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El nefasto negocio de la pornografía

Plataformas muy populares como Facebook, Tik Tok, YouTube y otras, están llenas de pornografía, se cosifica a la mujer, se atenta contra su dignidad al exhibirla como un pedazo de carne

Por Dr. Jorge Ballesteros

El hombre actual, fruto del hedonismo en que vivimos, encuentra su felicidad en el placer actual, inmediato, sensible. El hombre de nuestro tiempo parece abocado a satisfacer febrilmente su ansia de placeres, sean ellos honestos o no.

Víctor Frankl, dice que, en lugar de su tendencia a los valores, que tan característico es del hombre, se ha puesto una tendencia ciega al placer.  Particularmente se ha buscado “liberar” el campo del sexo, que ocupa un lugar privilegiado en aquella búsqueda ansiosa de placer.

Vivimos un culto al sexo en los comerciales, los programas de TV, el cine, la música, las modas, revistas, etc.

Se confunde el sexo con el amor. Se considera a la mujer como mero objeto de placer, que se usa y se tira. El pudor sexual también ha perdido su significación.

La relación sexual ya no es una entrega de la intimidad, sino un abandono del cuerpo, que como “res nullius” queda a merced del primero que lo solicite para sí, y existe una fiebre de la exhibición del acto sexual. El cuerpo ya no es una parte de la persona, sino que se ha convertido en un pedazo de carne para exhibirlo para un público, que a través de la pornografía llena su vacío existencial.

Adicción a la pornografía.

Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la creciente difusión de la pornografía y la generalización de la violencia en los medios de comunicación social. Libros y revistas, cine y teatro, televisión, internet, videos en los celulares, espacios publicitarios, etc. No hay un espacio público que no haya sido sexualizado con imágenes sugestivas y eróticas.

Plataformas muy populares como Facebook, Tik Tok, YouTube y otras, están llenas de pornografía, se cosifica a la mujer, se atenta contra su dignidad al exhibirla como un pedazo de carne. Aparecen semidesnudas en posiciones sugerentes o realizando bailes eróticos y en parodias torpes y vulgares de dramas con diálogos tontos y simplones de contenido sexual.

Estas mujeres con caderas y piernas aumentados por el levantamiento de pesas, además de prótesis y silicón, se monetarizan en estas plataformas por exhibir impúdicamente sus cuerpos semidesnudos.  Antes lo hacían en los burlesques y prostíbulos para cierto público adulto, hoy se exhiben para todo el mundo, incluyendo a menores de edad, que pervierten su mente viendo esta pornografía.

La participación voluntaria en la producción y en la difusión de estos productos nocivos ha de ser considerada como un serio mal moral. Además, esta producción y difusión no podría tener lugar si no existiera una demanda, solo en EE.UU., un 66% de los hombres y un 41% de las mujeres consumen pornografía regularmente cada mes. Así pues, quienes hacen uso de estos productos no solo se perjudican a sí mismos, sino que también con tribuyen a la producción de este nefasto negocio.

Una investigación publicada por el Journal of the American Medical Association-Psychatry reveló el efecto que el consumo de pornografía tiene sobre la estructura y funcionamiento del cerebro, encontraron que la secreción frecuente de dopamina estimularía sobremanera las áreas de recompensa del cerebro con detrimento de la corteza prefrontal conocida como la parte más racional del cerebro y que esto puede generar una adicción similar a la que ocurre con substancias como alcohol o drogas y esta dependencia puede empujar a la búsqueda de un material cada vez más excitante y perverso como lo es la pornografía infantil, y el sadismo sexual en que mueren personas en medio de cruentos tormentos. Los comportamientos antisociales son muy frecuentes.

Estamos sufriendo una manipulación del sexo para el negocio de los pornócratas que explotan el instinto sexual, trivializando una de las potencias más serias que tiene el hombre: la procreación de los hijos. Cada segundo hay 30 millones de personas viendo porno en todo el mundo. Existen más de 1 millón 300 mil páginas web con contenidos pornográficos. Uno de cada tres consumidores de porno es mujer. En 2013 los mexicanos dieron 338 millones de clicks en páginas porno, o sea, unos 920 mil al día. El primer negocio en Internet es el del porno, el segundo es el del juego y el tercero es el de la pornografía infantil. Somos la primera generación del mundo en afrontar la pornografía con esta intensidad y a esta escala.

La pornografía y los abusos a menores

Industria de la pornografía.

Pero como en todas las adicciones, el consumidor de pornografía necesita cada vez dosis mayores para que su cuerpo y su mente reciban el mismo estímulo que al principio. El adicto tiene la necesidad de experimentar nuevas sensaciones. Además, esta actitud puede degenerar en delitos como la pornografía infantil y el abuso a menores.

“La pornografía infantil, con sus elementos adictivos, tan sólo constituye un sustituto temporal del abuso físico, y además fomenta el deseo en el consumidor de pasar a la acción y protagonizar en el mundo real aquello que le venía proporcionando el placer sexual hasta ahora”.

Además “la producción, distribución, venta, exhibición y consumo de cualquier tipo de pornografía infantil es en sí un delito de explotación sexual infantil, pues cada vez que un consumidor visualiza una imagen de un menor siendo abusado, se reproduce automáticamente la situación de abuso”.

Actualmente, la explotación sexual comercial infantil (ESCI) es cuantitativamente la tercera industria ilegal a escala mundial, después del tráfico de armas y el tráfico de drogas. Existen unos 100 millones de menores en todo el mundo atrapados en redes de explotación sexual. Estos abusos aumentan con el llamado “turismo sexual”, una práctica muy común que algunos ciudadanos del Primer Mundo practican en países de Latinoamérica y Asia. La edad media de las víctimas está bajando alarmantemente por temor al SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Si hace unos años era de unos 10-12 años, en la actualidad se sitúa entre los 4 y los 8 años de edad.

A continuación, enumeramos los principales efectos de la pornografía en las personas que la consumen:

1. Aún la pornografía “leve” hace daño a cualquiera.

2. Toda pornografía insensibiliza al que la ve.

3. La pornografía causa adicción.

4. La pornografía degrada al matrimonio.

5. La pornografía aumenta la intención criminal de delincuentes peligrosos.

6. La pornografía impulsa a realizar otros crímenes y los facilita.

La pornografía también te lleva a no valorar la dignidad de las personas, no se les ve como seres humanos a los cuales se les debe de respetar, sino como a objetos que se pueden utilizar para la satisfacción personal. Además, te lleva a comparar a las personas por su atractivo físico y no por sus logros obtenidos en la vida, provoca que se hagan a un lado los sentimientos e ideas.

La pornografía puede corromper la vida del ser humano y corromperlo en todos los ámbitos de su vida. La pornografía realmente lleva a la destrucción moral de las personas, rompe con todos los principios, con todo lo que se había inculcado. Entonces ¡cuánto cuidado debemos de tener en el manejo de la sexualidad y en el uso del Internet por parte de nuestros hijos! Debemos estar bien apercibidos para evitar que nuestros hijos tengan contacto con la pornografía.