DE PRIMERA MANO

De Primera Mano | Una huelga donde nadie gana y pierden todos

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

EN EL AÑO 2014 el Sindicato de Trabajadores y Empleados de la Universidad de Sonora (STEUS) estalló una huelga en contra de la UniSon que duró 60 días. La entonces lideresa, Dorotea Rascón, aceptó finalmente el aumento propuesto por las autoridades que apenas rebasaba el 5 por ciento. De paso, firmó su sepultura política. Era regidora.

Ayer por la tarde los dos sindicatos universitarios, el STEUS y el de Trabajadores Académicos (STAUS) acordaron colocar las banderas rojinegras en los campus de la máxima casa de estudios en todo el Estado.

Una paralización de actividades académicas y administrativas que podía advertirse desde semanas atrás.

La inactividad laboral por huelga en la Universidad de Sonora forma parte de los usos y costumbres de la región.

Las autoridades universitarias, los diputados locales responsables de autorizar los presupuestos públicos y otros funcionarios del Gobierno del Estado, saben perfectamente que cada año se enfrentarán a la exigencia sindical en la Alma Mater.

Sin embargo, no le dan la importancia que requiere. Al parecer, no existe la capacidad política que de manera preventiva acerque a las partes que entrarán en conflicto.

Las autoridades piden más dinero, pero están acostumbrados al rechazo en el Congreso del Estado cada diciembre. Su respuesta a las solicitudes sindicales las cuelgan en su pecho: “No hay más recursos”.

Es este tipo de movimientos donde todos pierden.

En primer lugar, los 40 mil alumnos que pierden clases que en la realidad, no recuperan con el aprovechamiento adecuado.

Los alumnos becados que no podrán dar seguimiento al registro de calificaciones para sostener ese beneficio.

Los padres de familia de los alumnos foráneos que tendrán qué meter doblemente sus manos en el bolsillo para poder pagar los imprevistos del tiempo perdido.

Los trabajadores que inician un tiempo en que están conscientes de los sacrificios a los que sujetarán a sus familias mientras dure el movimiento, para que al final del día el aumento salarial y otras prestaciones apenas alcancen para pagar las deudas acumuladas.

Las autoridades universitarias, expuestas al escarnio público por su aparente incapacidad.

El Gobierno del Estado, que tiene qué anotar en sus registros el estallamiento de una huelga en la universidad más importante de la región, así como su impotencia y frustración para anticiparse al conflicto.

Además, el tiempo que vive México en estos momentos abraza una austeridad que quizá no sufran el Rector y su equipo en la UniSon, pero sí las políticas públicas que no permiten acceder a recursos tan fácilmente como en años anteriores.

Nadie gana. Todos pierden.

UNA OBRA pública como lo es un hospital al que tendrán acceso todos los ciudadanos, cambia la vida de la comunidad y, desde luego, de los ciudadanos que la habitan… Habrá qué decirlo con todas sus letras… En Magdalena de Kino, el nuevo hospital general construido bajo el auspicio de la Gobernadora Claudia Pavlovich, cambiará para bien la vida de los magdalenenses… Ayer, la titular del Ejecutivo estatal –por cierto, originaria de ese lugar-, inauguró esa su sobra estelar en la tierra que la vio nacer… Estaba muy contenta y estaban contentos los ciudadanos… Estas son las cosas donde se advierte que un rostro bonito del gobierno puede recuperarse… Y la Salud, aspecto enormemente sensible para los ciudadanos, debe siempre ser un rostro bonito entre todos los rostros feos del Gobierno.

LA ALCALDESA de Hermosillo, Célida López Cárdenas, asistió a una reunión especial en la ciudad de México en la que el gobierno de la Gran Bretaña anunció apoyos para ayudar a conformar las “Ciudades del Futuro”, entre las que se contempló a la capital del Estado de Sonora… Incluye cultura, medio ambiente y recursos naturales, entre otros criterios de crecimiento y desarrollo… López Cárdenas se entrevistó de forma especial con la embajadora inglesa en nuestro país, Colin Robertson.