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El autoritarismo tiene fecha de caducidad: Venezuela, un espejo de esperanza

Por Mónica Calles Miramontes

La democracia siempre triunfa. Todos los gobiernos populistas y dictatoriales, al final, sucumben a los anhelos de libertad y justicia. Tarde o temprano se desploman ante lo innegable: la realidad.

El Premio Nobel que recibió María Corina Machado, en nombre de la lucha venezolana por la democracia, es un faro de esperanza para países como México, amenazado por un gobierno populista y autoritario.

Hace menos de tres décadas, la mayoría de los venezolanos también reían ante la

advertencia de la catástrofe que sería el gobierno de Hugo Chávez; pues habían sido seducidos por el populismo que, en medio de la crisis, les prometía transformación y

esperanza.

Lamentablemente, en pocos años, la realidad se impuso en Venezuela: crisis humanitaria, la mayor oleada de migración, persecución política, brutal represión, hambre y dolor.

Sin embargo, el Premio Nobel ahora les dice que la dictadura tiene sus días contados. Es esperanza para millones de venezolanos y, a la vez, una certeza para los mexicanos: los gobiernos populistas y autoritarios siempre caerán.

Desde hace siete años hay una advertencia que muchos mexicanos han minimizado: “seremos como Venezuela”. Esta advertencia no es injustificada. Durante los siete años que Morena ha gobernado, López Obrador y ahora Claudia Sheinbaum se han dedicado a seguir letra por letra el manual de las dictaduras populistas latinoamericanas.

Por resumir algunos pasos del manual tenemos: el ascenso al poder por la vía democrática, la destrucción de instituciones, la concentración del poder, el sometimiento del sistema de justicia, polarización, criminalización de los opositores, y un modelo económico que no produce riqueza, sino sometimiento y dependencia económica de la población.

No obstante, estos mismos patrones del populismo autoritario, han demostrado rápidamente que no son sostenibles, están condenados a implosionar, dejando a su paso: corrupción, colusión con el crimen organizado, endeudamiento, represión y

crisis.

México no está condenado a que el autoritarismo de Morena se consolide como una dictadura; porque nosotros todavía tenemos las últimas herramientas democráticas para rechazar este camino.

No tenemos que esperar décadas para ver las consecuencias fatales de la destrucción democrática, corrupción y polarización que Morena ha causado en siete años.

Ver que la dictadura de Maduro tiene sus días contados nos deja esperanza y certeza. La esperanza de que, en México, todavía estamos a tiempo para regresar al camino de la democracia y la libertad.

El populismo autoritario siempre caerá, y esto no es esperanza ni profecía, es una certeza. Es la certeza que nos da la historia

Web: defensaelectoral.com.mx

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