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Canadá freedom convoy

Por Dr. Jorge Ballesteros

El Freedom convoy (convoy de la libertad) llegó a la ciudad de Ottawa para protestar contra los pasaportes sanitarios y la tiranía sanitaria del gobierno de Justin Trudeau porque nadie más tuvo el coraje de hacerlo

Estos camioneros están ahí para defender los derechos humanos constitucionalmente garantizados, que la mayoría de los canadienses fueron lamentablemente demasiados cobardes para defenderlos.

Algo positivo de todo esto es que los camioneros lograron levantar al pueblo, una cosa que no se había visto jamás y cientos de miles de personas salieron a las calles a recibir las distintas caravanas provenientes de distintos puntos del país.

Desde el mundo entero se siguió con atención la caravana que incluso llamó la atención de personas como Elon Musk, Donald Trump y Jordan Peterson, y tantas otras personalidades a lo largo y ancho del planeta.

Para entender por esto de la caravana, hay que saber que Trudeau ha estado gobernando Canadá por medio de mandatos ejecutivos desde el año 2020, a partir de la declaración de emergencia nacional; una medida que fue diseñada en 1985 y para ser aplicada de manera extraordinaria y temporal en caso de un ataque a la soberanía y territorio de Canadá.

Pero Trudeau quien responde a los intereses y agenda del Foro Económico Mundial, aprovechó la situación para imponer un nuevo orden social, un control de tipo absoluto, cierre de fronteras, cierre de escuelas.

 

Marcha de camiones hacia Ottawa

Se calcula que hay más 50 mil camiones, es una cosa impresionante ver la cantidad de unidades que llenaron  la autopista, pero también las miles y miles de personas, de familias, de niños que estaban por los puentes con sus banderas de Canadá apoyando a estos patriotas que quieren terminar con esta imposición totalitaria del globalismo en Canadá; quieren bajar del poder a Trudeau.

En Canadá, de nuevo hay esperanza, gente luchando por la familia, gente luchando en contra de la ideología de género; los carteles pidiendo libertad y fin a todas las restricciones y que Trudeau, este progre inmundo, finalmente se vaya. ¡Vamos Canadá!

Sí, tras dos años de autoritarismo de COVID, en Canadá el mayor convoy de camiones de la historia ha atravesado el Muro de Berlín de la tiranía. El Canadá que una vez fue respetado como refugio de los americanos antiguerra en los años 60 se convirtió en uno de los países más represivos del mundo. La gente se pregunta cómo un pueblo amante de la libertad podía permitirse el abuso de estos mini estalinistas sin decir ni pío.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se regodeaba en su capacidad de aterrorizar a la población en nombre de la lucha contra un virus. Estaba tan seguro de su poder aparentemente ilimitado que sentía que podía ridiculizar a cualquier canadiense con opiniones diferentes. El primer ministro dijo en una entrevista reciente que los canadienses no vacunados eran “extremistas”, “misóginos” y “racistas”.

Cuando los camioneros canadienses se enfrentaron a su tiranía e iniciaron su histórica caravana hacia Ottawa, pensó que podía seguir ridiculizando a la gente. Los camioneros y sus partidarios no eran más que una “pequeña minoría marginal” que tiene “opiniones inaceptables”, afirmó con seguridad. Para Trudeau, el amor a la libertad es sólo una “opinión inaceptable”.

Menos de una semana después, cuando decenas de miles de camiones empezaban a entrar en la capital con millones de seguidores detrás, el “valiente” primer ministro canadiense había huido de la ciudad y se había marchado a un lugar no revelado.

Como tuiteó Elon Musk, “parece que la llamada ‘minoría marginal’ es en realidad el gobierno”.

