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Trabajo Infantil se incrementó con la pandemia

“Economías de familias de escasos recursos pasaron a ser familias más precarizadas y sabemos que hubo una combinación del impacto de la pobreza en este sentido y también cruzado con el tema de la escolaridad”

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

La pandemia del Covid-19 ha desencadenado una crisis multidireccional pegando directamente en los sectores más vulnerables. Los cierres de centros laborales, los despidos y la suspensión de clases presenciales en planteles escolares, empujó a que las familias echen mano de todos sus recursos, entre ellos los niños.

Tania Ramírez Hernández, directora de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), confirmó a Primera Plana que con la pandemia se incrementó el trabajo infantil.

Tania Ramírez, directora de REDIM, una agrupación con sede en la ciudad de México, que busca la defensa de los derechos de la infancia.

¿Cuáles son los factores principales que consideran para determinar que se incrementó el trabajo infantil en el país a raíz de la pandemia?

Digamos que existe una ponderación, que han hecho por parte de la UNICEF y la organización internacional del trabajo, para determinar que por cada punto porcentual que incrementa la pobreza en un país, se incrementa casi equivalente al punto siete por ciento del trabajo infantil, entonces hay que estar leyendo los datos de pobreza. Sabemos que el trabajo infantil va a crecer, porque hubo pérdidas de empleos; economías de familias de escasos recursos pasaron a ser familias más precarizadas y sabemos que hubo una combinación del impacto de la pobreza en este sentido y también cruzado con el tema de la escolaridad.

La pobreza arroja a las familias a echar mano de todas las herramientas, recursos humanos, en este caso de los que tienen para poder garantizar las supervivencia y esto ha generado que niñas, niños, adolescentes, se hayan incorporado a las actividades remuneradas, formal e informal, en muchos casos es de manera informal.

¿Existe un cálculo de niños trabajando?

En este cruce en el que hablábamos entre pobreza y trabajo infantil, se calcula en México que este podría aumentar, estábamos en 7.2 podría aumentar a 7.9 puntos porcentuales, esto de acuerdo al Coneval en su informe sobre los efectos del Covid-19 en 2020.

El porcentaje del número de personas de 5 a 17 años en trabajo infantil podría estar en 11.5 por ciento de la población, es decir 3.27 millones de niñas y niños, adolescentes, este dato de la Inegi con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, se levantó en 2019.

¿Cómo impacta en los derechos de los niños?

Claro que impacta en sus derechos, pero impacta sobre todo en trabajos explotados, cuando hablamos de trabajos peligrosos. En REDIM también promovemos una mirada crítica de la criminalización del trabajo infantil, hay que recordar que el trabajo no es elección de muchas personas, sino una necesidad de supervivencia. Más que trasladar la culpa a quienes están empleando niñas y niños, o porque sus familias están sacando a trabajar a sus niñas y niños, la pregunta que debemos estar haciendo es por qué el Estado no ha garantizado la protección de estos derechos de niños y niñas, y dar las condicione suficientes para que las familias no se vean obligadas a trabajar con su hijos. Es como una forma invertida de ver el problema, el problema no está en las familias pobres, eso sería criminalizar la pobreza, el problema está en las condiciones estructurales que arrojan a niños y niñas pobres a trabajar.

¿Qué proponen como agrupación para atacar esta problemática?

Primero que nada voltear a ver a la niñez porque en este y en muchos casos hemos tenido evidencia de que pareciera que las niñas y los niños se les ‘traspapelan’ a la acción pública. Por ejemplo, no hay un censo por orfandad por Covid, no sabemos cuántos niños están dejando huérfanos las muertes por la pandemia.

Siguiente, el retorno de las aulas es urgente, pues hay una correlación entre trabajo infantil y abandono escolar. El 4.4% de adolescentes no se inscribieron el ciclo escolar porque tenían que trabajar, lo mismo ocurrió con el 0.6 % de adolescentes entre 13 y 15 años. El 18% de la población en la edad de cursar la educación media superior en el país que no concluyó el ciclo escolar el anterior, tuvo como motivo que trabajar y sabemos que cuando hay deserción escolar, devolver a las aulas a esos adolescentes, es muy difícil una vez que ingresan la dinámica laboral y las familias y ellos mismo logran ver los beneficios de los ingresos —por pocos que sea—.

¿Tienen el reporte de qué tipo de entornos laborales están involucrados los menores?

Lo que sabemos es que niñas, niños y adolescentes están sobre todo inmersos en el trabajo informal. El 52% tenía un trabajo peligroso, en ocasiones el 93% no permitidas por cuestiones de edad, están en los sectores informales del comercio, de cambio y venta de determinados objetos está también en el sector servicios, justamente uno de los sectores peligrosos es bares, construcción, servicios como restaurantes. Eso son lo que hay que evitar, que estén en trabajos peligrosos, y lo que hay que descriminalizar es la posibilidad de que puedan incorporarse en las actividades laborales, con determinadas condiciones, si esto no interrumpe su educación, si esto les deja el tiempo suficiente para descansar, jugar, etc. es decir si el trabajo se compagina con un desarrollo integral libre y pleno no tendría que estar tan perseguido, lo que hemos encontrado, es que hay una mala concepción de este asusto no solo se criminaliza y se persigue y a veces te priva de la libertad las familias por estar una condición de pobreza por está buscando se el sustento ahí en la calle.