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El “Jícama” por su segunda generación

Hablar del “Jicamitas” y no mencionar a su padre, el original “Jícama” Acuña, no me lo perdonaría los seguidores y su familia de este ícono del futbol de Sonora
Hablar del “Jicamitas” y no mencionar a su padre, el original “Jícama” Acuña, no me lo perdonaría los seguidores y su familia de este ícono del futbol de Sonora

Por Pedro “Chory” Carmona

No sé si usted esté de acuerdo que hay deportistas que nacen con “la estrella” y otros que por muchas cualidades que tengan, nomás no se les da el tener una carrera profesional exitosa, unos medio llegan y no se quedan a la mitad del camino.

Si usted es aficionado o practica algún deporte, el que sea, se habrá dado cuenta que en Sonora o en su ciudad, simplemente en su barrio normalmente hay uno o dos chavos con talento, que con un apoyo tendría grandes posibilidades de cumplir sus sueños, lo vemos en deportes más populares, como el beisbol, futbol, basquetbol y  boxeo.

El pasado domingo tuve la oportunidad de ver en acción a un pequeño futbolista de nombre Romero Acuña Véjar, que disputó la final nacional de los colegios Campo Grande en esta ciudad donde los locales se coronaron campeones.

Siempre será un placer ver en acción a un niño talento en cualquier disciplina deportiva o cultural, este Romeo es hijo de Javier Acuña el famoso “Jicamitas”, jugador y figura del equipo profesional Cimarrones de Sonora, que participa en la Liga de Expansión y que por espacio de 14 años ha sido profesional del futbol soccer o sea ha “vivido de la patada” (dijera Don Enrique Ferreira, padre del Profe Ferreira).

Hablar del “Jicamitas” y no mencionar a su padre, el original “Jícama” Acuña, no me lo perdonaría los seguidores y su familia de este ícono del futbol de Sonora, que por cierto el pasado fin de semana sumó un título más de futbol a sus 64 años de edad, al llevar a coronarse de nueva cuenta a su equipo el Reforma en la Liga de Futbol de Veteranos Categoría “C”, una manchita más “pa’l tigre”.

Hoy quise presentarles a Romeo de tan solo 9 años porque si el de arriba no decide otra cosa, tiene muchas posibilidades de llegar a ser un buen profesional del futbol a pesar de su corta edad y aunque el camino es aun largo. Déjenme decirle que se los digo.

Uno, tiene técnica para conducir, golpea bien el balón, maneja bien sus perfiles, le gusta el futbol y tiene olfato de gol, en su más reciente competencia el pasado domingo conquistó el título de goleo, el otro motivo y muy importante es que no cualquier niño o talento en Hermosillo tiene la orientación de su padre el cual no es ningún improvisado, ya que jugó en un sinfín de equipos desde Tigres de la UANL donde fue campeón, San Luis, Puebla, en el Otawa de Canadá y hoy con Cimarrones, eso es mucha ventaja para alguien que sueña como Romeo, así que el Jícama original va por su segunda generación de futboleros.

El principal problema que enfrentan los jugadores sonorenses es la falta de asesoría, no es como en Guadalajara, Monterrey, Ciudad de México o donde exista futbol de Primera División, en mi transitar por el futbol he visto cuatro casos de jóvenes que han llegado por la orientación de su padre.

El más sonado es Javier “Chicharito” Hernández, de no haber sido por su padre y abuelo (Tomas Balcazar) este nunca hubiera llegado, incluso ya estando en Chivas pasó por su mente retirarse porque no jugaba, pero fue su padre que lo animó Javier “Chícharo” Hernández, que jugó para Tecos, Morelia y Puebla en la década de los ochentas, incluso Seleccionado Nacional en Mundial México 86.

Otro que fue mi compañero de equipo en Tercera División con el Académicos del Atlas, fue Jorge Humberto “Negro” Torres, hijo del maestro Alfredo “Pistache” Torres, quien prácticamente lo llevó de la mano a la Primera División, que fue también su entrenador, aunque el “Negro” tenía muy buena pegada al balón, sin su padre muy difícil que hubiera llegado a jugar en Atlas y Tecos de la UAG.

Otro que llegó de diferente manera fue el Cheto Leaño, dueño en su momento del equipo Tecos de la UAG, en defensa central que en este momento en Hermosillo hay cinco mejores que él, la diferencia es que su padre era dueño del equipo, el Cheto un jugador de buen físico, de no muy buena técnica para jugar, pero con el tiempo y muchos minutos que le dieron medio aprendió y cumplió su sueño de jugar en la Primera División, llegó de diferente forma, pero fue la asesoría de su padre Toño Leaño que lo puso de central en su equipo y ¡aléguenle!