Los principales medios de comunicación canadienses son obviamente tan obedientes al régimen como los nuestros. Ignoraron el Convoy de la Libertad durante el mayor tiempo posible. Casi no informaron. Luego, cuando fue imposible ignorarlo, empezaron a atacar y ridiculizar en lugar de intentar informar con precisión. Fue repugnante y casi cómico ver a un reportero de la Corporación Canadiense de Radiodifusión sugerir que el Convoy de la Libertad canadiense fue cocinado por Putin y los rusos.

Miles de camiones han llegado a Ottawa. Exigen el fin de la tiranía covacha. Están respaldados por millones de ciudadanos, que desafiaron el invierno canadiense por la noche para animar a los camioneros.

Esta protesta es tan importante porque no se limita a Canadá. Los camioneros están siendo apoyados en todo el mundo, y se está planeando una caravana similar desde California hasta Washington, DC. En un país en el que las estanterías de los supermercados están cada vez más vacías, los camioneros tienen más influencia de la que el poder quiere admitir.

“Claramente, nos superan en número y estamos perdiendo esta batalla”, dijo el alcalde de Ottawa, Jim Watson, que declaró el estado de emergencia. Pese al duro invierno y el decomiso de combustible por parte de la policía, los camioneros se mantienen firmes, ahora con el respaldo de cientos de vaqueros que llegaron a caballo.

Canadá está en pleno invierno, con 19 grados Celsius bajo cero. Los camioneros que protestan contra las estrictas medidas sanitarias del gobierno resisten en medio de las nevadas. Y es aquí donde surgen las contradicciones, pues mientras por un lado la administración del primer ministro Justin Trudeau asegura que la imposición de la vacuna obligatoria busca proteger a la población, por el otro se pone en riesgo la salud de miles de manifestantes y sus familias al ordenar confiscarles el combustible que les permite mantenerse abrigados.

La policía de Ottawa indicó que unos 250 camiones llevan más de nueve días aparcados en zonas céntricas “provocando molestias”. Se trata del mismo argumento que utiliza Trudeau para calificar las manifestaciones como “inaceptables” y negarse a dialogar, pues lleva más de una semana escondido en un lugar aún desconocido, limitándose a decir que “ya es tiempo de que los manifestantes regresen a sus casas”. Pero no muestra intenciones de ceder. Ha dicho que la suspensión de la vacunación obligatoria para los camioneros está fuera de toda discusión.

Se trata ahora de una demostración de fuerzas, donde las autoridades hacen uso de distintos mecanismos para intentar ganarles la batalla a los manifestantes. Incluso exponiéndolos a las consecuencias para la salud de las temperaturas extremas. En las redes sociales circulan videos en los que se observa cómo les confiscan el combustible.

Por eso, a modo de protesta, llegaron cientos de vaqueros a caballo para respaldar a los camioneros. Pues su medio transporte no necesita combustible. Entonces no están a merced de las medidas autoritarias del gobierno de Trudeau.

Con su presencia, los vaqueros dejan en claro que la tiranía sanitaria instaurada por Trudeau afecta no solo a los camioneros sino a toda la sociedad civil. Y que no se trata meramente de protestar contra la vacuna obligatoria sino contra el abuso de poder por parte de las autoridades.

Y es que el Gobierno de Trudeau pretende impedir que los canadienses ingresen a su propio país si no están vacunados, lo cual atenta contra los códigos y tratados internacionales. Pues se puede alegar que esta medida obliga a la ciudadanía a formar parte de un experimento médico.

Por eso, a modo de protesta, la frontera entre EE.UU. y Canadá está bloqueada por vehículos de toda índole. En las imágenes se pueden observar desde tractores de los granjeros hasta automóviles particulares y caballos.

La situación es compleja. Lo cierto es que los camioneros han obtenido un respaldo mucho mayor al esperado y las autoridades parecen sentirse acorraladas, lo que puede estar motivando la implementación de medidas aún más severas y de carácter autoritario como el decomiso del combustible sin medir las consecuencias que podría generar esta acción.

