacional
-Novato del Año en 1981
-Premio Cy Young en 1981
-Más Blanqueadas en una temporada: seis, en 1981
-Guante de Oro en 1986
-Bat de Plata en 1981, 1986 y 1989
-Más juegos ganados en Liga Nacional, en una temporada: 21 en 1986
-Líder en Liga Nacional con más juegos completos en una temporada: 11 en 1981, 20 en 1986 y 12 en 1987
-Más ponches en Juego de Estrellas al ponchar a cinco bateadores seguidos de la Liga Americana (cuatro de ellos eran cuartos bates en su equipo).
-Más aficionados metidos a los estadios de beisbol durante 10 años de carrera.