Análisis del Informe de Riesgos Globales 2024

Contextualiza su análisis a través de cuatro fuerzas estructurales: cambio climático, bifurcación demográfica, aceleración tecnológica y cambios geoestratégicos
Por Guillermo Moreno Ríos
El Informe de Riesgos Globales 2024, presentado por el Foro Económico Mundial, arroja luz sobre los desafíos fundamentales que la humanidad enfrentará en la próxima década. Este análisis, basado en la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales, que recopila las opiniones de casi 1,500 expertos de todo el mundo, proporciona una valiosa herramienta para entender las amenazas actuales y emergentes, así como para planificar respuestas efectivas.
El informe destaca eventos del año 2023 que capturaron la atención mundial, desde conflictos hasta condiciones climáticas extremas, subrayando la importancia de abordar estos problemas de manera efectiva. Aunque se evitó en gran medida la desestabilización global, la perspectiva a largo plazo sugiere un futuro desafiante, con más del 50% de los encuestados anticipando cierta inestabilidad en los próximos dos años y casi dos tercios siendo aún más pesimistas a lo largo de la próxima década.
El informe contextualiza su análisis a través de cuatro fuerzas estructurales: cambio climático, bifurcación demográfica, aceleración tecnológica y cambios geoestratégicos. Estas fuerzas, en constante evolución, añaden una capa adicional de incertidumbre y volatilidad al panorama global, afectando la capacidad de las sociedades para adaptarse a los riesgos cambiantes.
En el ámbito ambiental, el informe destaca la amenaza inminente de alcanzar el «punto de no retorno». Dos tercios de los encuestados identifican el clima extremo como el riesgo más probable en 2024 (como lo vimos en Acapulco), indicando la persistencia de la fase de calentamiento del ciclo El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Sin embargo, la urgencia percibida de la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas varía según la edad de los encuestados, revelando discrepancias en la percepción de la gravedad de los riesgos ambientales.
La polarización social, junto con los riesgos tecnológicos sin control, se posiciona como uno de los principales desafíos tanto a corto como a largo plazo. La desinformación emerge como un riesgo global, con actores extranjeros y nacionales aprovechando la manipulación de la verdad para ampliar divisiones sociales y políticas. Con elecciones importantes en el horizonte, el uso generalizado de la desinformación amenaza la legitimidad de los gobiernos recién elegidos y puede dar lugar a conflictos y agitación social.
Las tensiones económicas, la incertidumbre y la crisis del costo de vida son preocupaciones crecientes. Aunque se vislumbra un «aterrizaje más suave» a corto plazo, las presiones de precios, las altas tasas de interés y la incertidumbre económica podrían afectar gravemente a los países vulnerables. La convergencia de avances tecnológicos y dinámicas geopolíticas puede crear un nuevo conjunto de ganadores y perdedores, exacerbando las brechas entre países desarrollados y en desarrollo.
El informe advierte sobre el riesgo de superar un «punto de inflexión climática» en la próxima década, lo que podría desencadenar cambios irreversibles. La internacionalización de conflictos y el aumento de tensiones geopolíticas sugieren un cambio en el equilibrio de influencia en los asuntos globales, con la posibilidad de un orden multipolar o fragmentado.
A pesar de estos desafíos, el informe destaca oportunidades para abordar los riesgos globales. La cooperación a nivel local e internacional, tanto individual como colaborativa, puede reducir significativamente el impacto de los riesgos. Estrategias localizadas, inversión en investigación y desarrollo, y acciones colectivas pueden ser clave para mitigar las amenazas y construir un mundo más seguro.
En conclusión, se ofrece una visión detallada de los desafíos venideros. Aunque el panorama global se presenta sombrío, la identificación de oportunidades sugiere que, incluso en un mundo fragmentado, la colaboración y la toma de decisiones efectivas pueden allanar el camino hacia un futuro más resiliente.
La próxima década será crucial para poner a prueba nuestra capacidad de adaptación y colaboración en medio de la complejidad y la incertidumbre. Es fundamental abordar y enfrentar estos desafíos, cuidando de no exagerar ni comprometer los valores fundamentales, la ética profesional y los derechos humanos, principalmente la vida humana.