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Félix Tonella Luken

Presume con orgullo de que fue formado en la vida y en los negocios por un padre austero y visionario que bajo el principio de “Hace más el que quiere que el que puede”

Por Bulmaro Pacheco

Junto con las del estadio de beisbol “Estrellas empalmenses” y la estación  del ferrocarril, la imagen de la planta de la Anderson Clayton (instalada en 1951), productora del aceite para guisar Capullo y la manteca Inca, con sus grandes palmeras ordenadas fueron por mucho tiempo, parte del paisaje de Empalme al pasar la carretera entrando al Puerto, o dirigiéndose a algún punto de Guaymas-El Valle y Cajeme.

El ferrocarril de pasajeros se canceló en diciembre de 1998 y los talleres del mismo dejaron de operar en marzo de 1999 al privatizarse la empresa.

El equipo de beisbol profesional Rieleros de Empalme salió de la liga invernal de Sonora en 1967, y la planta Anderson Clayton suspendió sus operaciones a finales de 1990.

El paso del tiempo marcó a esas obras y el pueblo —y la región— perdieron el dinamismo que necesariamente se vio reflejado en el ánimo de sus habitantes y en la pobreza. Tiempos de confusión, depresión colectiva con una parte de la población que emigró de ahí.

Tiempos en que también se salieron de la liga los Ostioneros de Guaymas, se suspendió el vuelo de Aeroméxico del Puerto a la Ciudad de México ¡cerraron los cines! Y desde el gobierno hicieron tronar —para privatizar— el cooperativismo pesquero que por muchos años significó empleo y distribución del ingreso para muchas familias de la región.

Todo un coctel de problemas sociales para una región siempre pujante y creativa que demandaba nuevas opciones de desarrollo y empleo para una población cada vez más escolarizada y demandante.

Félix Tonella Luken —el último de siete hijos— de Félix Tonella Cubillas y Matilde Luken, fue iniciado en la actividad empresarial por su padre, (huérfano de padre y madre a los 15 años) que estudió contabilidad por las noches en la escuela de Félix Soria y con eso buscó alternativas en el gobierno, en la banca, en labores agrícolas en la Costa, así como en la venta de autos y el negocio de la gasolina.
Invitado por Banamex con un grupo de jóvenes empresarios, Tonella había visto, como la industria maquiladora había contribuido al desarrollo y al crecimiento de Ciudad Juárez en Chihuahua. Eso lo animó, le gustó y no tardó en idear un proyecto para Sonora y la región.

Para esta empresa necesitaba dinero, apoyos y también socios. Lo platicó con Luis Felipe Seldner y Roberto Gómez del Campo y se entregaron a la tarea. Compraron 50 hectáreas de la Anderson Clayton y empezaron a cabildear en los Estados Unidos para interesar a empresas que quisieran maquilar en México —cerca de la frontera— y producir aquí sus partes con mano de obra competitiva y buenas condiciones laborales y fiscales.

Así nació en 1986 Maquilas (del árabe makilah: medida) y Tetakawi (cerro de piedra) instalada en el segundo piso de la mueblería del Guayo Zaragoza en Serdán y 18, donde ahora está la Parisina y donde pagaron 4 mil pesos mensuales de renta tardando dos años en conseguir a su primer cliente. Gobernaba entonces Empalme el economista Heriberto Lizárraga.

Tonella nació en 1947 en Hermosillo y tanto el tercer año de secundaria como la preparatoria, junto con la profesional en la Facultad de Derecho de la UNAM, las cursó en las Ciudad de México, ésta última, como miembro de la generación 1965-1969 donde fue compañero —entre otros—, de José Francisco Ruiz Massieu ex gobernador de Guerrero.

Al terminar la carrera, antes de cumplir 30 años, se regresó a Hermosillo a apoyar a su padre en los negocios y le fue bien, puesto que las agencias distribuidoras de la Volkswagen crecieron en Guaymas y Navojoa (1972), Huatabampo (1976), Cajeme (1979), Hermosillo (1989) y posteriormente en Nogales. También avanzó en la agricultura, los bienes raíces y la expansión de las gasolineras como “El Charro”, “El Sahuaro” y “El Gallo”.

Maquilas Tetakawi creció mediante una gran promoción, principalmente en los ramos aeroespacial, electrónica, médico y automotriz. Generó empleos, promovió clientes, amplió su red de proveedores y modernizó la actividad empresarial en la región Guaymas-Empalme tanto en Bellavista como en Roca Fuerte y Santa Clara.

