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Acedo Samaniego: Juez, parte y verdugo

Por Feliciano J. Espriella /

¿No cuenta ante un evidente desatino toda una vida de bien ser, bien vivir y bien servir?

Con amigos como la STIRT, la verdad nadie necesita de enemigos. A Sergio Romano, Ricardo Acedo Samaniego, lo acusó, juzgó, sentenció y lo mandó al patíbulo, sin darle opción de defensa.

Me da la impresión de que el líder del sindicato de la radio y la televisión, vio, como dicen en nuestros pueblos, caballo ensillado y se le ofreció viaje.

Ayuno de asuntos que le den relevancia, quien evidentemente ha sido un oscuro dirigente sindical, posiblemente vio en el linchamiento a Romano la oportunidad de vestirse de héroe convirtiéndose en el brazo ejecutor del villano del momento.

Qué cosa, lo que ni Herodes o Pilatos se atrevieron a hacer, Acedo Samaniego lo realizó sin el menor rubor. Una aclaración, la referencia del pasaje bíblico es exclusivamente desde la perspectiva de que hubo un personaje (hoy Romano, ayer Jesús) al que las muchedumbres querían sacrificar, no vayan a pensar que comparo  a Sergio Romano con Jesucristo y me echen a mí la jauría o me acusen de irreverente.

Pero al parecer, a Acedo Samaniego se le volteó el chirrión por el palito, o le salió el tiro por la culata, si se quiere menos coloquial. Cuando se percató o alguien le abrió los ojos para que viera el descomunal desbarre que había hecho, intentó recular y de la postura de defensor a ultranza de la moral y derechos de género, pasó al de tímido ejecutor de sus obligaciones que no tuvo alternativa y sólo cumplió con su obligación.

Después declaró que la suspensión era temporal, destacando que en su comunicado, que envió a cuanto medio de comunicación conoce y difundió profusamente por redes sociales, no señala que sea suspensión definitiva. Es verdad, pero tampoco dice que sea temporal.

Si fuera cierto que era su obligación en virtud de la falta del periodista e historiador, ¿Por qué no se limitó a comunicárselo directamente a él y a los medios en los que conoce perfectamente que trabaja Romano? ¿Qué necesidad había de acicatear el fuego del escándalo? ¿Qué le pasaría por la mente al líder del STIRT? Quién sabe, pero todo apunta a que tomó una decisión visceral y oportunista. Al parecer lo que menos le importó fueron las audiencias.

¿No cuenta ante un evidente desatino toda una vida de bien ser, bien vivir y bien servir?

Errores los tenemos todos. Unos más grandes que otros. El mismo Sergio Romano reconoció haber cometido un grave error, ofreció disculpas a la ofendida y al auditorio y se comprometió a no repetirlo en el futuro. En ese contexto, me parece que si el STIRT deseaba fijar su postura ante el acontecimiento, pudo haberle dado al comunicador un severo extrañamiento. Pero no, Acedo Samaniego al parecer quería sangre y se tiró a matar.

No tengo el privilegio de contarme entre los amigos de Sergio Romano, pero sí lo conozco aunque nos hemos tratado muy poco. Le tengo aprecio, respeto y admiración. Me parece que es un buen hombre, serio, responsable, respetuoso, muy culto y excelente periodista. Polémico y controversial, en múltiples ocasiones ha sido objeto de ataque en especial de internautas, pero siempre ha enfrentado las situaciones con mesura y decoro.

Esta vez perdió piso y desbarró como él mismo lo reconoció, pero la respuesta fue mucho más visceral y el castigo excesivo. En lo personal me uno a quienes se han manifestado en desacuerdo con estos acontecimientos y estoy seguro que en poco tiempo Sergio Romano estará de nuevo frente a un micrófono y las cámaras de TV.

Esta columna la escribo el pasado martes, no me extrañaría que para cuando se publique Romano esté ocupando de nuevo los espacios en los que venía trabajando. Un abrazo solidario para el compañero que a todas luces fue injustamente separado de su hábitat natural, la radio y la TV.

Transparencia y corrupción son inversamente proporcionales

A menor trasparencia mayor corrupción y viceversa, a mayor transparencia menor corrupción. La opacidad es una de las principales causas de la corrupción y al incentivar el desarrollo de su opuesto, la transparencia, se combate más eficazmente la corrupción. Me parece que esas son las intenciones de la gobernadora Claudia Pavlovich al impulsar las leyes sobre transparencia.

A los mexicanos nos gustan los caminos cortos, nos vamos directamente a combatir los problemas sin atacar las causas que los originaron. Por eso nunca los erradicamos. Los reducimos a veces pero siempre resurgen con mayor virulencia.

La corrupción es un ejemplo muy claro. Durante décadas se ha combatido de diversas maneras pero sigue paulatinamente desarrollándose. Y lo seguirá en tanto no se combatan eficazmente al menos sus dos principales causas: la opacidad y la impunidad.

En ese sentido, considero que en Sonora se han dado pasos muy firmes en las últimas semanas. Hace unos días la 61 Legislatura estatal aprobó por unanimidad la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Sonora, que coloca a nuestra entidad a la vanguardia en dicha materia.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.