DE PRIMERA MANOPrincipales

(Una vez más) La lluvia “destapa” la corrupción 

Aunque se ha logrado avanzar en atender el mal estado de las calles de Hermosillo, los baches siguen siendo el principal problema urbano en la capital de Sonora.

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

AVENIDAS destrozadas y con renovados baches y algunos “cráteres” en las calles de las principales ciudades del Estado. La lluvia “destapa” el proceso de corrupción que se ha seguido por muchos años para la pavimentación y repavimentación.

Y es que primero, el presupuesto es poco. Un ejemplo: Célida López Cárdenas, como presidenta municipal de Hermosillo (2018-2021) gestionó ante el presidente de la república, 500 millones de pesos para reconstruir las calles de la ciudad capital del Estado.

Después de gestiones e insistencias, a las arcas municipales no llegaron ni 300 millones, a pesar de que López Obrador “cantó” en su “mañanera” que había apoyado con 500 millones a los hermosillenses y con otra cantidad similar a los obregonenses, para la misma causa: reparar sus calles.

Célida hizo lo que pudo. Algo, pero insuficiente. En Cajeme, el entonces alcalde, Sergio Pablo Mariscal,  sólo hizo caras y gestos.

Cuando se tiene el recurso “etiquetado” para hacer la obra, el contratista que participa en la licitación o en la invitación, sabe que tiene destinar cuando menos un diez por ciento de su utilidad para “estimular” una bolsa de “más arriba”, dizque para utilizarse en campañas políticas.

Todo es una cadena. Ante la poca utilidad, el contratista utiliza materiales poco adecuados, disminuye el volumen de la obra o bien, las “sumatorias” por actualización de precios de los materiales, prácticamente desaparecen.

Cuando se recarpetea una calle, se observa muy bonita. Ante la primera lluvia de verano, de tan sólo 20 minutos o media hora, la carpeta se vuelve de chicle, ante un reconocido tránsito vehicular pesado, semipesado y no tanto.

Si este tema lo tratamos y cuestionamos en una conferencia de prensa “mañanera” o de las que convoca el Gobierno del Estado, acusarán de que “nos quedamos en el pasado, porque esas prácticas han desaparecido”.

Recuerdo declaraciones como ésta última de parte del gobernador Guillermo Padrés y de la candidata Claudia Pavlovich. En el primero de los casos, Roberto Dagnino y Miguel Padrés no pedían el 10 por ciento. A veces exigían el 20 por ciento.

Con Claudia Pavlovich, el halo de la corrupción envolvió su sexenio y la percepción envolvió en este fenómeno a su familia, sobre todo al final. Su séptimo año, el que añoraba fuese de tranquilidad, está ahora envuelto en el reproche y en el agravio.

Antes había más dinero y ahora, López Obrador, concentrador de todos los recursos públicos, mantiene en la miseria a los estados y municipios, porque para él, sus prioridades están en sureste del país.

Quizá esto último no permita una mayor corrupción. Y por una simple razón: Se redujo drásticamente la obra pública.

HABLÉ ayer con el exdelegado del comité ejecutivo nacional del PRI, Jorge Meade, para que me informara acerca de lo que sigue en el caso de la elección de la nueva dirigencia del PRI en Sonora… En realidad no me dijo gran cosa… “No podemos hablar, en tanto el comité ejecutivo nacional no sea notificado por el Tribunal que emitió el resolutivo y que ordena reponer el proceso”… Pero como sea, la respuesta está en el jerarca Alejandro “Alito” Moreno… Todavía existe el recurso de apelación del mencionado resolutivo en la sala regional del TRIFE en Guadalajara… Además, “Alito” podría designar un presidente interino o enviar un delegado para organizar un nuevo proceso… La decisión se tomará en los siguientes días… Cualquier otra “rumorología” que se corra es sólo eso, “rumorología”.

LE FALTA poco al Presidente López Obrador para declararse un “tirano”… La dictadura mexicana avanzó ayer con el anuncio de que “por acuerdo presidencial”, la “Guardia Nacional” ya pasa administrativa y operativamente a la Secretaría de la Defensa Nacional… Podemos asegurar ahora que el país está “militarizado”… Ni hablar… El mismo proceso que siguió Castro en Cuba y Chávez en Venezuela… “Pero en México no sucederá nada igual”, ¿verdad?