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Capilla del Carmen en Hermosillo: Casi 200 años de historia

Por Gerardo Moreno

El 16 de julio se celebra la aparición de la Virgen del Carmen en Israel, y toda la devoción que por siglos se ha generado en la fe católica. Pero en Hermosillo se tiene un tempo dedicado a ella desde hace 187 años y que actualmente sigue en pie y funcionando, se trata de la Capilla del Carmen ubicada en la Calle Jesús García y no Relección.

Ignacio Lagarda Lagarda, Cronista de la Ciudad de Hermosillo, platicó que la capilla fue construida a iniciativa de Don Pascual Iñigo, proyecto que comenzó en 1836 y tardó menos de cinco años en terminar, aquí el texto íntegro:

La edificación y dotación de la Iglesia del Carmen ubicada en la Calle de Jesús García (que a su vez cierra la antigua Avenida del Carmen que hoy se llama “No Reelección”) en la primera mitad del siglo pasado, se debió a la filantropía y celo religioso de Don Pascual Iñigo, ilustre sonorense nativo de San Miguel de Horcasitas y socio de la casa comercial de Manuel Iñigo y Compañía.

El Señor Iñigo, desde el Puerto de San Fernando de Guaymas elevó una solicitud al Gobernador de la Mitra de Sonora y Sinaloa, Pbro. Juan Ignacio Quirós y Mora el día cinco de noviembre de 1836, para que se le permitiera edificar por cuenta propia una Capilla en la Ciudad de Hermosillo, la cual sería dedicada a Nuestra Señora del Carmen.

Ofrecía levantarla anexa a la casa habitación que poseía en la misma población, dotarla oportunamente de vasos sagrados, paramentos y demás objetos indispensables para que se pudieran verificar los actos del culto y dejar una puerta de acceso al público a fin de que todos los vecinos que así lo desearen tuvieran facilidades para asistir allí a cumplir con sus deberes religiosos.

El Cura, Párroco de la Ciudad o cualquiera de los Sacerdotes auxiliares, quedarían autorizados para celebrar el Santo Sacrifico de la Misa y los demás actos del culto que tuvieran por conveniente sin ceñirse a considerar el expresado templo como una Capilla de propiedad particular.

El Gobernador de la Mitra dictó auto el cuatro de diciembre siguiente disponiendo que el Cura Párroco de la Ciudad de Hermosillo, Pbro. Juan Francisco Escalante, fundara dictamen sobre la solicitud presentada.

Este fue favorable a la petición, expresando que el lugar señalado por el señor Iñigo era el más indicado para el objeto propuesto y, en su vista, el Pbro. Quirós y Mora expidió la licencia respectiva con fecha 18 de enero de 1837 bajo la condición de que la Capilla debería quedar sujeta a la jurisdicción ordinaria del Párroco de la Capital, y que el solicitante tenía la obligación de cuidarla, conservarla y repararla.

Una vez que se hubieron cumplido las formalidades anteriores, Don Pascual Iñigo procedió a construir la obra material a sus expensas y logró ver realizados sus propósitos en un plazo menor de cinco años.

Terminada la construcción de la Capilla, y dotada de los vasos sagrados, paramentos y demás objetos indispensables para los oficios divinos, el Excelentísimo Sr. Dr. Don Lázaro de la Garza y Ballesteros, Séptimo Obispo de Sonora y Sinaloa, expidió despacho autorizando al Padre Escalante para que procediera a bendecirla. Este acto tuvo verificativo el día 15 de febrero de 1842 presidido por el Padre Escalante como Cura Párroco de Hermosillo y asistido por los Padres José Antonio Félix de Castro, Cura Doctrinero del Pueblo de Seris; León Holguín del Pueblo de Mátape (Villa Pesqueira) y Manuel Marín Encinas, Cura Párroco de la Ciudad de Ures.

Figuraron como Padrinos de la bendición de la Capilla del Carmen los señores Manuel de Iñigo, Joaquín de Astiazarán y Francisco de Islas. Al día siguiente fue colocada en el Altar Mayor una imagen de la Virgen del Carmen y se celebró otra misa solemne y se tomó el acuerdo entre el benefactor, Cura Párroco y Sacerdotes asistentes a la ceremonia de bendición e inauguración, de verificar una procesión anual el día 16 de julio, fecha en que la Iglesia Católica Apostólica Romana venera a la patrona del ese templo.

Por su parte el señor Iñigo organizó una recepción de carácter particular en su casa habitación a la que asistieron sus parientes y familias con él relacionadas habiéndose registrado el mayor orden y circunspección en todos los actos verificados con este motivo.

En la época presente, la Capilla del Carmen está considerada como un templo de culto público. Como detalle curioso, en 1906 el nuevo dueño de la casa de los Iñigo. Don Alfonso Echeverría, creyó también de su propiedad la iglesia, la cual cercó impidiendo la entrada.

Su acción provocó que el Juez de Barrio Don Pedro Munguía trajera varios presos provistos de hacha, que en un momento hicieron pedazos el cerco. Posteriormente sobre la década de 1900-1910 se le agregó la nave central con su torre y a finales de esa década se le agregó los anexos laterales, posteriormente durante la persecución religiosa de los años 30 del siglo pasado fue usada por el gobierno como edificio público regresando a su actividad eclesiástica en los 40s.

Adquirió la categoría de parroquia desde el 16 de julio de 1970. Su primer rector fue el Padre Ignacio de la Torre. La Capilla del Carmen está localizada al pie del Cerro de la Campana lado Noroeste y su acceso es por las calles Jesús García o No Reelección.

Cuidar los edificios históricos

El Cronista de la ciudad aclaró que es importante cuidar nuestros edificios históricos porque representa la cultura de nuestro pasado Hermosillense, reflejan nuestra forma de construir, de vivir, nuestra economía, etcétera, por lo que nos sirven de referencia en todos los sentidos, de ahí la importancia de conservarlos.

“En los edificios antiguos e históricos está grabada nuestra forma de vida social, política, económica, cultural, arquitectónica y humanística de nuestro pasado, es decir, de nuestro presente, por eso debemos observarlos, leerlos y conservarlos, para poder usarlos para visualizar un futuro mejor”.

Para muestra esta que los edificios actuales que e tienen en Hermosillo y el mundo solo les serán utilizas a las personas de la siguiente generación, así como la Capilla del Carmen que construyó Don Pascual Iñigo hace casi 200 años, nos es útil a nosotros ahora.