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Así puedes administrar mejor tu tiempo

“El talento se educa en la calma y el carácter en la tempestad”

Por Redacción

En la actualidad estamos viviendo diariamente situaciones o circunstancias que a priori son valoradas como negativas o adversas, estamos conscientes que en muchas de estas problemáticas están fuera de nuestro control como la crisis económica que está a la orden del día, el aumento a la canasta básica, el alto incremento a la energía eléctrica, el agua, etc.

Es muy importante que seamos prácticos porque está claro que muchas personas pierden un vuelo y que desafortunadamente justo después del despegue se estrella o muchas personas compran un billete de lotería y obvio no a todos les el premio mayor y es cuando nos preguntamos. ¿Dónde reside pues la sabiduría del refrán popular que insiste en el hecho de que no hay mal que por bien no venga?

Probablemente la clave radique en la propia mirada. Hay personas que han desarrollado la capacidad de ver la parte luminosa y positiva de las situaciones felices, las adversas y las neutras. El refrán no hay mal que por bien no venga y al mal tiempo buena cara son un canto de esperanza, una incitación a aguzar esa mirada positiva porque ella es, justamente, la que otorga la fuerza para adaptarse mejor a los reveses de la vida, gestionar la frustración con creatividad y enfrentar  con entereza los acontecimientos más dolorosos que a todos nos ha tocado vivir, y si nos comparamos con otros países que tienen mayores sufrimientos dentro de todo lo negativo aún tenemos la libertad de decidir qué proyecto de vida queremos tener, quizás con mayores problemáticas para lograr los objetivos pero aun nos damos el lujo de disfrutar nuestros días patrios, día de muertos,  las fiestas decembrinas etc.-

No debemos olvidar que ‘todo acontecimiento conlleva algún beneficio para cada uno, basta con que lo busquemos’ recordemos a Epicteto, un filósofo griego que fue esclavo durante gran parte de su vida en Roma. Ningún efecto está garantizado ni los buenos ni los malos tiempos  no podemos controlar aquello que nos sucede pero si nuestra actitud ante ello. Centrarse en lo que se puede hacer y enfocar la percepción en lo positivo hace surgir los propios recursos de un modo que acaba dando un resultado más útil. Como decía Epicteto, todas las cosas tienen dos asas: una con la que se pueden llevar, otra con la que no.

No olvidemos que todos los acontecimientos en sí mismo son neutros. Cuando contrarían las propias expectativas  suelen etiquetarse como “malas o incluso como peores” si la brecha de lo que se espera y la realidad resulta excesiva. Sucede así tanto en los reveses y las dificultades cotidianas como con las situaciones más traumáticas aunque, desde luego estas últimas nos afectan de una manera más brutal y sin duda son mucho más difíciles de manejar.

Pero sea cual sea la intensidad de la circunstancia adversa, toda dificultad nos pone a prueba, obliga a ser creativo, agudizar los sentidos, a  volver la mirada hacia dentro en busca de los propios recursos y de las habilidades escondidas unas veces para sentirse mejor, y otras simplemente para sobrevivir, lo único que no podemos remediar es la muerte y debemos aprender que ese paso es para todos los seres vivientes desde las plantas, animales, y todo lo que nos rodea.

En una ocasión el psicólogo Carl Jung felicitó a un amigo que se había quedado sin trabajo y sufría además un desengaño sentimental. Tras esa enhorabuena, Jung le explicó que gracias a eso podría dedicarse a su desarrollo personal, algo que tal vez no habría hecho si todo en su vida rodase a la perfección.

Esto nos invita a reflexionar sobre la paradoja de que el sufrimiento aliente el aprendizaje y el crecimiento.

En todas las situaciones adversas que vivimos los seres humanos nunca debemos olvidar la: GRATITUD QUE ES UN SALVOCONDUCTO.

La gratitud ayuda a apreciar la belleza los aspectos positivos de cualquier circunstancia; permite aprender y crecer con la adversidad. Nada puede lograrse sin la participación directa o indirecta de otras personas. Pensar en ello nos hace más humildes, lo que permite aprender más y suavizar la pena.

Es útil esforzarse en hallar tres cosas positivas de cada situación inesperada o negativa.

-La queja no ayuda: lo que ha acontecido ya no puede evitarse. Es mejor preguntarse qué puede hacer uno para resolverlo o para convivir con ello.

-No hay que dejar pasar la oportunidad de agradecer la ayuda o el afecto recibido. Cuando nos sea posible expresárselo a los demás, se puede hacer, al menos internamente, pero nunca dejar pasar por alto el dar las gracias.

Las frases célebres siempre nos hacen pensar un poco como escribió: Johann Wolfgang von Goethe, que intentó reflejar la armonía entre razón y sentimiento, entre hombre y naturaleza, hizo de él no sólo el más célebre escritor alemán de todos los tiempos sino una de las más geniales e influyentes figuras de la literatura universal.

“EL TALENTO SE EDUCA EN LA CALMA Y EL CARÁCTER EN LA TEMPESTAD”

Por lo tanto no debemos olvidar que todos poseemos recursos para sacar lo mejor cuando las cosas se tuercen o defraudan nuestras expectativas. HASTA LA PRÓXIMA. BUENA SUERTE Y MUCHA SALUD.