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Prohibición de matrimonios infantiles en México

Diohema Anlleu, de REDIM pone en dimensión la problemática social: pues hay más de 237 mil niñas casadas, bajo argumentos de usos y costumbres 
Diohema Anlleu, de REDIM pone en dimensión la problemática social: pues hay más de 237 mil niñas casadas, bajo argumentos de usos y costumbres 

En entrevista para Primera Plana, Diohema Anlleu, de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) pone en dimensión la problemática social: actualmente hay más de 237 mil niñas casadas, en regiones bajo argumento de usos y costumbres 

 

Por Rigo Gutiérrez E.

Diohema Anlleu, Directora del área de incidencia de la Fundación Juconi, celebró la reciente aprobación en el Senado de una reforma al Artículo 2 Constitucional, para prohibir el matrimonio infantil en comunidades indígenas.

Recordó que se trata de una lucha social que data del 2019 y ahora logra este avance en favor de respetar el interés superior de las niñas y las adolescentes.

En entrevista para el programa De Primera Mano, reveló que actualmente a nivel nacional hay registro de más de 237 mil niñas casadas que tienen entre 12 y 17 años de edad.

 

¿Qué podemos entender como matrimonio infantil, en dónde lo podemos ver?

Se pueden llamar reuniones forzadas, porque finalmente a veces las niñas y las adolescentes menores de 18 años, que eso es un poco lo que dice la ley (para contraer matrimonio en el país se tiene que tener mayoría de 18 años y evidentemente, conciencia). Entonces la prohibición del matrimonio infantil en México implica que la ley o sea que la edad para poder contraer matrimonio sea 18 años. Entonces ubicamos nosotros lo que llamamos Unión esforzada, matrimonios arreglados y el matrimonio forzado, Unión temprana, son palabras que usamos y que hacen referencia al mismo fenómeno en donde niños adolescentes son casadas sin su consentimiento cuando son menores de 18 años y que de alguna manera eso vulnera sus derechos porque dejan de estar en la escuela, dejan de recibir una atención médica y entran a ejercer funciones y trabajos y acciones que no les corresponden a su edad.

Y también sabemos que esto incrementa la violencia, porque además en estos casos del matrimonio forzado o del matrimonio arreglado muchas veces, el intercambio de niñas es a través de una cuestión monetaria que la familia recibe. Entonces eso no garantiza, un espacio seguro, un espacio en donde la niña puede estar bien.

 

¿Qué dicen las cifras o estadísticas alrededor de esta problemática?

Las estadísticas son significativas. El INEGI registra matrimonios o uniones tempranas entre los 12 y los 17 años a 237,175 niñas y adolescentes, entre los dos y 17 años que están casadas.

Entonces, esto implica un número muy alto en el país. Y a nivel de indígenas, implican casi 28,000 niñas y adolescentes indígenas que están en esta condición de acuerdo a los registros que se tienen, pero sabemos que puede haber muchísimos otros casos que no están registrados y sí, y es un número alarmante, porque yo siempre que hablo de números digo, pongan caras a esos números para que vean que son personas, que necesitarían estar en la escuela aprendiendo cosas, teniendo una buena salud. Siendo protegidas y no en una situación que las vulnera, que las pone en riesgo.

En el tema de matrimonio infantil tenemos que tener mucha claridad en qué estamos hablando de situaciones de cambio cultural, es decir, tenemos que cambiar la mirada y saber que las niñas y las adolescentes son sujetos de derechos, que tienen que ser respetadas, que tenemos que cuidarlas. Y que no son el futuro de México, son el hoy de México.

Finalmente, las niñas adolescentes de este país son 40 millones, entonces tenemos que observar y mirar a estos 40 millones como sujetos de derechos y de protección.

 

¿Cómo hacerle para que esta Ley no quede como letra muerta, como después pasa con muchas leyes?

Como muchas cosas, una primera cosa y por eso agradecemos siempre estos espacios de comunicación, porque logramos llegar a las y los ciudadanos como para que conozcan sus avances y también puedan visibilizar la situación de niñas y adolescentes y también estudios de Fundación Juvenil. Hacemos un trabajo diario para esto, pero también nosotros formamos parte del Consejo de Redim de la de la Red por los Derechos de la Infancia. Esta red estamos a nivel nacional, somos casi 80 organizaciones y todos los días en esta conciencia del respeto y la protección de los derechos humanos.

Entonces, un camino de acción es poder comunicar a la ciudadanía estas situaciones que las visibilicen, porque al final todos estamos en contacto con niñas y con adolescentes, y yo siempre digo, pongamos rostro a los números. Entonces, es decir, todos acercarnos a nosotros, tenemos hijos, tenemos hijas, sobrinos, vecinos. Ahí están las niñas y los niños de este país, a los que tenemos que mirar con consideración, con respeto, con cariño, cuidarlo, protegerlos, saber que están ahí, que tienen problemas.

La segunda es a través de Redes. Hacemos un esfuerzo muy importante como organizaciones tratando los derechos humanos y en esta gestión de cosas que van, sí, a nivel legislativo. Pero todas las organizaciones de red hacemos trabajo en campo. Entonces eso nos facilita a poder tener esta mirada de si la incidencia, pero también lo que ocurre en territorio. Y la otra cosa es, pues, el trabajo que la sociedad civil hacemos todos los días, ahí estamos, en la línea con las niñas y los niños, con sus familias. Eso va garantizando que estas cosas muy macro que se ven muy elegantes en los documentos. Podrán ir teniendo un rostro humano y una acción directa en el bienestar de la vida cotidiana de niños.