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Ampollas en los pies, amenaza que sí mata a migrantes

Por Daniel Sánchez Dórame /

Dolorosas ampollas en los pies que aparecen como consecuencia por caminar largas horas, se infectan e impiden que puedan continuar, son la principal causa de muerte de quienes intentan migrar hacia los Estados Unidos atravesando el desierto del Sásabe en Sonora.

Donde muchos menores de edad quedan tirados, abandonados, muriendo deshidratados en verano y de hipotermia en invierno, o bien a causa de la propia infección.

Así lo explicó el padre Prisciliano Peraza García, director de la ‘Casa del Migrante’, ubicada en el municipio de Altar, a donde todos los días llegan decenas de indocumentados para recibir atención médica, alimentos, hidratación, servicios sanitarios y un lugar donde dormir, antes de continuar con su trayecto por una de las regiones más áridas e inhóspitas de la frontera, condición climática y geográfica que hace más riesgoso el trayecto, pero que también dificulta la labor de los agentes de migración.

“La ampolla es una de las principales causas de muerte, los niños no van bien preparados con zapatos o calcetines especiales que puedan cambiar cada tres o cuatro horas de camino, es imposible llevar tanto cambio cuando van con lo indispensable y lo que traen puesto, entonces imagínense que después de un tiempo e caminar les salen ampollas que les impiden caminar y los ‘polleros’ (traficantes de personas) ahí los dejan abandonados, en verano mueren deshidratados y en invierno de hipotermia”, explicó el párroco de la Arquidiócesis de Hermosillo.

Agustín Blanco Loustaunau, director del Sistema DIF Sonora, coincidió que las ampollas son un peligroso enemigo mortal de los migrantes en su tránsito por el desierto, debido a que en la ‘Casa del Niño Migrante’ detectan a muchos menores con problemas por infección de las mismas.

«Además de la deshidratación, lesiones en pies de los menores de edad son algunas de las condiciones físicas más graves que encontramos, recordar que pasan días de trasiego por el desierto e intentan ocultar sus huellas utilizando calzado que no es apto para caminar largas horas, como estrategias para no dejar rastro para las autoridades de migración, así que nos llegan con sus extremidades sumamente lastimadas e infectadas», afirmó el funcionario.

Araña ‘violinista’

El padre Prisciliano, quien ha dedicado su ministerio de nueve años en atender más de 30 mil indocumentados nacionales y Centroamericanos sin distingo, recordó que otra de las muertes horribles que los menores migrantes encuentran en el desierto de Sonora, es la picadura de araña violinista.

“Por aquí hay muchos de esos insectos, cuando cruzan entre las matas se les sube la araña y ellos (migrantes) nomas se la quitan, a veces pasan hasta seis días caminando sin llegar a una población y se les pudre la piel donde los picó ‘la violinista’ y ahí se quedan, los guías o rescatistas que trabajan con migrantes en el desierto platican que al principio pensaban que era un mal que traían desde sus lugares de orígenes, pero ahora se sabe que eso es lo que provoca la picadura de la araña violinista”, recordó.

‘La Casa del Migrante’ fue inaugurada en 2001 para atender a la población flotante del municipio de Altar, donde la mayor parte del año son más los migrantes que llegan en tránsito hacia los Estados Unidos (10 mil a 15 mil por día) que la propia población local (9 mil habitantes); la economía del lugar depende totalmente de los indocumentados, con decenas de hoteles, casas de huéspedes, servicios de transporte, cocinas económicas y lugares que venden suministros para el viaje por el desierto.

En decenas de comercios informales en Altar se expende el llamado ‘kit del migrante’ que incluye gorra para el sol o gorro para el frío; chamarra para protegerse del frío o los rayos del sol; una pinza de cejas para sacarse las espinas; varias mudas de calcetines; ropa negra o de camuflaje para pasar inadvertidos ante la ‘migra’; y plantillas de zapatos para evitar la formación de ampollas en los pies.

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