Ampliaron su conexión con más de siete mil proveedores calificados principalmente de aluminio, acero, plásticos, cobre y manganeso, titanio, cauchos, herramientas de corte, enlaces químicos, y otros muchos productos más, a quienes se les paga puntualmente… enfatiza Félix.

La exportación de sus productos se amplió de Estados Unidos a Canadá y Europa. Hacia Estados Unidos por vía terrestre —porque así lo demandaron los clientes—, dice Tonella, a través de una empresa de logística muy eficaz y oportuna. También tienen trabajadores de la empresa en Tucson y Mc Allen, Texas.

Ahora proporcionan casi 20 mil empleos en la región y a diario convocan para contratar más trabajadores. Con el tiempo ampliaron sus inversiones y más empleos en Hermosillo y Saltillo, Coahuila.

Uno de los mayores aciertos sociales de Tonella y sus socios, es el de haber atendido la demanda de empleo en las comunidades Yaquis.

Dos mil quinientos habitantes de la etnia entre hombres y mujeres, desde las proximidades de San Ignacio Río Muerto hasta Vícam, Pótam, Ráhum y Pitahaya trabajan ahora en MT y son transportados diariamente a través de una flotilla de camiones de una empresa contratada para ese servicio. Sin duda, se trata del primer y mayor esfuerzo de empleo formal para las comunidades Yaquis que se recuerde, sin aspavientos ni politiquería.

El trato de la empresa con el sindicato de trabajadores afiliado a la CTM ha sido cordial y sin mayores alteraciones. A diferencia de otras empresas, en MT los trabajadores pueden llevar sus alimentos y en el horario de trabajo, disponen de una hora al día para comer en un área destinada para el caso y equipada para calentar o enfriar alimentos.

La peor crisis que han tenido fue la de la recesión Estadounidense del 2009 que al bajar la demanda y la producción, los obligó a disminuir la plantilla de trabajadores de 18 mil a 9 mil…Y tardó la empresa 8 años en recuperarse, dice Tonella.

La crisis del error de diciembre de 1995 no les afectó la producción, pero sí, los costos de los insumos por la enorme devaluación del peso. Lo que más les cuesta ahora, es el consumo de electricidad.

Ante eso, problemas y crisis, mucho trabajo y mucha disciplina dice, la inesperada etapa que han enfrentado, en 2020 con la pandemia y el incendio de dos plantas, obligaron a modificar el funcionamiento de la empresa reduciendo la presencia de los trabajadores sin perder el empleo.

En el éxito de la empresa mucho ha tenido que ver el estilo personal de los socios; La vida de Félix Tonella se caracteriza por su estilo sencillo, humilde, discreto y austero. Tiene 36 años en la misma casa de la colonia Prados del centenario, maneja su propio vehículo y con sus infaltables habanos trabaja todos los días llueva o truene.

Con frecuencia asiste a escuelas y facultades a hablar de sus experiencias en los negocios y constantemente es buscado por funcionarios que requieren de su asesoría y orientaciones, mantiene una buena relación con los dirigentes sindicales y ha sabido conservar a sus amigos. Sorprende a sus auditorios juveniles cuando les confiesa que a pesar del negocio que maneja, ni habla inglés ni maneja computadoras. Se declara creyente de la responsabilidad familiar en la empresa y en el relevo generacional. Seguido platica preocupado de experiencias de empresas que no supieron inducir el relevo generacional y fracasaron rotundamente. Coincide con la tesis de que muchos directivos y fundadores de empresas no formaron a sus familiares en la responsabilidad, la perseverancia, la honradez, el esfuerzo y la constancia (los valores que más aprecia) y al hacerlos sentir que ya tenían la vida resuelta, no se esforzaron por avanzar ni consolidar lo logrado.

Tonella presume con orgullo de que fue formado en la vida y en los negocios por un padre austero y visionario que bajo el principio de “Hace más el que quiere que el que puede”, no le permitió ningún tipo de excesos. Nunca se comportó como un junior (estudió en una universidad pública) y desde el principio, asumió responsabilidades que él sabía, marcarían su vida futura. ¡Una vida de más de 50 años de trabajo!

No sé si Tonella lo sepa, pero el esfuerzo que tanto él como sus socios Seldner y Gómez del Campo han hecho para desarrollar y consolidar a Maquilas Tetakawi, (junto con Toño Llano en la agricultura), los ubica en la historia local como el esfuerzo empresarial más visionario para crear empleos desde el tiempo de los trabajos para construir el ferrocarril Empalme-Guadalajara a principios del siglo XX.

Enhorabuena por quienes son los mayores empleadores de Sonora y que reinvirtiendo capitales a cada momento han contribuido a la modernización e innovación tecnológica de la industria sonorense.

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