GeneralPrincipales

Sionistas atrás de las guerras de Ucrania y de Palestina

No tiene otra explicación las constantes provocaciones a Rusia por parte de la OTAN alianza militar dirigida por los Estados Unidos
No tiene otra explicación las constantes provocaciones a Rusia por parte de la OTAN alianza militar dirigida por los Estados Unidos

Por Dr. Jorge Ballesteros

No tiene otra explicación las constantes provocaciones a Rusia por parte de la OTAN alianza militar dirigida por los Estados Unidos y que comprende a 30 países, la última fue la que provocó el Judío Volodomir Zelensky, presidente de Ucrania, al pretender incorporar su país a la OTAN en clara provocación a Rusia, ya que su acción al tener fronteras comunes, acercaría las tropas y los misiles de la OTAN a Rusia, afectando gravemente su seguridad, porque ante un ataque no tendría suficiente tiempo para reaccionar.

Sumado a las constantes provocaciones al atacar militarmente y bombardear durante 8 años a las regiones de población mayoritariamente rusa de Donetsk y Luhansk, declaradas como Repúblicas Populares independientes en 2014 y en conflicto armado desde entonces con el Ejército ucraniano.

Amnistía Internacional denuncia crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos, mientras los ciudadanos de esas zonas cuentan 14.000 víctimas mortales y 1,5 millones de desplazados en ocho años.

Esta provocación de Zelensky, y el estado profundo de los Estados Unidos con Biden a la cabeza, provocaron la invasión de Rusia a Ucrania, dándose un cruento enfrentamiento en el territorio de Ucrania de la OTAN contra Rusia, siendo los ucranianos utilizados por los Estados Unidos y sus títeres europeos, como piezas de ajedrez, al obligarlos a enfrentar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo, con una abrumadora superioridad tecnológica y militar, que ya lleva más de 146.820 soldados ucranianos muertos, más la población civil, con sus ciudades en ruinas y territorios ocupados.

Una guerra que la OTAN no permite que se acabe, mandando ingente material bélico a Ucrania y toneladas de dólares, para alimentar la hoguera de la guerra. El Comediante judío Zelensky se da la gran vida en Europa con el dinero que le mandan y comerciando parte de las armas en el mercado negro. Ya se ha empezado a mandar a jóvenes y ancianos, así como mujeres al frente, sin el debido entrenamiento, por la carencia de tropas que han muerto o desertado; los mercenarios extranjeros también salieron por piernas de este picadero de carne en que se ha convertido esta guerra.

Hay que señalar que Rusia es una potencia nuclear de primer orden y que no dudara en desencadenar un holocausto nuclear, si la OTAN cruza la línea roja atacando directamente el territorio ruso.

Pero veamos el trasfondo que hay en esta pelea de estas superpotencias, uno lo ve Rusia versus la OTAN o versus EE. UU., pero ¿qué intereses representan cada uno?

La verdadera razón clave por la que Putin está arriesgando todo por una posible invasión de Ucrania es la estrategia de defensa nacional de Rusia que ve a Ucrania como parte de la OTAN como una amenaza existencial para la pervivencia de Rusia.

La configuración geopolítica actual, demuestra la presión que Estados Unidos y sus aliados cercanos de la OTAN ejercen sobre Rusia. Han pasado varias décadas desde la desaparición de la URSS y los Estados Unidos y la OTAN han tratado de empujar a Rusia de regreso a su territorio continental con la continua ampliación de la OTAN y el continuo cerco de Eurasia (frente europeo contra Rusia y frente del Indo-Pacífico contra China).

En cuanto se disolvió la URSS, tres países neutrales —Austria, Finlandia y Suecia— se convirtieron en ‎miembros de la Unión Europea. La Unión Europea y la OTAN son una sola entidad —la UE es el ‎ala civil y la OTAN es la militar— y las dos tienen su sede en Bruselas.

Según el Tratado ‎sobre la Unión Europea, modificado por el Tratado de Lisboa (artículo 42, párrafo 7), la OTAN ‎asume la defensa de la Unión Europea, independientemente de que todos los miembros de la UE ‎sean o no miembros del bloque atlántico. De hecho, aquellos países “neutrales” dejaron de serlo ‎al convertirse en miembros de la Unión Europea.

