Era un hombre frío, excelente tirador, se sabía había matado a cuatro personas en el estado de Texas ofrecían 25 mil dólares en efectivo al que lo capturara vivo o muerto; en 1938 el gobernador Yocupicio comisionó a un Policía Rural de Nacozari y a un norteamericano para capturar al peligroso sujeto
Por Enrique “Kiki” Vega Galindo.
Para el año de 1932 ya estaba establecida en Hermosillo la Comandancia de la 4/a. Zona Militar dedicada básicamente a controlar los vuelos de los aviadores norteamericanos que circunscribían el espacio aéreo. Pero ante todo porque se la pasaban el mayor de su tiempo en tierra embriagándose acompañados de gentes distinguidas de la localidad. Era Gobernador del Estado Rodolfo Elías Calles. La Cuarta Zona Militar a cargo del Jefe del Estado Mayor, Don Rodolfo Tapia. Algunas personas empezaron a sospechar la relación de estos gringos con los hermosillenses, principalmente el Coronel Práxedes Giner Duran. Y el Teniente Coronel Desiderio Valles. Encargados de dirigir la Fuerza Aérea Mexicana establecida en Hermosillo. Un diestro piloto de nombre El Chato León fue quien descubrió el pastel, resultando que estos gringos estaban coludidos con Rodolfo Tapia para contrabandear municiones por la frontera de Nogales y llevarla hasta el Bacatete.
Las operaciones de estas personas habían comenzado en Septiembre de 1931, para el 17 de Septiembre al 27 de Octubre de 1933 el Señor Tapia se convirtió en Gobernador Interino, pasando posteriormente a convertirse en Tesorero General del Estado en Diciembre de 1934. Pasaron los meses sin muchos altercados. Inaugurando en 1933 la Casa del Pueblo. A su vez se renovaron los poderes locales y tomo el mando el Señor Ramón Ramos, acción que suscitó entre los capitalinos brotes de inconformidad, teniendo que arribar desde la Ciudad de México el General Jesús Gutiérrez Cázares, quien en el año de 1936 entregó el poder del estado públicamente a Ramón Ramos. Pero resulta que quien había ganado limpiamente las elecciones y por mayoría lo fue el General Román Yocupicio quien configuró la XXIX Legislatura del Estado.
Ordenando Don Lázaro Cárdenas a Jesús Gutiérrez Cázares, quien quería como su ayudante más cercano en Hermosillo a Yocupicio. Pasando la Cuarta Zona Militar a Órdenes del General Manuel Mandinabeitia, y como General Jefe de División Don Práxedes Giner Durán. Dándose a su vez los primeros intercambios comerciales aéreos entre Sonora y Chihuahua. Encargándose de cruzar este espacio aéreo el veterano y experimentado piloto aviador Jimmy Ángel, y su avión Traveler, quien en su primer viaje transportó al reconocido escritor norteamericano Frazier Hunt quien realizó un magno estudio sobre la historia del 20 de Noviembre de 1910.
Durante la época de Yocupicio la aviación privada llegó a su clímax al ser apoyada por Lázaro Cárdenas y Gustavo Talamantes. La aviación ayudó a que las reformas sociales principalmente la agraria pudiera realizarse y desarrollar en plenitud la Revolución Verde de Sonora, principalmente en Caborca, Pitiquito y Altar. Quien a su vez desarrolló la ganadería y la minería.
La aviación unió las distintas formas de ser del sonorense, uniendo el desierto con la llanura y la montaña. Poco a poco y paulatinamente iremos compartiendo aspectos poco conocidos de la historia sonorense, en esta ocasión, compartiremos esta simpática y chusca página: de El Texano.
En el caluroso mes de agosto de 1938 arribó a Hermosillo un Jefe Policiaco norteamericano en un avión Belanca piloteado por el pionero aviador Charles Maise, quienes inmediatamente se dirigieron a Palacio de Gobierno en donde fueron recibidos en el acto por el Primer Mandatario Sonorense. En la reunión se encontraba el reconocido escritor, investigador e historiador Don Alberto Calzadiaz Barrera, íntimo amigo del General Yocupicio. El Gobernador le dio instrucciones de que partiera inmediatamente con rumbo a Nacozari y otras partes de la Alta Sierra, acompañara a los yanquis y les dijera en que partes podían aterrizar. Román Yocupicio sacó del cajón de su escritorio un grueso fajo de billetes y se lo entregó a Don Alberto para que financiara el viaje.
La operación consistía en buscar y capturar a un sujeto muy peligroso que llamaban: “El Texano”, su primero nombre era Alberto, de quien se sabía había matado a cuatro personas en el Estado de Texas, y que huyendo de la policía americana se había internado en territorio nacional por la frontera de Arizona.
