GeneralVórtice

Vórtice | El verdadero significado de la Navidad

1.- Recreación del Nacimiento de Jesús con José y María.
Recreación del Nacimiento de Jesús con José y María.

La palabra “navidad” es una contracción de “natividad”, que significa natalicio. Esta fiesta hizo su aparición en la Iglesia Católica y de allí se extendió al protestantismo y al resto del mundo

 

 

Por Dr. Jorge Ballesteros

Lucas narra la aparición del ángel a los pastores comunicándoles: “una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José y al niño acostado en un pesebre. Y volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto”. (Lucas 2, 8-20)

La Navidad para los cristianos es creer que Dios vino al mundo en forma de hombre para expiar los pecados de la humanidad, Navidad es Jesús, no es otra cosa, no es celebrar a Santa Claus, sino a Jesucristo Nuestro Señor y esa es la alegría de estas fechas, la natividad del niño Jesús.

En esta época y cada 25 de diciembre son muchas las tradiciones para celebrar en familia: villancicos, novena de aguinaldos, cena navideña y el intercambio de regalos. Pero… ¿Sabe cuál es la historia de esta fecha? La palabra “navidad” es una contracción de “natividad”, que significa natalicio. Esta fiesta hizo su aparición en la Iglesia Católica y de allí se extendió al protestantismo y al resto del mundo.

La Iglesia Católica añadió en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.

La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos más. Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.

En esta época se acostumbra a dar regalos especialmente a los niños. La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás.

San Nicolás, Obispo de Mira, era un cristiano de ascendencia griega, y un santo popular tradicionalmente conmemorado en las iglesias orientales y occidental con la fiesta de Navidad por su generosidad con todas las gentes. La historia de Nicolás es una de las creencias populares en el arte devoto cristiano, apareciendo en iconos y frescos alrededor de Europa.

San Nicolás es el santo patrono de los marineros, mercaderes, arqueros, ladrones arrepentidos, niños, toneleros, prestamistas, personas sin casar y estudiantes.

 

La Revolución protestante y la destrucción de la Navidad

Durante la Reforma, los protestantes condenaron la celebración de la Navidad como “capturas del papismo” y los “pasquines de la Bestia”.

El día de Navidad de 1551, un irritado Juan Calvino vio una multitud mayor que lo usual en su iglesia en Ginebra. Él dijo: “Ahora veo aquí hoy más gente que la que yo acostumbraba tener en el sermón. ¿Por qué es eso? Es día de Navidad. ¿Y quién os dijo esto? Pobres bestias. Eso es un eufemismo adecuado para todos vosotros que habéis venido aquí hoy a honrar la Navidad”. Calvino estaba diciendo que sus parroquianos habían sido engañados por la superstición católica al pensar que la Navidad era más importante que cualquier otra reunión eclesial.

Otros reformadores estaban de acuerdo. Bajo Guillermo Farel, Pedro Viret y Ulrico Zuinglio, Ginebra abolió todas las fiestas y días de los santos de Roma. La Navidad era demasiado católica en la interpretación protestante.

 

Invención de ‘Santa Claus’

Después de la Reforma, las oraciones memoriales a Nicolás fueron abolidas en todos los países protestantes de Europa excepto Holanda, donde su leyenda persistió como Sinterklaas (una variante neerlandesa del nombre San Nicolás).

Los colonos neerlandeses llevaron consigo esta tradición a Nueva Ámsterdam (actual Ciudad de Nueva York) en las colonias estadounidenses en el siglo XVII. “Sinterklaas” fue adoptado por la mayoría angloparlante del país bajo el nombre Santa Claus, y su leyenda de un anciano amable fue unida con viejos cuentos populares nórdicos de un mago que castigaba a los niños traviesos y recompensaba con regalos a los niños buenos.

La imagen resultante de Santa Claus en los Estados Unidos cristalizó en el siglo XIX, y desde entonces ha quedado como el patrón de la fiesta de dar regalos de Navidad. Bajo distintos cambios de identidad, San Nicolás fue transformado en una figura bonachona dadivosa en los Países Bajos, Bélgica y otros países de Europa septentrional. En el Reino Unido, Santa Claus es conocido como Father Christmas (el Padre de la Navidad).

 

La Navidad, proscrita en las colonias gobernadas por protestantes

Cuando un parlamento puritano triunfó sobre el rey Carlos I de Inglaterra, poco después fue prohibida oficialmente la Navidad (1647). Estallaron revueltas pro-Navidad en varias ciudades. Por varias semanas, Canterbury fue controlada por los revoltosos, que decoraron los pasillos con ramas de acebo y gritaban consignas realistas.

La Restauración abolió la prohibición, pero la celebración de la Navidad aún era desaprobada por el clero anglicano. Los puritanos que partieron de Inglaterra en 1630 para fundar la Colonia de la Bahía de Massachusetts trajeron consigo algo que puede parecer sorprendente para un grupo de devotos cristianos, que es el desprecio por la Navidad.

