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“Ahora solo soy un peregrino en la última etapa de su peregrinaje”

«Solo soy un peregrino en la última etapa de su peregrinaje en esta tierra». Benedicto XVI se ha despedido así de los fieles que se congregaban frente al Palacio Apostólico de Castel Gandolfo y, por extensión, de todos los católicos, en su última aparición pública como papa. «Sabéis que hoy es un día distinto para mí», ha dicho. A las ocho de la tarde en punto se hará efectiva su renuncia y dejará de ser el líder de la Iglesia católica. «Gracias,  buenas noches. Gracias a todos», han sido sus últimas palabras desde el balcón de la residencia estival pontificia.

En una jornada de despedidas, el Papa ha viajado en helicóptero a Castel Gandolfo, adonde ha llegado poco antes de las cinco y media. Antes se había despedido en el Vaticano de la mayoría de cardenales que ya han llegado a la ciudad para preparar el cónclave que debe elegir a su sucesor. En un acto muy breve, el Papa ha saludado a los purpurados, ha agradecido su presencia y ha prometido obediencia «incondicional» al próximo pontífice.

En su discurso ante los cardenales a mediodía, Joseph Ratzinger ha dicho: «Seguiré estando especialmente cerca con la oración, sobre todo en los próximos días para que estéis totalmente iluminados por el Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa, que el Señor os muestre lo que él desea. Entre vosotros está el futuro Papa al que desde hoy ya le prometo mi reverencia y obediencia incondicional».

Ese ha sido el último acto propiamente dicho de un adiós que Benedicto XVI ha preparado al milímetro. Después, ha regresado a su apartamento, donde ha almorzado junto a la llamada Familia Pontificia —su secretario, monseñor Georg Gänswein y cuatro laicas consagradas— y ha preparado el viaje hacia la residencia de Castel Gandolfo, a unos 20 kilómetros de Roma. Cuando retorne, su sucesor ya habrá sido elegido y las obras del convento del Vaticano donde tiene previsto recluirse estarán concluidas.

Por la tarde, después de despedirse de los miembros de la curia y empleados vaticanos, Benedicto XVI ha viajado en helicóptero hasta la residencia estival donde pasará los próximos meses. En el corto trayecto por aire —de unos veinte minutos— Benedicto XVI ha estado acompañado por Georg Gänswein, además de su médico personal, el jefe de la Casa Pontificia y su nuevo mayordomo, el sustituto de Paolo Gabriele, destituido y procesado por el caso Vatileaks. El despegue del aparato de la Fuerza Aérea italiana que ha trasladado al Pontífice y sus acompañantes ha sido saludado por el repicar de las campanas de todas las iglesias y basílicas de Roma. En el Palacio Apostólico estival pasará las últimas horas de su papado, que comenzó en la tarde del 19 de abril de 2005, hasta que a las 20.00 se haga efectiva su renuncia.

A esa hora, la policía vaticana relevará al destacamento de la Guardia Suiza en Castel Gandolfo y se cerrarán las puertas del Palacio Apostólico del Vaticano, las únicas señales externas de que Joseph Ratzinger, de 85 años, estará dejando de ser papa en ese mismo instante. La silla de Pedro quedará vacante y la Iglesia se sumergirá en una incertidumbre extraña, desconocida desde hace siete siglos, la de esperar la llegada de su nuevo Sumo Pontífice con el anterior todavía vivo.

En estos últimos días de pontificado, ha quedado claro que el pasado día 11, cuando anunció en latín su sorprendente renuncia al papado, Benedicto había planificado muy bien su despedida. Gestos, palabras, decisiones. Una fecha, 28 de febrero de 2013, y una hora, las ocho de la tarde. Será el momento en que, junto al lago Albano, el papa alemán se quite el Anillo del Pescador, deje de calzar los zapatos rojos que representan el martirio y —según aseguró el padre Federico Lombardi— pierda su cualidad de infalible. Conservará, no obstante, otra cualidad, más terrena pero no por ello muy común. La de haber renunciado al poder cuando, “ni humana ni espiritualmente”, se consideró capaz de seguir ejerciéndolo.

Las últimas horas

11.00. Benedicto XVI se reúne con los cardenales que han llegado a Roma para el Cónclave para saludarles y despedirse de ellos.

16.30. El todavía Papa partirá en helicóptero desde el Vaticano hacia la residencia estival de Castel Gandolfo.

17.00 (aprox). El helicóptero aterrizará en Castel Gandolfo, donde Benedicto XVI se dirigirá al público con sus últimas palabras como Pontífice.

20.00. Se hará efectiva la renuncia y Benedicto XVI dejará de ser Papa y pasará a ser papa emérito, y la sede de Pedro quedará vacante.

EL PAÍS

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