El sometimiento del Poder Judicial

Entre promesas de democratización de las autoridades judiciales y debacle del estado de derecho, México se divide por este último ataque a nuestras instituciones de parte de AMLO
Por Dr. Jorge Ballesteros
El sometimiento del Poder Judicial es de los últimos coletazos que da el reptil de AMLO antes de abandonar la presidencia que deja en manos de su muñeca de basurero, la sionista Sheinbaum que terminará de uncir a nuestro país (atar o sujetar al yugo bueyes, mulas u otras bestias, en este caso los mexicanos) al nuevo orden mundial ateo y comunista.
La elección de jueces, y fiscales a través de voto popular, esto es una exigencia del Foro de Sao Paulo, que lleva al límite lo que quería de la trasformación de la justicia, a tal punto que al querer implantarlo en otros países, hasta las mismas Naciones Unidas dijo que era demasiado, hasta el mismo organismo internacional de los derechos humanos dijo que era muy radical, hasta los mismos grupos de izquierda, dijeron no, esperen no podemos ir tan lejos, sin embargo en su empecinamiento y afán de venganza en contra del Poder Judicial, a López Obrador esto no le importó.
Quieren implantar un sistema de votación o tómbola en que el pueblo bueno y sabio elija a estos representantes del Poder Judicial, para politizar la justicia y tanto el poder judicial, el legislativo, así como el poder judicial estará en manos de un solo hombre, el cual se convertirá en un dictador como Nicolás Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua, Canel en Cuba, Kim Jong en Corea o Xi Jinping de China. Esta es la triste suerte que espera a nuestro país, convertirse en una dictadura bananera más.
Esta situación es terrible porque los grupos de poder, el crimen organizado, van a poder poner sus propios jueces, donde los jueces van a terminar siendo instrumentos de una contienda política, van a juzgar de acuerdo no a la justicia o la ley sino a su inclinación política, este es el resultado de trasformar la justicia en un sistema electoral, en que los jueces se vuelven rehenes de los que les pagaron la campaña, y les exigen paguen los favores recibidos; si el narcotráfico tenía comprado a los políticos, ahora va a tener comprado a los jueces, el sistema de justicia va a estar a su servicio.
Vean como dejó López Obrador a Sinaloa, un narco-estado, con un gobernador Rubén Rocha Moya, corrupto y ligado al narcotráfico, en Culiacán ya van 6 días de tiroteos, 30 personas asesinadas y 34 privadas de su libertad, bloqueos carreteros, carros incendiados, enfrentamiento entre chapitos y mayos, etc., es el resultado de la política fallida o cómplice de abrazos y no balazos de este bulto inútil de AMLO que al igual que Nicolás Maduro o Daniel Ortega quiere convertir a su país en un estado fallido.
Entre promesas de democratización de las autoridades judiciales y debacle del estado de derecho, México se divide por este último ataque a nuestras instituciones de parte de AMLO, rompiendo el sistema democrático de la independencia de los tres poderes que son el ejecutivo, el legislativo y el judicial que era el que le faltaba ya que con el reciente fraude electoral, que hicieron en las elecciones pasadas, tienen mayoría en la cámara legislativa, solo el poder judicial era un contrapeso a todas las ilegalidades de este gobierno.
Es obvio que va a haber lobbies de todo tipo, desde los lobbies de género hasta los del crimen organizado, financiando los perfiles de los jueces para poder acceder literalmente a todos los cargos de esta judicatura, ya no se trata solamente de la SCJN, sino que van a ser todos los jueces de todos los estratos desde la SCJN, los tribunales colegiados, los tribunales unitarios, juzgados de distrito a nivel federal, y a nivel local en cada uno de los estados los tribunales superiores de justicia, y juzgados del orden común.
El aparato judicial es un aparato muy grande donde todos los días se toman decisiones muy importantes y uno quisiera que estuvieran siempre presididos por funcionarios, por abogados, por jueces, por juristas que, si llevan una lógica meritocrática, cosa que se abandonó en este país.
AMLO utilizó la demagogia, el populismo para poder socavar los principios de la democracia en los cuales se basan las sociedades occidentales; principios que tienen que ver con la división de poderes, con la democracia representativa, con los pesos y contrapesos, con la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, con la sumisión de todo control público ante el control de la ley y de la jurisdicción y en este caso pues se apega siempre a la demagogia, a un hipotético mandato popular que todos sabemos que no hubo tal.
Este tema de politizar, ideologizar la judicatura, que comprometen los criterios de impartición de justicia a términos de popularidad, cuando ya el tema del juez tiene que preocuparse si su sentencia va a ser popular y no si va a ser lógica, racional fundamentada en derecho con base en pruebas; cuando el juez va a tener que orientar su criterio en base a las percepciones colectivas que piensa que pudiera tener impacto en su carrera, ahora si política judicial, entonces esto se va a prestar a una perversión de la justicia.
El expresidente Ernesto Zedillo, aseguro que es una venganza del presidente López Obrador y que acabará con la independencia, integridad del poder judicial y con ello con los contrapesos y la democracia en México.
Estas fueron sus palabras: “Nuestro Congreso Federal acaba de aprobar y ha sido ratificado por una mayoría de legislaturas, un conjunto de reformas constitucionales que destruirán el Poder Judicial y con ello enterrarán la democracia mexicana y lo que queden de su frágil estado de derecho”.
Está claro que esta reforma al Poder Judicial de la Federación en concreto no va a ayudar a la ciudadanía y tampoco va a hacer que la corrupción baje, sino al contrario va a subir.
Esta reforma al Poder Judicial tiene dos objetivos: uno, vengarse del poder Judicial de la Federación por todos los reveses que le han dado a López Obrar durante su administración; y dos, inconmensurablemente acrecentar su poder para hacer todo y sabemos históricamente que siempre que una persona tiene tanto poder nunca las consecuencias son buenas ya que el pueblo sin Defensa alguna queda a merced del dictador y del estado opresor comunista.
¡Esta reforma es regresiva y perjudicial para México!