Destacada

Los partidos políticos en México ¿tienen madre?

Por J.J. Atondo

Hoy, sin querer queriendo, escuché una plática de dos jóvenes. Más que plática era una confrontación, aparentemente ideológica, pero carente de ideología y razón.

—El PAN es un partido qué vale para pura madre —le dijo el primero al otro.

Obvio, a su edad, el otro, que la verdad no tiene finta de ser de los otros, le reviró:

—Qué desvergüenza la tuya, el que no vale pa’ madre es el PRI. No solo les quitaron la Presidencia, sino la mayor parte de los Estados, Municipios, Senadurías y diputaciones… ¡Tan bien jodidos!

Lógica ideológica no había en ninguna aseveración. No conocía a ninguno de los dos, así que no me metí.

Pero me pusieron a pensar: ¿Valen madre los partidos en México?

Antes de un razonamiento interno, me trasladé al que también debiera ser mi país, a los EE.UU., pero que Santa Anna, el ex presidente, no el de Magia Negra, Samba pa’ ti, les vendiera a los gabachos las zonas hoy por hoy más ricas que antes eran nuestras.

El caso es que allá, Demócratas y Republicanos andan del chongo y del chingo también. En España, dónde un mexicano nacionalista y patriota, puede darse el lujo de gritar:

—¡Chingue a su madre México!

Y cuando los aragoneses, cantalanes, andureños y demás, le reclamen su anti patriotismo, éste, el mexicano, dé el mejor de los argumentos para realizar esa aparente denostación: “La madre Patria es España”. Así que otra vez:

—¡Chingue a su madre México!

La cuestión, entonces, es que España es una nación dividida no en Estados, sino en ¡países al interior de un país!

Caso similar el de Inglaterra, de origen monacal, aún vigente, pues es parte de un conjunto de naciones integradas a la Gran Bretaña, con el consiguiente desmother del ERI contra todos los demás, en las calles y en las cámaras de los comunes y los lores.

Y así, si nos vamos por países, los más avanzados en integración demócrata, pues traen también su propio desmother small.

Y aquí es de reconocer que en nuestro país, el PRI fue tan caon en su momento, que Vargas Llosa los premió con el reconocimiento de Dictadura Perfecta, de lo cual ni EE.UU., España, Italia, Alemania, Francia y la también República de ETC, han podido alcanzar ni tan siquiera en sueños.

Pero que para nuestro temor y previsión de toma de piedras, hoy México corre el riesgo de que Don Mario, del título que nos otorgó hace nueve años, nos retire lo de “Perfecta”, dejando con vida solo la primera denominación: Dictadura.

Así. Dictadura, sin matices, sin arreglos, pintura, mucho menos disfraces de muertos, pues no alcanzarían esos ropajes propios de la celebración noviembrina, con aquellos miles que en poco más de un año ya están descansando en tumbas o esperando la llegada de las mujeres buscadoras.

Pero, ¿en qué estaba?

¡¡¡Los partidos!!!, me gritó el mocoso personaje de Derbez.

Vuelvo al pleito de los dos jóvenes que cuestionaban al PRI y al PAN como partidos que estaban valiendo madre.

Después de haber agarrado yo canales gabachos, con todo lo que diserté líneas arriba, pues puedo plantear mi desacuerdo con el par de morros.

Los partidos políticos son la estructura social que permite que un individuo se organice, se integre con sus aportes ideológicos, sociales, dogmáticos, etc., y con ello evite que su participación se dé en las calles con un arma en la mano buscando al rival, no para cantarle un tiro, sino para dárselo.

De aquí la gran idea del sonorense Plutarco Elías Calles, de integrar en un solo partido, en una sola fuerza, a quienes en la sierra, pueblos, ciudades, con un pavoroso 30-30 o una .45 o .22 hacían valer sus razones al contrario, cuando nace el PNR, hoy el PRI.

El mismo PRI, cuyos dirigentes, regularmente los Presidentes de la República, no entendieron aquella advertencia del Chacho González Torres, quien les dijo a los priístas, siendo él Senador por ese partido:

“O Marchamos con la sociedad o la sociedad marchará sin nosotros”.

No le hicieron caso. Marcharon solos. Los panistas aprovecharon y con Vicente Fox le arrebataron al PRI 70 años de poder

Pero, el PAN con Fox y Calderón también marcharon solos y nunca valoraron la fuerza de la sociedad, mucho menos la de chingada y…

¡Y el PRI volvió!

Pero ya era un PRI sin Ifigenia, sin Cárdenas, sin Porfirio, sin, sin… López Obrador.

Y Peña Nieto, quiso marchar con la sociedad, pero nunca quiso entender que Atlacomulco representa solo una mísera parte de la sociedad, término que nunca pudo entender y menos con la fama desintelecta que se avantaba, pues incluso su sociedad matrimonial tampoco la entendió, aunque por ello tanto le admiremos los mexicanos agraviados.

Prefirió Atalcomulco y lo que por todos los machistas de México lo admiramos… a Tania Ruiz.

Y es aquí donde entra ya un tercer partido, desde seis años en discordia: Morena.

Total que por estos errores de Fox, Calderón, Peña Nieto y grupos que en el poder hicieron y deshicieron, salen de la escena PRI y PAN e incluso PRD.

Morena hace 10 años no existía.

En su procreación, un semen de probeta integrador lo aportaron tricolores, azules y amarillos. ¡Fue Partido!, anuncia Zedillo en el parto, y con ese Partido marchó la sociedad y ¡ganó!