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Túnel de las Ideas | Libertad, regalo costoso

Por Guadalupe Rojo

Pensando me he sorprendido de que somos los únicos seres de la creación visible que tenemos libertad, no encontré ninguna otra criatura que sea libre, que pueda elegir entre una cosa y otra.

Hubo que hacer muchos movimientos para que pudiéramos gozar de tan valioso regalo; primero el creador hubo de dotarnos una inteligencia que no tendría ningún sentido si no me permitiera escoger de entre muchas cosas la mejor ¡de otra forma, el regalo sería una maldad!

Sin embargo, ¿cómo podría escoger lo mejor, si no hubiera al menos una opción menos buena que la mejor?

La libertad sin duda tiene sus riesgos, pues hay elecciones que pueden no ser las mejores, sin embargo ofrecen un placer inmediato.

Me viene a la mente el caso de Esaú que cambio a su hermano la primogenitura por un plato de lentejas, calmó su hambre pero perdió la bendición de su padre.

Queda claro que había que contrarrestar la tendencia a escoger lo fácil, pues aunque la inteligencia tenga claro qué es lo mejor, la debilidad de la carne puede hacer malas elecciones. Así que la sabiduría infinita del creador, nos dio también la voluntad.

Yo imagino la voluntad como un musculo, si uno se ejercita, el musculo se fortalece y es capaz de mayores hazañas cada vez.

Cuentan algunas historias que había un hombre tan fuerte, tan fuerte, que era capaz de sostener a un hombre en el aire, sacarlo por una ventana y sostenerlo de un pie con una sola mano. Sin duda aquel brazo estaba bien ejercitado.

Una voluntad bien ejercitada puede resistir cada vez mayores tentaciones de escoger lo fácil por algo de más valor.

Y así fue como entonces el hombre se convirtió en el único ser de la creación visible dotado de inteligencia y voluntad, en aras de poseer la libertad.

Pero semejante Don no se puede explicar si no hubiera algún bien superior a todos que necesite de la libertad para poder existir.

Las noches de insomnio dan respuestas, y de repente el cielo de mi mente se abrió y pude ver claro que ese bien superior que no puede existir sin la libertad es el AMOR.

Es maravilloso poder escoger entre tres regalos el mejor, entre diez comidas la más exquisita, entre pasar frío y tomar una cobija, la cobija, pero elecciones de ese tamaño, no justifican el inmenso don de la libertad.

En cambio, el decidir entregarme, donarme, servir, porque quiero, porque encuentro felicidad en ello, aunque físicamente me cueste, eso sí que vale la pena.

El amor es el ingrediente que hace amable la vida, es la alegría de los hombres, es la fuerza que mueve el mundo, las cargas se hacen ligeras cuando las mueve el amor, la vida cobra sentido cuando está motivada por esa fuerza que te hace querer ser mejor para las personas que amas.

El creador que puso en nuestra naturaleza la libertad, sin duda nos ama, sin duda quiere nuestro amor.

Es increíble pensar que Dios quiere y necesita mi amor, para ello fue capaz de comunicarnos atributos de su propia naturaleza, nos regaló la inteligencia y la voluntad para que pudiéramos amarlo, para que pudiéramos caminar por la vida protegidos por el campo magnético de su amor, disfrutando cada día de los regalos sobrenaturales que nos hace, todos los días hay en nuestra vida milagros del amor de Dios.

Pero Dios es un caballero y no se impone a nadie, cuando uno quiere salir del campo magnético de su amor, el respeta esa libertad que él mismo nos regaló.

Las noches de insomnio también me han hecho pensar ¿cuál es la mayor medida del amor?

Y pensé que es el servicio. Hacer cosas que hagan más agradable la vida de las personas que queremos, desgastarnos por su bienestar, tanto material como espiritual e intelectual.

Porque quiero, porque los amo.

Pero la medida suprema del amor, va aún más allá.

Dar la propia vida esa es la medida.Busca incansablemente la verdad.