General

Menos marihuana, más salud

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

La reciente aprobación en el Senado de la “Ley General para la Regulación del Cannabis” ha despertado de nueva cuenta controversias. La opinión como siempre se polariza, algunos políticos se hacen vivos sacando sus “pipas” para fumar y como es costumbre, la sociedad terminará pagando los platos rotos.

 

Para llegar a la “legalización” de la marihuana en México, fueron ocurriendo pequeños pasos que, otra vez nos demuestran que en nuestro país, el Estado se ablanda o con el tiempo o con dinero.

 

De entrada, el enfoque de la discusión para “legalizar” la marihuana fue errado. Desde hace años, el debate público se ha centrado en dos vertientes: uno, el de la Seguridad Pública, es un sueño pensar que así le darán un duro golpe al narco, solo vean Estados Unidos… Otro en Derechos Humanos; recordará que la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue la primera en otorgar un amparo para que un grupo de fumadores pudieran darle rienda suelta a su “lúdica” actividad. El argumento de los ministros fue el “libre desarrollo de la personalidad” (entre estos magistrados estaba Olga Sánchez Cordero). En fin, de ahí se agarraron para presionar al aparato gubernamental. Pero bueno, ¿qué libertad será la del vicio?

 

Es innegable que la marihuana es una sustancia adictiva, es decir, se puede catalogar como una droga. El THC y otras sustancias que contiene la cannabis, al fumarse pasa de los pulmones al torrente sanguíneo y llega hasta el cerebro, generando euforia placentera y sensación de relajación. La sustancia, de forma engañosa altera las funciones normales del cerebro enviando mensajes que afectan regiones del cerebro que influyen en el placer, la memoria, el pensamiento, la concentración, el movimiento, la coordinación y la percepción del espacio y tiempo.

 

Un ejemplo sencillo, una persona drogada no debe manejar, incluso en el Capítulo Tercero, Artículo 21, del Reglamento de Tránsito de Hermosillo, ahí viene contemplado. Y es que la marihuana disminuye marcadamente la capacidad de juicio, coordinación motriz y tiempo de reacción, según considera el Instituto Nacional sobre el Abuso de las Drogas de Estados Unidos.

 

Quizá los legisladores no quieren ver que es un tema de Salud Pública. Muchos cierran los ojos y no creen que la adicción es real y puede llevar a otras sustancias. La decisión de los Senadores parece más bien una salida fácil ante la incapacidad de resolver el problema de fondo. Crean el espejismo de haber resuelto un problema, pero la terrible realidad es que le están dando forma a otro más grande.

 

¿Cuándo ha visto que los vicios dejen algo bueno? Al menos que seas el favorecido de comerciar en ese mercado… Pero en fin, fallan al no apostarle a la salud y a todos nos va afectar, comenzando por sus hijos… Veremos lo que sigue en la Cámara de Diputados.