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¿Benito Juárez, héroe o traidor?

Las traiciones de Juárez están perfectamente documentadas en los tratados que concertó no sólo con los Estados Unidos, sino también con Inglaterra, con Francia y con España
Las traiciones de Juárez están perfectamente documentadas en los tratados que concertó no sólo con los Estados Unidos, sino también con Inglaterra, con Francia y con España

Las traiciones de Juárez están perfectamente documentadas en los tratados que concertó no sólo con los Estados Unidos, sino también con Inglaterra, con Francia y con España

 

Por Dr. Jorge Ballesteros

Este 18 de marzo, se conmemora un año más del nacimiento de Benito Juárez. Se suspenden las clases escolares en todas las escuelas y no se labora hoy, se considera un día nacional; la masonería esta de manteles largos, festejando a uno de sus más notables servidores y es la que se ha dedicado a convertirlo en un mito, falseando la historia de México, como la ha venido haciendo desde siempre, al crear héroes de los traidores y villanos de los verdaderos patriotas.

Benito Juárez siempre ha sido la vaca sagrada del oficialismo en México, desde los libros de texto en las primarias en que se le pinta como El “Benemérito de las américas” y se les dice a los niños que fue el defensor de la soberanía nacional, un gran hombre que redacto las Leyes de Reforma, un demócrata, lucho a favor de la igualdad y de los derechos humanos, etc., etc.

Se ha convertido a Juárez en una deidad, un indio zapoteca de pura raza, que de ser un indio cerrado se convirtió en un hombre de letras, por lo que recorrió toda la escala burocrática hasta llegar a ser presidente de la República.

Lo que no se dice es que de ser Juárez un indio bárbaro y analfabeta, la iglesia católica lo elevó a persona civilizada, por la gran caridad de la iglesia, Juárez aprendió a habar español, traducir el latín conocer la literatura, la filosofía, la teología; a aprender a usar zapatos, a vestirse bien; a comer a la mesa con cubiertos en vez de hacerlo a cuclillas y con los dedos.

Se cuenta que Juárez era de una inteligencia superior. Juárez era mediocre intelectual y culturalmente confiesa Cerecero, citado por Justo Sierra. Como político jamás fue orador siquiera mediano. No hablaba, no reía y hasta escribía con cierta dificultad.

Los masones han tratado de crear la imagen de un Juárez siempre irritado por los abusos del clero, sin embargo, desde que Juárez escaló los primeros puestos burocráticos hasta antes de ser presidente de la república, Juárez manifestó siempre ser un católico práctico. Asistía públicamente a procesiones con los brazos en cruz y musitando oraciones tras el Santísimo sacramento, etc. Fue después de su viaje a Nueva Orleans, donde la masonería le lavó el cerebro y le convirtió en anticristiano.

Juárez se había iniciado en la masonería desde 1827, cuando era estudiante de leyes en Oaxaca: en la época de Poinsett fue yorkino y después tuvo el grado noveno en el Rito Nacional Mexicano, o sea el 33 en el Rito Escocés.

Fue tan fiel servidor de la causa masónica internacional que en todos los ritos se le venera como símbolo sagrado. La “Enciclopedia de la Francmasonería” (pág. 812) dice que Juárez sacudió de sus pies el polvo del catolicismo, dogmas e injusticias, y se hizo miembro y posteriormente Gran Maestro de la institución masónica.

A Juárez se le considera el autor de las Leyes de Reforma. Ni Juárez ni nadie de los juaristas inventó esas leyes. Estas leyes le fueron dadas a Valentín Gómez Farías para que las aplicara en México, en “La Junta Anfictiónica” de Nueva Orleans (logia masónica), desde septiembre de 1835. A Juárez le tocó aplicar esas leyes de reforma por pura casualidad.

Se exalta a Benito Juárez por su incorruptible patriotismo. Otra gran mentira de este nefasto personaje, que si algo lo caracterizó fue precisamente su falta de patriotismo y el ser un títere de la masonería, obedecer ciegamente lo que se le mandara hacer. Las traiciones de Juárez están perfectamente documentadas en los tratados que concertó no sólo con los Estados Unidos, sino también con Inglaterra, con Francia y con España.

