De Primera Mano | … Arar en el desierto

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín
EL GRADO de frustración e impotencia aumenta cuando estás enfermo y no cuentas con servicio médico (aún teniéndolo a través de un registro en una institución de gobierno) o no te surten el medicamento recetado por el médico que te atiende, porque hay un desabasto.
De las cosas peores que te suceden en la vida es tener la seguridad de que nadie te va a ayudar si eres atacado por delincuentes.
Porque además, eres consciente de que la Ley no castigará a quienes se atrevieron a cometer un delito. Es cuando resuelves no presentar denuncia alguna ante el Ministerio Público, porque sabes que nadie investigará.
No hay nada peor que sentirse vulnerable, inseguro y aquel concepto idealista de que como ciudadano, tienes tus derechos a salvo, es una falacia que cada día logró instalarse como una nueva cultura social.
¿Habrá alguien que en estos momentos se preocupe por el dolor que sienten los enfermos ante su llanto por no contar con la medicina necesaria para su alivio?
El pobre que atenido al Seguro Social, al Issste o al Isssteson, o quizá a las recetas de los médicos de los hospitales y clínicas generales de Salud del Gobierno, ven transcurrir los días a la espera de un milagro.
Al empleado que fue despedido de su micro, pequeña o mediana empresa, por razones de la pandemia o porque el patrón se vio en la necesidad de cerrar ante las pocas ventas de los últimos dos años.
O al mismo comerciante que se pega golpes contra la pared ahora, porque su disyuntiva es pagar la nómina, los impuestos, o declararse en quiebra.
¿Quién ve por todos ellos?
La insensibilidad y la falta de capacidad de quienes están obligados a ver por los más vulnerables, nos conduce a un mundo mucho más doloroso.
Es, en el sector Salud, la deshumanización.
Es, en actividades como la economía regional y popular, una clara tendencia al abandono.
Finalmente, ¿habrá alguien que se atreva a hacer llamados a la unidad y motivar a la solidaridad y ayuda al más necesitado, como una manera de seguir avanzando?
Porque la verdad, sobresale en el día a día, el camino de la confrontación. El enfrentamiento. El odio.
FINALMENTE el Presidente López Obrador tomó el camino de la defensa de su hijo y de su familia, al verse descubierto el estilo de vida “fifí” de José Ramón López Beltrán, al lado de su esposa, Carolyn Adams, representante del consorcio mundial “Becker Hughes”, proveedora en gran escala del gobierno de México, en obras magnas como la refinería de Dos Bocas, en Tabasco… En su “mañanera” de este lunes, AMLO aseguró que no ha favorecido a su hijo o algún familiar con contratos y, como lo advertimos ayer, justificó el hecho con su nuera, que es una mujer acaudalada… Sin embargo, el conflicto de interés está prácticamente a la vista… Si José Ramón no tiene dinero y logró casarse con una mujer rica, quizá sea porque ella aprovecharía su relación con el Presidente de México para hacer negocios de altura… Es algo que deberá quedar muy claro e investigarse… Lo peor son las descalificaciones presidenciales a los periodistas… Llamó a Loret “estar al servicio de la mafia del poder”, a Carmen Aristegi, “exagerada” por comparar esta publicación con el caso de la “casa blanca” de Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera y a Víctor Trujillo, “Brozo”, como un personaje que siendo inteligente, “cambió mucho”… Lo único que logra con ello López Obrador, es hacerlos más vulnerables… Y el discurso de odio, enrarece el clima.