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La ansiedad en tiempos del Coronavirus

Tenemos que ser solidarios, no atraparnos en la xenofobia y señalar a los extranjeros como si trajeran la ‘peste’, mucho cuidado con los prejuicios

Por Rosa Chávez Cárdenas

La humanidad enfrenta una crisis de grandes dimensiones, una guerra sin misiles, el enemigo, un virus llamado Coronavirus. Las decisiones que tomen los gobiernos cambiarán el sistema de salud: la economía, la política, cultura y educación. El ser humano es tan vulnerable, en la era moderna con tantos adelantos científicos y tecnológicos, un virus puso de cabeza a todo el orbe.

A los gobiernos les tomó de sorpresa la expansión tan rápida de enfermos y se crearon teorías de conspiración entre países, falta tiempo para saber las verdaderas causas, lo que vemos es incertidumbre y el número de fallecimientos. La tecnología acorta el tiempo para detectar cadenas de infección, sin embargo, los países de tercer mundo no cuentan con estas herramientas.

La solución a la fecha es el confinamiento en las casas y la distancia entre personas. Al no tener certezas, tenemos que recuperar la confianza que hemos perdido, hasta en nosotros mismos, producto del hedonismo, la permisividad y el consumismo y de los políticos que nos han gobernado: corruptos, irresponsables enfermos de poder, también en la ciencia que se volvió inhumana y en los medios de comunicación.

Las redes sociales se han convertido en el medio de comunicación más democrático, sin embargo, se ha vuelto el más desconfiable, y manipulable, es difícil descubrir los mensajes falsos y todos están atrapados. Ante la impotencia de la emergencia, los gobernantes se aprovechan del miedo y algunos toman el camino del autoritarismo.

La pandemia y la crisis económica son problemas globales y solo serán resueltos mediante la cooperación, con estrategias que ya se aplicaron en otros países, no se vale hacer más de lo mismo. La crisis cambió nuestro estilo de vida, todos los eventos se han suspendido, se dan cuenta, solo en la guerra mundial se suspendieron las Olimpiadas.

Tenemos que ser solidarios, no atraparnos en la xenofobia y señalar a los extranjeros como si trajeran la peste, mucho cuidado con los prejuicios. Desgraciadamente tenemos autoridades narcisistas que no aceptan que se equivocan como Trump y López Obrador, que en lugar de tomar conciencia culpan a los demás. El presidente nos divide, no deja de culpar a los conservadores, critica a los empresarios que son junto con la clase trabajadora los que sostienen a este país y que estarán muy afectados por la crisis económica.

El petróleo en México ya no es una fuente de divisas, sino un barril sin fondo. No se olviden, tenemos un arma muy poderosa: el sistema inmunológico, solo necesita buena alimentación, manejo del estrés, controlar el miedo y no ingerir tantos fármacos que lo suprimen; la vacuna no será la única solución que nos salvará de las epidemias. El coronavirus tiene muchas familias, la gripa, el resfriado son de la misma familia, de los cuidados depende que no sean fatales. Lo más recomendable es el reposo y el aislamiento. Es un hecho, el planeta se está depurando, somos demasiados habitantes confinados en ciertas regiones.

La tierra nos expulsa, el calentamiento global es una manera de depurarse, sobreviviremos los más fuertes, eso es una ley natural que se ha demostrado a lo largo de la historia.

Cuidado con la psicosis colectiva, el miedo es un instinto de sobrevivencia, la ansiedad la creamos, dándole vuelo a la imaginación. El miedo debilita al sistema inmunológico, un sistema de defensas debilitado, permite que entren los invasores, como el Covid-19 del que aún no tenemos anticuerpos.

La mejor manera de protegernos es la alimentación, la actitud mental, el optimismo, la paciencia y confiar en el sistema inmunológico. Es importante lavarse las manos, en exceso se vuelve un trastorno obsesivo, en cuanto a la limpieza en casa y en el lugar de trabajo una paradoja: “Que tu casa esté tan limpia para que estén todos felices y tan sucia que les permita estar sanos”. Vamos a descubrir si el encierro en nuestras casas nos hará más solidarios o más individualistas.

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