 

La Navidad en los Estados Unidos después de la Independencia

La Navidad permaneció siendo un tema controversial. En la Ciudad de Nueva York, los fundamentalistas bíblicos hicieron blanco de los católicos recién llegados. Vedada la migración a la ciudad bajo el Inglés, después de la independencia se abrieron de par en par las puertas y tanto irlandeses como alemanes entraron a los vecindarios étnicos.

La Misa de media noche de Navidad era el objetivo usual de su ira acumulada. En 1806 cincuenta reformadores se reunieron fuera de la recién dedicada iglesia de San Pedro para atacar a los feligreses. La información del ataque circuló, y los feligreses que llegaron para los servicios matinales iban armados con porras, piedras y trozos de ladrillos. La policía intentó separar a los antagonistas, un oficial (Christian Luswanger) fue muerto, y los protestantes saquearon la iglesia e iban a invadir “Irishtown” donde causaron estragos.

Tan tarde como 1855, la creciente celebración de la Navidad aún era despreciada por muchas iglesias. El Daily News de Nueva York informó el 26 de Diciembre de 1855: “Las iglesias de los presbiterianos, bautistas y metodistas no abrieron el 25 de Diciembre, y no aceptaron el día como Santo”. El escritor continuó que las iglesias episcopalianas, católicas y alemanas estaban abiertas y decoradas con perennifolios para la fiesta.

Los protestantes nativos no solo se opusieron a la Navidad. Tuvieron como objetivo las estatuas, las cuales desfiguraban rutinariamente, atacaban a las monjas en las calles, y los bares y tabernas irlandesas y alemanas, que desacraban el sabat abriendo el domingo por la tarde. Pero la llegada masiva de católicos irlandeses y alemanes parecía ser una ola que ni siquiera el más ferviente cristiano basado en la Biblia pudo resistir.

En la actualidad se sigue persiguiendo a la navidad en las dictaduras comunistas y en los países islámicos enemigos del cristianismo, así como en los países occidentales con regímenes de izquierda o infectados de la nefasta ideología de género.

Quizás quienes más han participado en tergiversar el verdadero significado de la navidad han sido los judíos al secularizar la Navidad

En lugar de resistir, los judíos emprendieron una campaña concertada para secularizar la fiesta. Muchos judíos pusieron árboles de Navidad, y los niños judíos clamaron por regalos justo como sus amigos cristianos. La Navidad no era una fiesta religiosa cristiana sino un festivo nacional estadounidense.

En su libro Is Judaism Compatible with American Civil Religion?: The Problem of Christmas and the ‘National Faith’ (¿El judaísmo es compatible con la religión civil estadounidense?: El problema de la Navidad y la ‘Fe Nacional’), Jonathan D. Sarna escribió que los judíos consideraban la Navidad parte de lo “santo para las familias estadounidenses”, lo que incluía vínculos familiares, reuniones de amigos, valores atemporales, armonía doméstica, fraternidad entre todas las personas, amor y paz duradera.

Entre los judíos que contribuyeron poderosamente para esta secularización de la Navidad estaba Irving Berlin, un inmigrante de Rusia que compuso el favorito navideño de todos los tiempos “White Christmas” (Blanca Navidad) en 1942. No hay mención de Jesús o la religión.

La ansiosa espera por la nieve remplaza cualquier expectación por el arribo del Mesías [En el hemisferio norte. En el sur, en cambio, la espera sería por el sol estival, N. del T.]. A Berlin se unieron “Rudolph the Red-Nosed Reindeer” (Rodolfo, el reno de la nariz roja) de Robert May (1949), “Let It Snow, Let It Snow” (Que nieve, que nieve) por Sammy Cahn (Cohen), “Silver Bells” (Campanas de plata) por Jay Livingston (Levinson), “Rockin’ Around the Christmas Tree” (Cantando alrededor del Árbol de Navidad) por Johnny Marks, y otros favoritos de la secular Temporada Festiva.

“Él volvió la Navidad en una fiesta sobre la nieve, hizo su religión un schlock” (expresión yidís para algo barato, de pacotilla o inferior). Continuó Roth: “Si suplantar a Jesucristo con la nieve es capaz de hacer agradable la Navidad a mi pueblo, entonces que nieve, que nieve y que nieve”. La secularización permaneció como la principal estrategia judía de copia hasta la II Guerra Mundial, cuando la elaboración del Jánuca como alternativa judía la remplazó, según lo publicado por Miles Christi Resístens.

Sin embargo, para la Iglesia Católica siempre será el 25 de diciembre el día de Navidad en que se conmemora el nacimiento del Hijo de Dios, de Jesús, que se hace hombre para venir a la tierra a salvarnos.