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Sonora requiere proteger y respetar sus áreas naturales protegidas

Por Gerardo Moreno Valenzuela

En Sonora apenas existe poco más del 10% del territorio nacional destinado como áreas naturales protegidas o zonas de conservación de vida silvestre, cuando las iniciativas internacionales buscan lograr al menos un 30%.

La organización internacional “Wildlands Networks”, publicó un informe llamado “Reporte sobre la superficie conservada en Sonora”, donde detalló que en la entidad hay 18 millones 55 mil hectáreas de superficie y de estas un millón 928 mil son zonas protegidas, es decir, el 10.68%.

En total son 38 lugares con algún esquema de conservación: de las cuales ocho son áreas Naturales Protegidas Federales, 11 humedales, 10 áreas destinadas voluntariamente para conservación, siete áreas estatales y dos municipales.

De las federales la más grandes es la reserva del Pinacate y Gran Desierto de Altar, con más de 715 mil hectáreas, luego el Alto Golfo de California con 204 mil hectáreas, el área de protección de Bavispe con más de 200 mil hectáreas y la Isla del Tiburón con 130 mil hectáreas.

En cuanto a las áreas estatales la mayor es el Cerro Las Conchas en Arivechi, con 66 mil hectáreas y la presa Abelardo L. Rodríguez – El Molinito – La Sauceda, con 17 mil hectáreas.

Mientras que las dos únicas áreas naturales protegidas municipales se encuentran en Hermosillo, y son el Parque Central, ubicado al norte, y el sistema lagunar Los Jagüeyes, al sur poniente de la ciudad.

La organización “redes salvajes”, explicó que México firmó un tratado con la Organización de las Naciones Unidas para la conservación de la biodiversidad, donde la meta es lograr que para el 2030 se tenga un 30% del planeta destinado a áreas de conservación, de ahí la agenda 30×30. En Sonora estamos en un tercio de la meta y ya quedan seis años, falta mucho trabajo por hacer.

 

Urgen más áreas

El biólogo Carlos Castañeda Sánchez, co-coordinador en el noroeste de México de “Wildlands Networks”, y uno de los autores del informe Sonora 30×30, explicó que en el país y en Sonora, vivimos dos crisis, las afectaciones del cambio climático, que aquí se ve reflejado con la poca disponibilidad de agua, y la pérdida de biodiversidad. Y las áreas naturales protegidas es la política pública más eficiente para conservarla.

“Las áreas naturales protegidas juegan un rol muy importante, porque son justo soluciones naturales para la mitigación y esta difícil hacer ahorita la reversión o revertir el impacto, pero por lo menos mitigar el impacto del cambio climático y obviamente también de la pérdida de biodiversidad y ecosistemas”

En Sonora hay 38 zonas de conservación, de estas el 70% son áreas protegidas Federales, solamente un 4% son estatales, y municipales apenas hay 2 y están en Hermosillo, el Cerro Johnson y Los Jagüeyes.

La mejor opción, para la urgencia que vivimos, es promover áreas de conservación voluntarias. En Sonora hay 10, y se puede crecer porque su certificación es más rápida y tiene el mismo estatus que un área natural protegida.

“Tenemos ya casos, tenemos la reserva de jaguar del norte que ellos están completamente convencidos que quieren la conservación completamente de su predio, la totalidad a perpetuidad, y tenemos el parque La Colorada en Álamos, es un área destinada voluntariamente a la conservación, ellos de manera voluntaria la certificaron”.

El problema es que muchas de estas están siendo amenazadas por el hombre, un ejemplo es el área protegida voluntaria El Aribabi, donde pasarán las vías del Tren que Alfonso Durazo sacó de Nogales, donde de cuatro regiones, al parecer compraron una, que tuvo un cambio de propietario se canceló el decreto de creación ACV.

“Si no tenemos un estado de derecho que respete la ley, y lo que se establece para lo que fueron creadas las áreas naturales protegidas, pues de nada sirve tener un decreto ahí publicado y tener áreas de papel”.

Como experto en promoción de áreas de conservación, aclaró que el llamado es lograr mayor coordinación entre los tres niveles de gobierno para detectar zonas de alta prioridad de conservación y conseguir la declaratoria; también lograr un mayor involucramiento de la sociedad para exigir áreas naturales y protegerlas.

 

Necesario el apoyo de las comunidades

La doctora Maribel Pallánez Murrieta, profesora investigadora de la carrera de Licenciatura en Ecología de la Universidad Estatal de Sonora (UES), explicó que en Sonora estamos bajos en la conservación de áreas naturales protegidas, donde el principal reto es lograr que la comunidad las acepte y sobre todo respete y proteja.

“En realidad en Sonora estamos bajos en la generación en la conservación de las áreas naturales protegidas, traemos alrededor del 13% del territorio nacional del territorio estatal perdón y esto incluye también las áreas marinas, o sea, no son todas terrestres porque están las islas del Golfo de California y las islas de San Pedro Mártir”.

Aclaró que a nivel internacional se está pidiendo lograr un 30% para el 2030, y ya solo quedan seis años, es decir el tiempo se acaba, cuando las Áreas Naturales protegidas son vitales para proteger la biodiversidad, las naturales y también como desarrollo de la economía de las regiones.

“Yo siempre he dicho que es el mejor instrumento de política ambiental que tenemos en México para conservar la biodiversidad de nuestros ecosistemas y los servicios ambientales que prestan, como la generación de agua, por ejemplo, para la vida incluso disminuyen los niveles de pobreza porque nos dan la materia prima para subsistir, también en la generación de suelo fértil para la captación de dióxido de carbono… y muchos otros servicios ambientales como el turístico, la pesca y la misma biodiversidad genética que tenemos”.

El principal reto para lograr decretar un área de conservación, ya sea bajo el esquema municipal, estatal, federal o de manera voluntaria, es el convencimiento de las comunidades de que es la mejor opción para su sostenimiento y para el cuidado del planeta.