DE PRIMERA MANO

De Primera Mano | 2 de Octubre –efectivamente- no se olvida

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

HOY SE CUMPLEN 51 años de los trágicos sucesos en la Plaza de Las Tres Culturas en la ciudad de México. El número exacto de jóvenes que murieron esa noche se desconoce. Los estudiantes fueron víctimas de planes macabros en busca del poder.

El caso es que a partir de esa fecha, la “dictadura perfecta” –como bien la designara el escritor Vargas Llosa-, representada por el estilo de gobierno en el PRI, intolerante y antidemocrático, sufrió en sus estructuras las primeras fisuras.

México no fue el mismo a partir de esa fecha. Fue un parteaguas. Tanta injusticia cimbra a cualquiera.

Como muchos lo consideran, estoy de acuerdo con la teoría de la conspiración. Había un proyecto político alimentado por la dupla Cuba-URSS en esa época, cuyo principal objetivo era comunizar México.

Las células “rojas” se habían infiltrado en la Universidad Nacional Autónoma de México, pero sobre todo en los campos donde había más “caldo de cultivo” doctrinal, representado en las preparatorias.

El objetivo trascendental era generar el caos total con la posible toma de Palacio Nacional con miras a dejar en ridículo al gobierno mexicano a quien no le quedaría más remedio qué anunciar la suspensión de las olimpiadas que se llevarían a cabo un par de semanas después.

La fecha se empató con los propósitos políticos de la sucesión presidencial. Julio Scherer lo documentó en su libro en el que plasmó el “Parte de Guerra” rendido por el general Marcelino García Barragán, entonces secretario de la Defensa Nacional.

El Presidente Gustavo Díaz Ordaz se había encaminado a favorecer la candidatura de su secretario de la Presidencia, Emilio Martínez Manautou, pero luego de los acontecimientos del 2 de octubre, la balanza se inclinó a favor del titular de Gobernación, Luis Echeverría Álvarez.

Como en todos los mítines estudiantiles, el ambiente se “calentaba” con los mensajes de los fogosos oradores. Llegó la hora en el que “el agua empezó a hervir”. 

Existen testimonios de quienes estaban en el lugar y establecieron que los primeros disparos surgieron de la parte superior de uno de los edificios, con destino a soldados del ejército mexicano. 

En ese entonces el protocolo establecía que ante el peligro inminente, las fuerzas armadas estaban obligadas a responder la agresión y esa actitud desencadenó la tragedia.

Los más distinguidos miembros y dirigentes de las células comunistas fueron advertidos del peligro y no estaban en el lugar. La reacción del gobierno fue expulsar a diplomáticos y empleados de la embajada de la Unión Soviética en México y reafirmar su convencimiento de que la Nación estaba en peligro de caer en manos de intereses imperialistas con dos rostros: La URSS y los Estados Unidos.

Tlatelolco abrió la puerta a la futura democratización del país. Diez años después, don Jesús Reyes Heroles lograría el apoyo del Presidente López Portillo para aprobar una reforma política que sacara de la clandestinidad a la furiosa izquierda mexicana. 

El Partido Comunista Mexicano estaba proscrito, pero a partir del nuevo marco jurídico nació el Partido Socialista Unificado de México, antecedente del PRD bajo siglas comunes como el Partido Revolucionario de los Trabajadores e intereses de distinguidos priístas “democráticos” como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.

Han transcurrido ya 51 años y evidentemente, México es otro. En los últimos 25 años, el Estado fue capaz de crear instituciones sólidas para garantizar que la voluntad popular jamás fuese violentada como sucedía en aquel pasado.

Los comicios ya no fueron organizados por el gobierno, sino por ciudadanos. Se obligó a los gobernantes a rendir cuentas y se perfeccionaron los procedimientos de transparencia. Así, surgieron el INE, el INAI, la CNDH, la CRE, el INEE y el TRIFE.

El 2 de Octubre no se olvida.

Es una fecha para reflexionar acerca del valor civil ciudadano y el mensaje al gobierno de evitar acciones de regresión política.

Hoy, está en Palacio Nacional un Presidente que no oculta sus deseos de concentrar el poder en sus manos.

Para lograrlo, ha denostado a todas esas instituciones logrados con el esfuerzo extraordinario de luchas y actitudes democráticas por vocación de un pueblo que a casi dos siglos de su independencia, había alcanzado su madurez política.

El 2 de Octubre no se olvida.

Es un buen momento para enviar el mensaje ciudadano de que la oposición, efectivamente, surge de la gente.…

Y de que el pueblo da, pero también que el pueblo quita.