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De Primera Mano | AMLO: Grave error; ¿lo demás serán consecuencias?

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

LA ESPERANZA generó una extraordinaria espera para ver y escuchar el mensaje del Presidente López Obrador este domingo por la tarde.

Previamente, había rumores. La posibilidad de un paquete para motivar a la micro, pequeña y mediana empresa en estos tiempos de crisis. Hasta se dijo que habría cambios en el gabinete.

No sólo eso, se manipuló la presencia en Palacio Nacional de cuatro dirigentes de la Iniciativa Privada el fin de semana, para manejar el “consenso” de los empresarios con el Ejecutivo.

Pues ni hubo mención para apoyar a los empresarios, ni hubo movimientos en el gabinete. En realidad, no hubo nada, como atinadamente escribió en su cuenta personal de Twitter, Guadalupe Acosta Naranjo.

Finalmente todo quedó en una “mañanera” vespertina. Un refrendo de la actitud eminentemente personal anteponiendo sus propósitos políticos a los intereses de la Salud y Economía de los mexicanos en tiempos de crisis.

Habló de nuevo del pasado. Mandó “al diablo” la tregua que solicitó a inicios de semana para parar los ataques contra sus adversarios y enemigos y reiteró su convicción personal que el Coronavirus es una crisis pasajera que pronto pasará y que, cuando eso suceda, convocará en las plazas públicas para que “todos nos abracemos”.

Sí hizo referencia a la reactivación económica: estiró el deseo y su compromiso personal de generar dos millones de empleos para el próximo 1 de diciembre. Bueno, si las becas y ayudas a los jóvenes y adultos mayores las considera empleos, la meta la va a alcanzar.

Y basó su expectativa en la siguiente fórmula: 1.- Activación de la inversión pública. Adelante con el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto en Santa Lucía. “Esto detonará la economía”, dijo convencido.

2.- Empleo frontal. Anunció entonces que ningún burócrata sería despedido por esta crisis. Quizás ya olvidó que en el arranque de su sexenio despidió a miles de burócratas.

3.- Actuar con honestidad y continuar el combate a la corrupción. Algo que, lo sabemos, sólo son frases.

Para los empresarios sólo hubo unas palabras de reconocimiento para todos aquellos que han  continuado con su planta laboral y pagando el salario completo a los trabajadores.

En cuanto a estímulos fiscales, un proyecto especial de ayuda a los pequeños y medianos empresarios, nada.

Sí habló de un paquete de créditos para todos aquellos que se ganan la vida, al día, cuando tendrán la posibilidad de lograr apoyos de entre 20 y hasta 50 mil pesos. Desde luego, es un esquema donde no entra la mayoría de empresas que con más de 50 empleados, generan mayor empleo y mayor pago de impuestos.

No. Para estos, la obligación de cumplir con sus obligaciones fiscales.

En realidad, el Presidente de la República perdió una extraordinaria oportunidad de recobrar la confianza perdida, con un llamado a la unidad y convirtiéndose en la esperanza como Jefe de Estado, a la altura, para el nivel de crisis que apenas comienza en México.

No. Reiteró que sólo lo que le importa es su proyecto político y el dinero suficiente para distribuirlo en sus programas clientelares rumbo al 2021.

Estamos ante la expectativa de establecer la vigencia o no de aquella frase dejada para la historia por el General Álvaro Obregón: “En política sólo se comete un error; lo demás son consecuencias”.

Para algunos y entre ellos una buena parte de los mexicanos más distinguidos, la esperanza ha muerto y se inicia el proceso de la caída, que obviamente, se reflejaría en los comicios del 2021.

Hay otros que abundan sobre el tema de la figura de la Revocación de Mandato. Sí, pero esto sería hasta el 2022 que es cuando cobraría vigencia.

Antes habría qué transcurrir el 2021.

Si MORENA con su reforma de reelección sin necesidad de renuncia de sus aspirantes, continúa dominando la Cámara de los Diputados y la Cámara de los senadores, el paso más trascendente para imponer la dictadura se habrá logrado.

Ahora se ha renovado una esperanza. Pero sólo en Juan Pueblo, en nuestra sociedad, en la gente.

En nadie más.