Dardos

DARDOS | Los retos del nuevo Gobierno

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

Concluido el proceso electoral en Sonora, se avizora una reconfiguración política, dominada por el partido Morena. El triunfo de Alfonso Durazo fue contundente con 51% de la votación, contra un 35% de Ernesto Gándara, según el PREP.

La inercia del efecto Morena del 2018 alcanzó esta elección y el oriundo de Bavispe enfila un nuevo modelo de gobierno. En 2009 los sonorenses expresaron en las urnas la necesidad de tener una alternancia tras el régimen priista, así llegó una clase gobernante que dejó un mal sabor de boca a corrupción; en 2015 los ciudadanos optaron por dar un giro para ser gobernados por primera vez por una mujer como Claudia Pavlovich; y este 2021 los sonorenses ven en Durazo un viraje, abriendo la puerta a la llamada “4-T”.

Es cierto que cada elección responde a efectos muy particulares. En la actual, amén de esa exigencia de un cambio de estilo para gobernar, se combinaron una serie de factores que rodeó por igual a todos candidatos morenistas en Sonora.

En primer lugar, la figura de López Obrador, asociada a Morena sigue estando muy presente en la mente del electorado, y no es para menos, según la agencia SPIN del especialista Luis Estrada, al 31 de mayo, el presidente habían desarrollado 619 “mañaneras” en sus 913 días de gobierno. Es un aparato propagandístico muy bien montado en Palacio Nacional y que funciona a la perfección para promover su figura y la de quien desee, aunque en promedio por cada conferencia se aviente 87 “afirmaciones no verdades”.

Otro es la lluvia de subsidios que tiene el gobierno sobre grupos como los adultos mayores y “ninis”. Programas clientelares utilizados por el Estado para seducir voluntades. Sólo vea cómo con todo el “colmillo”, en marzo se adelantaron cheques de dos bimestres. Únicamente este año el Gobierno gastará 135 mil 065 millones de pesos para las Pensiones.

Además, como maliciosamente lo visualizó Andrés desde el inicio de la pandemia, esta situación les vino como anillo al dedo. El “pueblo” sigue viendo al Estado como su figura patriarcal y recurre a él para que le resuelva todo. Por eso cuando anunciaron la llegada de las vacunas —que se pagaron con dinero público— se palpó un sentimiento de agradecimiento, aunque fuera su obligación cumplir con esa función. Fue atinada la estrategia para capitalizar electoralmente esa emoción.

Sólo son muestras de estrategia electoral bien aplicadas con disfraz oficial y que cusan ‘empatía social’ pese al alto golpe a las finanzas públicas, pero más allá de eso, el ciudadano desea que las cosas en el país y en Sonora cambien, que se acaben las balaceras, que no encarezcan los alimentos, que los empleos sean mejor remunerados, que haya medicamento en hospitales, que las calles no tengan baches… la gente confía en que sus gobernantes harán bien las cosas y no resultará ni un retroceso, ni más de lo mismo.