 

Convenio Dunlop-Ocampo, firmado en 1858

 “Reconoció Juárez en 1858 elevar al rango de deuda convencionada, exigible por las armas y por conquista los … 62,000,000 de pesos de la deuda contraída en Londres, capital y réditos, (El verdadero Juárez, Editora Nacional, S.A. México, D.F. 1957, Cap. IV, pág., 76).

Concedió Juárez contra el derecho de gentes, y la equidad, pasar por el reconocimiento de la elevación injustificada del redito de la convención inglesa del 3 al 6% anual, otorgado por el gobierno de Zuloaga para comprar al diplomático Otway y el reconocimiento de Inglaterra (obra citada).

“… Juárez reconoció todo lo que había reconocido a Inglaterra en el tratado Wyke-Zamacona, más el derecho de los ingleses de ocupar nuestros puertos y manejar nuestras aduanas, caso de que no hiciera el gobierno mejicano con puntualidad sus pagos”

En su libro, Francisco Bulnes, “El verdadero Juárez” habla sobre el Tratado Zarco-Saligni, en el cual Juárez reconoció la legitimidad del negocio Jecker y ofreció pagar sesenta por ciento más de la cantidad que efectivamente desembolsó Jecker, más lo réditos calculándose al 12%, reconoció también los préstamos por conducta de Guadalajara por Márquez y las indemnizaciones por expulsión de extranjeros. Insensible a todo lo que significa arruinar a su patria.

 

Tratado Mc. Lane-Ocampo

 

Se firmó el 15 de diciembre de 1859 entre Estados Unidos y el gobierno liberal masónico de Benito Juárez, que en resumen decía:

1.- Baja California pasaría a depender de Estados Unidos. Luego se fijaría su indemnización.

2.- Derechos de transito comercial y militar a los norteamericanos, del El Paso, Texas a Guaymas; de algún punto del Río Grande a Mazatlán, con guarniciones mexicanas o americanas; derecho de vía perpetua a través del Istmo de Tehuantepec.

3.- Una parte de los fondos por indemnizaciones quedaría como abono de la deuda de México.

4.- Se ratificaba todo el convenio por el cual Santa Anna había entregado el territorio mexicano de la Mesilla.

Se observó aquí que los rasgos censurables de la política exterior de la Casa Blanca no eran obra del pueblo norteamericano sino de altos e influyentes círculos masones y plutocráticos judíos. En la sesión secreta del 31 de mayo los senadores judíos-americanos Simons y Benjamín hablaron a favor del tratado Mc Lane-Ocampo, y los senadores Wigfall, Hammond y Seward se opusieron a que se aprobara y también el malestar de la guerra de secesión entre el norte y el sur provocaron que se rechazara este tratado como indigno de que se aprobara. Salvando estas circunstancias a los mexicanos de la traición de Juárez y de la masonería.

Por otra parte, simultáneamente con las reformas religiosas que Juárez decretaba en Veracruz, la masonería llevaba dos años propiciando la difusión del protestantismo. Melchor Ocampo había escrito (agosto 2 de 1858) a Santos Degollado que para derribar el clero era necesario “ir formando un clero protestante”, y en 1859 hubo gestiones para que el Clero mexicano se separara de Roma; llegó a planearse que el primer Pontífice de la Iglesia mexicana fuera el señor Padío, antiguo cura de Sotuta, Yuc. Estaba claro que la masonería quería construir una iglesia anglicana mexicana que dependiera de Juárez.

Benito Juárez estuvo 13 años en el poder causando malestar político entre lerdistas y porfiristas, el partido liberal estaba dividiéndose profundamente hasta que Juárez muere súbitamente, hubo rumores de que murió envenenado. La masonería se apresuró a declararlo héroe nacional, “El Benemérito de las américas”

Es difícil en un artículo abordar tanta información de este periodo de la historia nacional. Si alguien quiere profundizar más les recomiendo dos libros que tratan de este tema ampliamente y son: “El verdadero Juárez” de Don Francisco Bulnes, un liberal y Jacobino, pero buen escritor y el de Don Celerino Salmerón “Las grandes traiciones de Juárez”, este último lo pueden descargar de internet.