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Berlusconi protagoniza otra inesperada sorpresa

El multimillonario Silvio Berlusconi protagonizó otro asombroso regreso tras escándalos y humillaciones, y logró casi un exitoso resultado en las elecciones italianas.

Antes de la votación del 24 y 25 de febrero, encuestadores y analistas pronosticaban que éste sería el último intento del magnate de los medios y que claramente iba a ser derrotado por sus rivales de centroizquierda. Dijeron que eventualmente desaparecería de la escena política.

En cambio, Berlusconi fue uno de los grandes ganadores junto al comediante Beppe Grillo, desafiando así las encuestas y logrando un sustancial poder de negociación para las tortuosas conversaciones sobre cómo formar un nuevo gobierno pese a un resultado incierto.

El magnate tuvo cierto éxito, pero ello no puede ocultar el hecho de que su partido Pueblo de la Libertad (PDL, por su sigla en italiano) cayó a casi la mitad del 38 por ciento de los votos que obtuvo en una arrolladora victoria en el 2008.

Pero comparado con las expectativas fue más que una sorpresa. El diario de su hermano, il Giornale, reflejó al alivio y felicidad de sus partidarios con el enorme título en portada «Milagro Berlusconi».

Se dice que Berlusconi está decepcionado porque no logró una victoria categórica, pero su partido obtendrá casi tantos escaños en el Senado como la centroizquierda. En la Cámara baja, su coalición de centroderecha perdió la mayoría por menos de un punto porcentual.

Combinado con el extraordinario éxito de Grillo, el resultado dejó al Parlamento en un punto muerto que causó incertidumbre sobre el futuro del país y nervios en los mercados globales.

Un éxito semejante parecía inimaginable apenas dos meses atrás, excepto para los expertos que aprendieron a nunca subestimar al magnate durante sus dos décadas en el centro del escenario político italiano.

El cuatro veces primer ministro, de 76 años, sufrió el rechazo público en gran parte del 2012 luego de su renuncia en noviembre del 2011 mientras Italia se encaminaba hacia una crisis de deuda.

Meses de indecisión sobre si presentarse a las elecciones llevaron a su partido al borde de la desintegración, con menos de un 15 por ciento en las encuestas de opinión.

Pero desde que precipitó en diciembre la caída de su sucesor, el tecnócrata Mario Monti, y se zambulló en la campaña electoral, Berlusconi mostró un inigualable dominio de la comunicación y la energía pese a su edad.

«Berlusconi fue un mal primer ministro, pero es duro para hacer campaña, nunca se da por vencido», dijo el analista Massimo Franco.

INCERTIDUMBRE

Su extravagante personalidad oculta una aguda mente política y un talento casi increíble para responder a los temores y preocupaciones de los italianos.

Su éxito en estrechar una ventaja de 10 puntos que tenía la centroizquierda en diciembre se debe a tres factores.

Berlusconi hizo hincapié en un impuesto a la vivienda establecido por Monti que generó un profundo rechazo. Su oferta de devolver el dinero fue ridiculizada por sus rivales pero convenció a muchos votantes conservadores, especialmente jubilados que han sufrido mucho en la recesión más extensa en 20 años.

Atacó la hegemonía alemana en Europa y acusó a Monti de ser un títere de la canciller Angela Merkel e imponer políticas de austeridad a instancias de ella, otro tema que hace mella en muchos italianos cansados de la recesión y de un creciente desempleo.

El factor final es que Berlusconi estaba, en palabras de un italiano que habló en una radio el martes, «pateando ante un arco vacío» debido a las malas campañas que realizaron Monti y el líder de la centroizquierda Pier Luigi Bersani.

El Partido Democrático (PD) de Bersani enfrentaba un período de confusión el martes tras ver evaporarse su liderazgo en las encuestas y casi perder la elección ante el ascenso de Grillo y Berlusconi.

Ni Bersani ni Monti, un profesor de economía, pudieron competir con Berlusconi, que acaparó los programas de televisión en los que raramente perdió su calma y mostró un talento para rápidas ocurrencias de las que los italianos se rieron por días.

Cuando un exasperado Monti acusó a Berlusconi de ser un flautista descarriando a los italianos, el magnate contestó que Monti probablemente intentaría ponerle un impuesto a su flauta.

La alianza de centro de Monti ganó un poco más del 10 por ciento de los votos, la mitad de su objetivo.

Analistas dijeron antes de la votación que el resultado que más temían los inversores era una victoria de Berlusconi, pero ahora el empresario tiene una posibilidad de regresar al Gobierno en una alianza incómoda y a corto plazo con la centroizquierda.

Sin embargo, tuvo que renunciar a su candidatura para primer ministro para ganar una crucial alianza electoral con la Liga Norte, que impulsó con éxito los votos de la centroderecha en las regiones del norte. Los partidarios de la Liga son cautelosos ante Berlusconi debido a su reputación plagada de escándalos.

Reuters

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