DE PRIMERA MANOPrincipales

De Primera Mano | En Sonora, lo que AMLO nos dejó…

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

EL 23 DE Septiembre de 1913, en el edificio que albergaba el Ayuntamiento de Hermosillo (en la esquina que hoy conforman Rosales e Hidalgo), Venustiano Carranza ofreció un discurso en el que delineaba su plan de gobierno y su visión de Estado.

Hizo una severa crítica a Porfirio Díaz, a pesar de haber logrado 30 años de paz. Dijo:

“México no puede estar regido por la voluntad de un solo hombre. Estableció una tiranía y una enorme desigualdad social. Tenemos qué cambiar todo y lograr una nueva Constitución que vele por las libertades del pueblo. Nos hizo tomar las armas una dictadura, una revolución que la derrocó, un cuartelazo y un doble asesinato”

Fue un gran discurso. Presente, uno de sus colaboradores entonces, el general Álvaro Obregón. Cuatro años después y convertido en Presidente de la República, Carranza logró la promulgación de una nueva Constitución que incluyó el amplio concepto de la soberanía nacional, el derecho al trabajo, a la educación laica y gratuita, al respeto a la propiedad privada, pero más allá de eso, los primeros 29 artículos delinearon el marco de libertades que a la fecha nos rige y que incluyó, de manera especial, las garantías a las libertades de expresión, asociación y manifestación.

Carranza vino a Sonora a dar a conocer su proyecto nacional, el que consumó unos años más tarde.

Ahora, 109 años después, otro Presidente de México estuvo en Hermosillo y nos dejó una clara evidencia de su voluntad por convertirse en un dictador.

Andrés Manuel López Obrador demostró que no es un hombre de Estado, sino un hombre que no tiene la menor idea de lo que es el cumplimiento de la Ley, aún con el cargo más alto al que un mexicano puede aspirar en el servicio público

Más allá de sus sentimientos lastimados por la exhibición de su hijo José Ramón y la vida de lujos que lleva y que contradice el discurso de la “austeridad republicana”; más allá del alud de críticas evidentemente impulsadas por la misma “cuarta transformación” en contra de Carlos Loret de Mola, el hecho más trascendente es que tenemos un titular del Poder Ejecutivo Federal, usando todo su poder para denostar a quien considera su enemigo, pero que después de esos ataques, lo deja en un alto grado de vulnerabilidad.

Su instrucción pública desde “la mañanera” en la capital de Sonora, ordenándole a Raquel Buenrostro, -titular del Sistema de Administración Tributaria (SAT)- que se vaya en contra de Loret, es una muestra de un exceso que los mexicanos no podemos permitir.

AMLO vino a Hermosillo a tratar de demostrar que es capaz de convertirse en el moderno Porfirio Díaz, exactamente lo que criticó fuertemente Carranza en su discurso de 1913.

En el marco jurídico de nuestro país, existe un “Principio General de Legalidad”, consistente en que todo servidor público, todo funcionario, sólo puede hacer aquello que expresamente le faculte la Ley. Es decir, sus actos y todas sus acciones, deberán necesariamente están respaldadas en lo establecido en las leyes.

Si el servicio público viola este principio, están cometiendo uno o varios delitos. Como López Obrador, que con su “anuncio” en Hermosillo, violentó varias disposiciones legales. En Estados Unidos, habría cometido “perjurio”, que no sólo se sanciona con la renuncia al cargo, sino con cárcel.

En México, la actuación de AMLO en la capital del Estado en su gira del pasado fin de semana, sería como la gota que derramó un vaso que lo llevaría a enfrentar un juicio político, si hubiese un mayor equilibrio de poderes en el Congreso de la Unión y la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

 

CON RESPECTO a la agenda de trabajo en su recorrido por Sonora, el Presidente López Obrador reiteró promesas y buenos deseos… Habló de nuevo de su plan de justicia para la etnia Yaqui y hasta ofreció darle dinero a cambio de que levanten sus retenes, lo que sería un antecedente muy negativo, porque una vez que se acabe el recurso recibido regresaría la toma de la carretera, porque los yaquis se convencerían que su abuso funciona… No entregó las escuelas de béisbol en Hermosillo y Ciudad Obregón… Sólo supervisó sus avances… Ofreció un plan de justicia para los Seris… Y, lamentablemente, su presencia no detuvo la tremenda ola de violencia a lo largo y ancho de la entidad… Ojalá y en el futuro, el Presidente regrese a entregar obras y constatar que sus buenos deseos se han cumplido.