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“Ciudad de los Niños” una obra bendecida

(Segunda Parte)

“Primera Plana” recorre este centro de asistencia social ubicado en la colonia Nuevo Hermosillo y conoce desde dentro cómo opera y sus necesidades; a 37 años, la institución representa un reto que requiere ayuda de todos

Por Gabriel Rigo Gutiérrez y Miguel Gálvez

El aroma a tierra mojada nos recibió esa mañana. Discretas gotitas de agua perlaban las verdes hojas de las plantas. El suelo parecía peinado a punta de escoba. Nada de basura alrededor. Caminamos al final del andador, donde el último departamento, una casa modesta. De la ventana asomaron dos pequeñas cabecitas, que pronto desaparecieron. “¡Mamá, ya llegaron!”, se escuchó gritar a lo lejos una voz emocionada.

Mamá Lupita comparte su experiencia ayudando a niños.

—¡Hola, buenos días, bienvenidos! Soy mamá Lupita”, dijo con una tierna sonrisa que hizo sus ojos chiquitos. “Voy por unas sillas para sentarnos”, dijo la mujer. A su regreso dos niñas le acompañaban, una a cada lado, “vayan adentro, ahorita voy”, les dijo, y las pequeñas desaparecieron.

María Guadalupe González, es mamá sustituta en la Ciudad de los Niños. Tiene bajo su tutela a cinco niños, más su hija.

—¿Cuál es su cargo en Ciudad de Los Niños?, preguntamos casi como por rutina, sin esperar una respuesta tan sencilla y profunda.

—Mi cargo es ayudar a la gente, ayudar a los niños como me han ayudado a mí. Me gusta ayudar.

Lupita llegó a Hermosillo de Michoacán hace aproximadamente 8 años. A ella —como suele ocurrir en todos los casos— fue remitida a este albergue por parte de la Procuraduría de la Defensa del Menor. Ella fue víctima de abusos en el albergue de terror de “La Gran Familia”, que dirigió la fallecida Rosa del Carmen Verduzco “Mamá Rosa” y donde tenían hacinados a cerca de 500 personas, entre menores y mujeres.

Platicó que llevó un lento proceso de recuperación. Reconoció que estuvo un poco enferma de depresión, sin embargo la ayuda y orientación del Dr. Jorge Pesqueira, acudió al hospital psiquiátrico, algo que fue clave para reiniciar su vida.

“Gracias a Dios ya estoy bien, y otra vez caí aquí de nuevo, porque pedí ayuda y gracias a la directora, me abrieron otra vez de nuevo las puertas para estar aquí de nuevo con ellos —con los niños—”.

—¿Qué es lo que más le gusta de ser mamá sustituta?

—Lo que más me gusta es estar aquí, es ver a los niños como ríen, darles amor, darles cariño, mucho amor, es lo que más me gusta.

Sin dudar, Lupita recuerda que todos fuimos niños, necesitábamos cariño y amor, y los que se encuentran en la Ciudad de Los Niños, también merecen tener ese amor.

Bajo su tutela, vigila que los niños sigan las clases en línea, que hagan su tarea, por las tardes, ya que baja el calor, les da oportunidad que salgan a jugar, ella también sale a caminar y a jugar con ellos, conviven con la gente de colonia. Les prepara comida y siempre mantiene la mirada en ellos.

Un niño de unos diez años se acerca tímidamente y le dice algo en voz baja, a lo que ella le responde: “sí mi niño, pero vienes pronto”.

Alguien los ayuda en todo momento

Justo en el Centro de la Ciudad de los niños está el Kisoco y a un costado se encuentra la capilla dedicada a Santo Niño de Jesús de Praga. Ahí los sábados con ayuda de diez catequistas, la señora Consuelo Gutiérrez imparte catecismo y celebran misa para agradecer a Dios.

La señora Consuelo enseña a los niños el amor a Dios.
3.- Sergio Botello, es bibliotecario y siempre dispuesto a atender.

La importancia de brindar esta ayuda espiritual se debe a que la mayoría de los infantes que llegan atraviesan procesos duros y dolorosos, así que al enseñarles esa parte espiritual sienten un apoyo extra, una ayuda que viene del Cielo, lo cual observan que les ayuda. “Cambia mucho su forma de ser, su comportamiento, se les nota el cambio a los niños”, dijo la coordinadora de la catequesis.

Al centro de catecismo llegan también vecinos de la Colonia, antes de la pandemia tenían alrededor de 200 niños, pero ahora son cerca de 50. Regularmente atienden desde kínder hasta jovencitos de secundaria.

Con los años, la capilla ha sufrido un poco de deterioro, confiesa Consuelo, por ejemplo, ya requiere reparaciones el techo, en especial sustituir unas vigas.