En 1993, el Consejo Europeo reunido en Copenhague anunció que los países del centro y del este ‎de Europa podrían incorporarse a la Unión Europea. A partir de entonces, los ex miembros del ‎bloque soviético emprendieron el proceso de incorporación a la OTAN, sin más obstáculo que las ‎tradicionales observaciones provenientes de Rusia. ‎

Pero en los años 1990, Rusia era sólo la sombra de sí misma. Sus riquezas fueron sometidas al ‎saqueo de 90 individuos que se dieron en llamar los “oligarcas”. El nivel de vida de los rusos ‎se derrumbó y su esperanza de vida disminuyó en 20 años. En ese contexto, nadie prestaba ‎atención a lo que decía Moscú. ‎

En 1997, la cumbre de la OTAN reunida en Madrid exhortó los ex miembros del bloque soviético ‎a unirse al Tratado del Atlántico Norte. En 1990, la extensión de la OTAN sobre el territorio de la ‎ex RDA se había pactado con Moscú. Pero cuando la República Checa, Hungría y Polonia ‎se convirtieron en miembros de la OTAN (en 1999), Estados Unidos estaba violando la ‎palabra que había dado a Moscú. ‎Estados Unidos volvió a romper su promesa en 2004, cuando Bulgaria, Estonia, Letonia, ‎Lituania, Rumania, Eslovaquia y Eslovenia también se convirtieron en miembros de la OTAN. ‎

Estados Unidos tampoco respetó su palabra en 2009, así que Albania y Croacia también pasaron ‎a ser miembros de la OTAN. Lo mismo sucedió en 2017, con la incorporación de Montenegro, y ‎en 2020, con Macedonia del Norte. ‎

Ahora resulta que Ucrania y Georgia también podrían convertirse próximamente en miembros de ‎la OTAN mientras que Suecia y Finlandia podrían renunciar a la “neutralidad” —que ya es sólo ‎teórica— para integrarse abiertamente a las filas de la alianza atlántica. ‎

Lo que era inaceptable en 1990 sigue siendo inaceptable hoy en día. Es inconcebible que ‎la OTAN emplace misiles a sólo minutos de vuelo de Moscú. Es la misma situación que ya se vio ‎en 1962. Estados Unidos desplegó misiles a las puertas de la URSS, en Turquía.

En el sur, Ucrania es realmente el área de protección que necesita Rusia. Rusia no puede entregar Ucrania a la OTAN porque la considera una amenaza existencial. Si Ucrania se convierte en parte de la OTAN, EE. UU., Reino Unido, Alemania, Polonia, etc., etc., podrán desplegar una gran cantidad de tropas en ella con armas ofensivas, tomar el control de la base naval extremadamente importante de Sebastopol y poner en peligro mortal el corazón industrial y energético de Rusia en el Cáucaso y de la región de Volgogrado. Rusia tendría los misiles de la OTAN a solo 10 minutos de su capital.

  1. UU. no irá a la guerra con Rusia por Ucrania. Nadie quiere la guerra con una superpotencia nuclear con miles de armas nucleares y aviones hipersónicos capaces de llegar a cualquier parte del mundo.

¿Rusia invadirá un país de la OTAN? No absolutamente no. Invadir un país de la OTAN significa una guerra nuclear con Estados Unidos. Putin no es estúpido.

¿Entonces, quien se beneficiaría con una guerra nuclear que destruyera la mayor parte del continente americano, Europa y Rusia? Y dejara miles de millones de personas muertas y grandes áreas en ruinas y contaminadas con la radiación.

Obviamente que nadie, pues esto causaría un colapso mundial, incluso para países que no participaran como China, la India, países árabes, Israel, etc. Entonces no se busca un holocausto nuclear, sino debilitar y de ser posible destruir a Rusia, pues Putin se ha convertido en un obstáculo para los planes de dominación mundial de la Elite sionista.

Otro tanto ocurre con Irán, que es una potencia militar en la región e impide a Israel apoderarse de todo oriente medio y que, junto con Siria, Yemen, Líbano, Irak, y los palestinos, han constituido una especie de eje de resistencia musulmana a los intentos sionistas y atlantistas de dominar estos países, partirlos en pequeños estados y exfoliar sus recursos naturales, principalmente los hidrocarburos (petróleo y gas) que abundan en esa región.

Por ejemplo, en la asediada Franja de Gaza, invadida por Israel, existen grandes depósitos de gas y se calcula que estas reservas de gas en la zona ascienden a 1,4 billones de metros cúbicos, de los que un 60 % corresponde a los palestinos, y el resto a Israel. Esta cantidad permitiría satisfacer durante años las necesidades eléctricas de la Franja, y además exportar al extranjero. Esto explicaría por qué Israel quiere despojar a los palestinos de su tierra y arrojarlos al desierto del Sinaí.

La verdad es que los judíos, tanto los sionistas de Israel, como los lobbies sionistas de los Estados Unidos y de Europa, tiene al mundo en un polvorín de una guerra nuclear, que de darse, destruiría nuestra civilización, regresándonos a la era de las cavernas, o peor aún, a un invierno nuclear con la total destrucción de la humanidad.