Pongan la basura en su lugar
Por Feliciano J. Espriella /
Las autoridades municipales han soslayado abordar el tema de la privatización del servicio de recolección de basura; lo anterior ha servido para inquietar y alterar a muchos de los empleados que hoy prestan el servicio
El tema de la basura ha sido el más expuesto en las últimas semanas en Hermosillo. Mucho se ha publicado y comentado sobre el alto costo que representa el servicio para las actuales autoridades municipales por el exorbitante pago de horas extras a los encargados de la recolección, mejor conocidos como ‘tirabichis’.
Mucho se ha publicado también sobre la expectativa de privatizar el servicio, pero poco, muy poco sobre la calidad y eficiencia del mismo, el cuál, para la mayoría de los usuarios, es bastante deficiente.
Si tenemos un servicio caro e ineficiente, me parece que las acciones del alcalde Manuel Ignacio Acosta en relación al tema van encaminadas precisamente a normalizar dichas irregularidades que inciden directamente en la calidad del servicio y en la calidad de vida de la población.
Es deplorable ver cómo en algunas colonias y no precisamente de la periferia, por no pasar a los carros recolectores o pasar a destiempo, animales, vientos e individuos la esparcen por toda la banqueta y en muchas ocasiones parte de la calle.
Si a lo anterior le agregamos la que buena parte de la población arroja a las banquetas, a pesar de la casi perenne campaña de ‘ponga la basura en su lugar’, muchas zonas de la ciudad se convierten en verdaderos muladares, lo cual, ya no sólo por estética sino por higiene y salud, es apremiante detener.
Es de sobra conocido que gran parte de la flotilla de limpia se encuentra en malas condiciones o totalmente inoperante, y ante dicha situación, ¿cómo aceptar importantes cantidades de recursos de la dependencia responsable se derive al pago de horas extras, que además están pactadas en condiciones verdaderamente leoninas?
Para sintetizar, y parafraseando el slogan mencionado anteriormente, muchos hermosillenses esperamos que de una buen vez y por todas, autoridades, sindicato y empleados responsables, ‘pongan la basura en su lugar’.
Privatizar, ¿la solución?
Las autoridades municipales han soslayado abordar el tema de la privatización del servicio de recolección de basura y no han dado muestras claras de sus intenciones. No dicen si tienen intenciones de analizar a fondo la privatización y tampoco que la hayan eliminado como opción.
Lo anterior ha servido para inquietar y alterar a muchos de los empleados que hoy prestan el servicio. Es natural, aunque se les liquidara hasta el último centavo de acuerdo a las leyes laborales y se les recontratara por la empresa ganadora de la licitación, además de perder la antigüedad con todos sus efectos, la iniciativa privada maneja muy diferente sus relaciones laborales. Suele ser mucho más exigente en temas de eficiencia y productividad.
Y en cuanto a la conveniencia de la privatización, me parece que las autoridades deben analizar muy a fondo las pros y contras. No es de entrada una panacea y en algunas ciudades donde se ha implementado, los resultados no han sido del todo satisfactorios y en otras abiertamente perjudiciales.
Y queda el tema de quiénes cargaran con el costo. Si lo paga la comuna, pudiera en el futuro convertirse en más oneroso que lo que se pensó. Y si se le traslada a los usuarios como se hace en algunas ciudades, el costo político para el alcalde y el partido en el poder, podría ser mucho mayor a lo que pudieran estimar. Una verdadera encrucijada.
Sonora entre los más corruptos
A principios de semana circuló una información proporcionada por el Inegi en la que se destaca que nuestro estado ocupa la posición 10 entre los estados con mayores índices de corrupción.
Si partimos del hecho de que la información se refiere al año 2015, concluimos necesariamente que la responsabilidad les atañe única y exclusivamente a los que ‘qué bueno que ya se fueron’. Tampoco es para extrañarse, Padrés y compañía hicieron todo lo humanamente posible para colocarnos como líderes absolutos en corrupción. Seguramente les faltó tiempo y me parece que no mucho.
Esperemos que los resultados de este 2016 muestren avances sustanciales en este ominoso tema, pues debemos esperar que los esfuerzos de la gobernadora Claudia Pavlovich, los legisladores locales y una buena cantidad de alcaldes fructifiquen en el corto plazo.
No deja de ser vergonzante estar ubicados entre los más corruptos en uno de los países con mayores índices de corrupción del planeta.
Para no salirnos del tema, finalizo con un chistorete de políticos:
Un hombre que iba manejando su automóvil, llega hasta las puertas del congreso y se estaciona. Un policía de tránsito llega inmediatamente y le dice:
—Oiga, no estacione su carro allí que van a salir los diputados.
El hombre dice tranquilamente:
—No se preocupes, mi auto tiene alarma y está asegurado contra robo.
Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.