Enseñan amor por los Libros

Seguimos caminando y nos encontramos con un oasis de libros, la biblioteca que conserva con dedicación Sergio Botello.

Esta biblioteca se instaló aquí en común acuerdo con el ISSSTE. Ciudad de los Niños presta en comodato las instalaciones y la institución de Salud pone los libros.

“A mí me tocó instalarla desde el inicio en 1995 y comenzamos a atender a los niños de aquí, pero se comenzó a correr la voz y fueron llegando los vecinos. Aunque está biblioteca es de Ciudad de Los Niños, de alguna manera también es pública porque atiende a las áreas alrededor”, comenta el bibliotecario.

Mientras nos da un rápido recorrido entre los estantes de libros, nos platica que los infantes gustan de venir a pasar las tardes haciendo tarea o dibujando, les encanta dibujar, principalmente tratan de recrear una pintura de un unicornio.

“Siento que los niños puedes cambiarlos, porque ellos son como esponjas, y veo que aquí hay un equipo que se preocupa”. Los ejemplos sobran en estas paredes.

Como el caso de Darwin, un niño que con sus cinco hermanos llegó a Ciudad de los Niños. Como todos, le acercaron libros y cuentos, pero un día vio el ajedrez y le dijo a Sergio que le enseñara a jugar. A los 15 días, el chico le ganaba. Otro bibliotecario le enseñó más jugadas y se volvió imbatible. 

Sergio platicó que Darwin terminó su carrera en la Unison, se graduó como ingeniero, y uno de sus hermanos también se profesionalizó y trabaja para Ford.   

“Esas historias yo las he vivido y hay más. Mira, con los cuentos, los libros, ellos se dan cuenta que son buenos, solo hay que acercarlos”, sostiene.

Hermosillo está bendecido con esta obra

Graciela Cevallos, es de las fundadoras que acompañó desde un inicio al Dr. Jorge Pesqueira Leal, en el desarrollo de esta obra social. Recordó que debido a que estaba creciendo el proyecto y cada vez eran más los niños que atendían, determinaron arriesgarse con la Ciudad de los Niños, con la cual ya no estarían los infantes en aquellos galerones de la Colonia Centenario, antigua ubicación.

Ahora, con la visión innovadora de Pesqueira todos estarían en un espacio amplio. Iniciaron con 125 niños y con la tarea de cubrir desde alimentación, vestir, dar atención psicológica, médica, educación, y el amor.

“Los niños están muy lastimados, la tarea es muy difícil. Cuando tú logras que un niño de recién ingreso presente paz, tranquilidad, se desenvuelva y se integra a los espacios, es un logro grandísimo”.

La señora Cevallos fue directora muchos años de la institución y hoy se encuentra jubilada, pero recuerda que ahí llegan de todas las conductas, de todos los sufrimientos, de todos los dolores. “No creas que es fácil. El impacto que puede tener es tardado, porque vienen muy enojados, hay que trabajar muchísimo”.

Reconoce que todas las instituciones sufren carencias, pero es con apoyo de la sociedad como pueden salir adelante. “Ponemos todo en manos de la comunidad y se concienticen que estas instituciones tienen que sobrevivir con el apoyo de la comunidad porque así se hizo”. Esta obra está bendita, remata Graciela sin temor.

De la mano de la sociedad

La directora de Ciudad de los Niños, la maestra Lorena Gallegos, comenta que a 37 años de su fundación, mantener este centro de asistencia social es todo un reto que requiere ayuda de todos.

Explica que actualmente hay 40 niños viviendo y están divididos bajo la tutela de una “madre sustituta”. A todos se les brinda desde la atención integral en educación, alimentación, cuidado, educación espiritual.

Es la Procuraduría de la Defensa del Menor quien canaliza a los niños a esta institución, de los principales motivos destaca “Omisión de Cuidados”. También es la misma autoridad la que determina qué hacer con el niño.

“Los niños cuando ingresan llegan con lo único que traen puesto, mi función es equiparlos y darles las herramientas necesarias”.

En las instalaciones los menores tienen desde Escuela (prescolar, primaria, secundaria); les ayuda a desarrollar la interacción con otros niños; hay Catecismo para su ayuda espiritual; Biblioteca; Aula de cómputo.

Reconoce que no ha sido fácil conseguir los recursos para darles todos los servicios, pero al final cuenta más el amor y los grandes detalles que los niños tienen.

“No les podemos cambiar sus historias de vida, pero sí les podemos aligerar lo que ellos han vivido”, añade.

*Si usted gusta apoyar a esta institución, puede unirse al “Club de Amigas y Amigos de Ciudad de los Niños y Villa Paraíso”. Es un esquema colaborativo para colectar aportaciones voluntarias desde 500 pesos. Si requiere más información se puede contactar al Cel. 6621946022.