El Gobernador Yocupicio comisionó al Policía Rural de Nacozari Don Anacleto Lamadrid, quien era el mejor sabueso de la época para que acompañara a Don Alberto y los gringos. La búsqueda comenzó en la Mesa de San Antonio, hacia el norte de Nacozari, desde allí La Acordada se enfiló por el camino El Tajo con rumbo a La Angostura, donde se les unió el acaudalado ranchero Don Manuel Valenzuela, de allí Lamadrid y Valenzuela, se regresaron a Nacozari y de allí partieron con rumbo a Rusballo, con instrucciones de encontrar el Sheriff Mr. Gur Lock, en tanto Don Alberto volaba con Charles Maisse a Bavispe.
El rancho del Señor Valenzuela se llamaba “El Anavavi” y era una verdadera mansión feudal. Estas personas se dirigieron a un rancho conocido como: “Cuchuta”, y se encontraron con dos policías mexicanos y uno gringo procedentes de Douglas. De allí partieron al rancho de Don Alfonso Pesquería que se ubica entre medio de Esqueda y Fronteras. Partiendo la mitad de La Acordada que se fue para Agua Prieta, y la otra partió con rumbo a San Miguelito que era un pueblucho por donde pasaba el camino que venía de Casas Grandes.
Tanto revuelo e interés de la gente por capturar al famoso “Texano” era nada más, ni nada menos que los 25 mil dólares en efectivo que se ofrecían al que lo capturara vivo o muerto.
Bavispe es la tierra donde nacieron el General Miguel S. Samaniego y Don Nacho Soto. Allí se les incorporó el indio tarahumara Bustamante y cabalgaron hasta “Guitacochi”, lugar donde les informaron que allí había estado “El Texano”, pero que ya iba con rumbo a la Mesa de Tres Ríos.
El famoso Texano era un pelado listo, ladino en los menesteres del campo: en ese rancho herró su caballo, y cuando se trató de seguirle la huella se comprobó que éste había puesto las herraduras volteadas. Los policías americanos platicaron que en ese rancho había matado a cuatro contrabandistas para quitarles un gran cargamento de droga conocida como heroína, los cuales a su vez habían matado a los verdaderos dueños de la droga.
El Texano era un hombre frío, excelente tirador y de un valor a toda prueba. El Texano inclusive estuvo bajo las órdenes del General Manuel Mandinabeitia, quien le cuidaba su rancho conocido como: “Santa Gertrudis”. Del rancho de Rusballo, el Texano había salido en compañía de Manuel Bracamontes yerno del dueño de ese rancho quien era Mr. Gur Lock comisionado por Washington para cazar a El Texano. El Texano era muy bragado y Bracamontes no se quedaba abajo, ya desde tiempo atrás ambos sujetos habían cometido una serie de delitos en Texas y Arizona. Ambos sujetos eran grandes conocedores del terreno serrano. Así que la Policía Rural se acantonó en Cumpas y allí planearon dar su golpe fatal. Se les unieron algunos tipos de mala reputación y amplios conocedores en ese tipo de trabajitos. Entre ellos se encontraban: Jesús Molina (quien después fuera Presidente Municipal de Cumpas), Isidro Abril, Guillermo Moreno, Ramón y Jesús Sierra. Todos ellos iban tras los 25 mil dólares. Se enfilaron para Tonichopa, cabalgaron con rumbo de “Con Virginia”, de allí a Pinos Altos y luego a La Nutria, y no dieron con El Texano.
La gente del campo y los rancheros a quienes no les gusta la presencia policía escondían a El Texano. Una tarde los hombres de Anacleto Lamadrid mataron un venado cola blanca, después de quitarle el cuero, lo limpiaron y entero lo colgaron de un árbol. Los indios y El Texano fueron y se robaron el venado con todo y soga sin hacer ruido.
La policía regresó a Cumpas. Pasaron los meses y por fin, alguien les “informó” que El Texano y Manuel Bracamontes, habían ido a Basaseáchi, hasta que apareció por allí el Coronel Albino Frías Jefe de La Acordada, pero no los pudieron capturar. A mediados de 1939 en el rancho “Los Guijolos”, El Texano trató de hacerle el amor a la americana mujer de Manuel Bracamontes, y Benito, hermano de Manuel, lo mató de certero balazo en la cabeza.
Este pintoresco pistolero fue muerto en Bacerac, el Indio Kikapu conocido como el “Ese Cuchi”, fue a Huachinera a dar testimonio de que el presenció la muerte de El Texano. Los Bracamontes y la mujer huyeron, nadie reclamo los 25 mil dólares, la policía recogió algunos testimonios se levantó un acta, se dio carpetazo al asunto, y del Texano nada se supo.
El Autor es: Sociólogo, Historiador, Escritor e Investigador.
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