Autoridades reconocen sitios sagrados de etnia tohono o’odham

A la riqueza natural de la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, se suma que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reconoció los sitios sagrados de la etnia tohono o’odham en la zona.
El 10 de agosto pasado, dicho instituto entregó un peritaje antropológico a la etnia mejor conocida como pápagos, en torno a la protección de las salinas y sitios sagrados en Bahía de Adair, Sonora.
La historia de protección a este sitio tiene historia, pues la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) informó que el gobierno federal decretó la zona protegida el 10 de junio de 1993 en una superficie de 714 mil 556 hectáreas.
La cual forma parte de la red de reservas del Programa sobre El Hombre y la Biosfera (MAB, por sus siglas en inglés) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), desde el 25 de octubre de 1995.
Personal de Conanp citó que en el área se pueden encontrar más de 540 especies de plantas vasculares, 40 especies de mamíferos, 200 de aves, 40 de reptiles, además de encontrar también anfibios y peces de agua dulce.
Aparentemente desolada, la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar es un vasto acervo de vestigios arqueológicos que se remontan a más de 20 mil años atrás, indicó.
Es un sitio cultural importante para los Tohono O’odham (etnia del norte de Sonora y sur de Arizona mejor conocida como pápagos) quienes consideran que el origen de su creación se dio en el Pico Pinacate y donde aún realizan ceremonias sagradas.
Reseñó que es posible que dicha creencia se deba a las características geográficas propias de la región, donde se encuentra un espectacular escudo volcánico, flujos de lava fundida, conos cineríticos y los impresionantes cráteres gigantes tipo Maar.
Además, la región está marcada por una relativamente reciente actividad volcánica que la ha convertido en un laboratorio de geología a cielo abierto, lo que provoca el interés de investigadores, naturalistas y turistas de todo el mundo.
En julio pasado, el INAH entregó a autoridades tradicionales y representantes de la nación indígena Tohono o’odham, el peritaje antropológico en torno a la protección de las salinas y sitios sagrados de la etnia en Bahía de Adair, Sonora.
El documento, titulado “La peregrinación por la sal en el universo simbólico de la Nación o’odham de México y Estados Unidos”, fue elaborado a solicitud de las autoridades tradicionales tohono o’odham.
La delegación del INAH en Sonora dijo que los pueblos originarios demandan la protección de sus derechos culturales sobre este sitio sagrado para ellos, frente al proyecto de explotación de la salina La Borrascosa, en el poblado Golfo de Santa Clara.
La petición se presentó de manera oficial a la Presidencia de la República y a la Secretaría de Cultura, quienes designaron por competencia al INAH y a su representación en Sonora, para la elaboración del documento.
La elaboración del documento fue coordinada por el antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny, del Centro INAH Sonora, bajo la asesoría de Francisco López Bárcenas, director de Capacitación, Vinculación y Extensión Académica de la Coordinación Nacional de Antropología del INAH.
La entrega del peritaje se llevó al cabo el jueves 10 de agosto a través de una reunión entre representantes y miembros de la etnia o’odham en Sonora, Alicia Chuhuahua, Julián Rivas, y en Arizona, Verlon M. Jose, con personal del INAH.
El encuentro del INAH con la etnia o’odham fue en tres lenguas o’odham, español e inglés, en el auditorio del Museo Schuk Toak de la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar. En la frontera entre ambos países, esta nación indígena comparte un rico patrimonio arqueológico, histórico, cultural y natural, al ser el entorno de vital importancia para sus tradiciones.
Entre esas costumbres destacan diversas ritualidades como la ruta y la peregrinación a las salinas, ceremonia que se realiza en un recorrido de más de 300 millas a través de El Pinacate, donde los pozos de agua y tinajas son esenciales para concluir el trayecto sagrado.
Integrantes de la etnia o’odham han manifestado su rechazo al proyecto privado para efectuar la explotación de sal en una superficie de 66 hectáreas, parte de su territorio sagrado y que se encuentra en la zona de amortiguamiento.
Dicha zona de amortiguamiento está entre la Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, y la Reserva de la Biósfera de El Pinacate y Gran Desierto de Altar, esta última reconocida por la Unesco como Patrimonio Mundial.
El INAH, con base a las disposiciones que establece la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y su Ley Orgánica desarrolló el peritaje antropológico. “El cual representa un estudio científico y un instrumento jurídico de defensa de los derechos culturales de pueblos indígenas”, afirmó la instancia.
El director del Centro INAH Sonora, José Luis Perea, destacó que las recomendaciones están ligadas a un documento científico que ahora se pone en manos de las autoridades tradicionales para que éstas le den el rumbo que mejor consideren.
Dijo que es un deber como profesionales y como institución encargada de la investigación, conservación y difusión de la memoria de los pueblos originarios del país.
La entrega del peritaje permite reconocer ese pasado tan rico e importante de la nación o’odham en toda la región, patrimonio con huellas arqueológicas de diferentes periodos pero también un patrimonio vivo representado por la lengua, cosmovisión y tradiciones, indicó.
Por su parte, en un artículo de la revista digital Portales, el investigador de El Colegio de Sonora, Eric García Cárdenas, afirmó que El Pinacate es, sin duda, uno de los lugares más espectaculares del mundo y joya del desierto de Sonora.
“Se ubica en la parte noroeste del estado, a sólo media hora del centro turístico de Puerto Peñasco. La visita a este impresionante lugar se realiza a través de un camino no asfaltado de 73 kilómetros”, reseñó.
Además de los cráteres originados por la actividad volcánica, en el Pinacate se aprecia la riqueza natural del desierto de Sonora, así como los restos de los antiguos pueblos que han habitado la región en los últimos 12 mil años.
Los habitantes originarios tohono o`odham consideran al Pinacate como el origen de sus divinidades y del universo, expresó. “El Pinacate, además, cuenta con unas 96 mil hectáreas cuyo suelo es parecido al de la Luna”, describió, debido a ello, a finales de los años sesenta la NASA utilizó esta reserva natural para hacer ensayos del proyecto Apolo al simular el arribo al satélite natural.
Al ser una de las zonas más inaccesibles de México, permaneció durante muchos años desconectado del país y fueron los estadunidenses quienes construyeron la carretera de Sonoyta a Puerto Peñasco.
Dicha ruta atraviesa El Pinacate, pues durante la Segunda Guerra Mundial preveían un posible ataque de los japoneses a través del mar de Cortés y requerían de un camino para poder movilizar sus tropas a través del desierto mexicano, recordó el investigador.
En la actualidad el Pinacate es uno de los puntos obligados a conocer en Sonora, es un atractivo turístico para aquellos que gustan apreciar de la belleza de la naturaleza con respeto y admiración.
Sus impresionantes formaciones sorprenden a visitantes de todas partes del planeta, además de que el centro de visitantes Schuck Toak realiza una gran labor educativa para difundir la importancia de contar con un sitio patrimonio de la humanidad en suelo sonorense.
En la actualidad es posible hacer la visita en automóvil o camioneta, pues el camino se mantiene en muy buen estado.
Sin embargo, aclaró que no hay transporte público que llegue a la reserva de la biosfera ya que se encuentra en una región poco habitada del territorio nacional, lo cual es también parte de su encanto.
Notimex