DE PRIMERA MANO

De Primera Mano | Adalberto Rosas López+

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

rq-columnaEN EL AÑO 1976 se dio un parteaguas entre los sectores políticos en Sonora. La expropiación de tierras en el Valle del Yaqui por parte del entonces presidente Luis Echeverría, generó una nueva cultura política: La oposición al sistema establecido en forma masiva.

Se generó desde luego un nutrido grupo de líderes en defensa de la propiedad privada, pero también en la conformación de un nuevo destino: La oposición al PRI. De ese grupo, uno de sus miembros más destacados fue Adalberto “Pelón” Rosas López.

Formado profesionalmente en la Universidad de Sonora como ingeniero agrónomo, se había distinguido como un deportista destacado al ser parte del equipo de béisbol representativo de nuestra máxima casa de estudios. Fue un excelente receptor.

En 1979 se convirtió en presidente municipal de Cajeme enarbolando los colores del Partido Acción Nacional. Ya no lo pararían. Su carisma y popularidad le permitieron ser el candidato a la gubernatura de Sonora en 1985.

El entonces gobernador Samuel Ocaña intentó desprestigiarlo y sin lograrlo, el candidato del PRI y adversario del “Pelón”, Rodolfo Félix Valdés, pidió terminara la persecución en los tribunales para un líder que mientras más atacaban, más adeptos sumaba. “De esa manera, en iguales circunstancias ambos, sin mártires, competiremos por el Gobierno del Estado”, diría don Rodolfo.

Las elecciones en ese año caracterizadas por la pesada bota del PRI en un sexenio de la intolerancia política encabezada por el Presidente Miguel de la Madrid, lograron la victoria oficial para el PRI.

Tendrían qué pasar 16 largos años –hasta el 2001- para que el gobierno federal expusiera públicamente los archivos ocultos de Gobernación. El expediente 1985 de Sonora, celosamente guardado, fue abierto y surgió una revelación para la historia: Félix Valdés había logrado ser Gobernador del Estado a través del fraude electoral.

-Cuando menos no me olvidaron- , comentó Adalberto.

En 1997, el aguerrido obregonense intentó de nuevo ser candidato al gobierno por el PAN. El propósito lo tenía en la bolsa, pero el Gobernador entonces, Manlio Fabio Beltrones, se dio cuenta que quien fuera el candidato oficial, no le vería ni el polvo al panista.

Y ocurrió un “milagro” para el PRI. El entonces dirigente nacional del PAN, Felipe Calderón, siguiendo un consejo del “Jefe” Diego Fernández de Ceballos, envió como delegado especial del comité ejecutivo nacional para apoderarse del partido en Sonora a Manuel Espino Barrientos.

El objetivo –se instruyó a Espino- era “evitar que llegara a la gubernatura un cuñado de Ricardo Mazón Lizárraga, compadre de Beltrones (Adalberto estaba casado con Bettina Mazón, hermana de Ricardo) y de esa manera, de hecho, evitar una reelección tricolor”.

Espino cumplió fielmente. Pulverizó el proceso interno que, avanzado, llevaba a Adalberto como seguro candidato a la gubernatura. No sólo eso, el enviado de Calderón expulsó al “Pelón” del PAN e impuso a un desconocido Enrique Salgado Bojórquez como el candidato. Evidentemente, éste sucumbió ante un gris candidato priísta, Armando López Nogales.

A partir del año 2000 el “Pelón” Rosas decidió no buscar más candidaturas. Recibió muchas propuestas de varios partidos para encabezar sus causas. Fue en el sexenio encabezado por el panista Guillermo Padrés Elías que reapareció solidarizándose con la lucha en contra de la operación del Acueducto Independencia, impuesto por ese gobernador, pero ya Adalberto había sembrado y cosechado las motivaciones de los hombres de toda una región para oponerse al sistema.

Si existe una referencia histórica acerca de una resistencia civil y una oposición fuerte y muy seria al gobierno en turno, pero a nivel estatal y regional, necesariamente caeremos en la vida y la historia de Adalberto Rosas López.

Este miércoles, 25 de Enero del 2017, el popular “Pelón” Rosas falleció. Estaba luchando contra una enfermedad y, como solía hacerlo, miraba a la vida con firmeza y determinación. Horas antes había sido intervenido quirúrgicamente con éxito y, caminando durante la mañana, simplemente se apagó la luz de este extraordinario luchador social.

Lloran hoy su partido su esposa Bettina, sus hijos, nietos y un verdadero ejército de amigos.

Porque además, Adalberto, no sólo decía que era un amigo. Él sí sabía ser amigo.

Descanse en paz.