“Esto tiene que revertirse, tenemos que recuperar nuestra ciudad”, dijo este domingo el alcalde de Ottawa, Jim Watson, mientras declaraba el estado de emergencia y admitía que la capital del país se encontraba “fuera de control”. Adicionalmente ha reconocido la posición de desventaja en la que se encuentra el gobierno. “Claramente, nos superan en número y estamos perdiendo esta batalla”.

El autoproclamado patriota y amante de la libertad, Theo Fleury, campeón de hockey, deporte nacional de Canadá, dijo que “el alcalde de Ottawa declara emergencia por incumplimiento. Es todo lo que les queda. Una simple negociación habría resuelto este problema. Supongo que la libertad no es conveniente para un grupo de globalistas que quieren el control total sobre todo lo que significa ser un humano libre”.

Canadá ya está dominado completamente por la ideología de género y la dictadura del relativismo convirtiéndose así en un verdadero referente de la deriva de Occidente.

Trudeau se ha empeñado en hacer un rediseño social del país cuyas consecuencias serán (y están siendo) nefastas para Canadá. Los ejemplos abarcan desde la salud a los símbolos nacionales pasando por el sentido común que debería regir en un país. Unas políticas que además se ven avaladas por un sistema judicial igualmente infectado por estas ideologías.

Uno de los ejemplos que mejor refleja el sometimiento de un país como Canadá a la ideología de género es el hecho que el Gobierno de Trudeau haya accedido a cambiar la letra del himno nacional para sea de “género neutro” y así no discrimine a ninguna persona.

Con esta cesión al lobby LGTBI aun reciente se ha hecho pública una sentencia del Tribunal Supremo que pone la piel de gallina. El fallo de la Corte Suprema, con seis votos a favor y únicamente uno en contra, considera que muchos actos sexuales con animales, es decir, de bestialismo o zoofilia, son legales en el país. El único límite que ponen los jueces es la penetración. Por ello, cualquier relación entre un hombre y su perro está avalada por la Justicia canadiense.

Pero Canadá no se puede únicamente convertir en un país peligroso para las mascotas sino también para sus propios habitantes pues el gobierno canadiense ha preparado una ley de suicidio asistido de las más radicales del mundo.

Una ley que no considera que el suicidio asistido y la eutanasia sean una mala praxis médica por lo que no contempla la objeción de conciencia para los médicos que se opongan a ayudar a matar a un paciente traicionando así el juramento hipocrático que hicieron.

Y como ocurre siempre en asuntos como la eutanasia lo que se legisla supuestamente para casos muy concretos rápidamente se acaba ampliando hasta generalizarse. Y es lo que en Canadá pretende hacer Unicef, la autodenominada ONG de los niños, que ha pedido que los menores que la organización considera “maduros” puedan ser también beneficiarios de este tipo de muerte.

Pero en Canadá no sólo supone un peligro caer gravemente enfermo pues otro gran problema puede ser el poder llegar a nacer. En este país considerado moderno ocurre un hecho gravísimo que evidencia su realidad: el aborto selectivo de niñas. Miles de fetos de sexo femenino han sido abortados por el hecho de serlo después de que sus padres, provenientes de países en los que esta práctica es más común, utilizaran los servicios sanitarios canadienses para acabar con su vida al saber que eran niñas.

Y si en Canadá uno logra nacer y no caer enfermo debe tener cuidado para no dar con sus huesos en la cárcel si se le ocurre cuestionar la dictadura de la ideología de género.

El primer ministro Justin Trudeau ha anunciado una reforma del Código Penal para que se prohíba criticar la transexualidad a pesar de las numerosas evidencias médicas y científicas que alertan de los efectos del ‘cambio de sexo’ y que se traduce en un alto porcentaje de depresiones y suicidios. Hasta tres años de cárcel contempla el proyecto que prepara el liberal canadiense.

Esta persecución auspiciada por el lobby LGTB tiene ya otro precedente en el país. Entre las leyes de Canadá existe ya una en que tampoco permite las críticas a la homosexualidad y que se ha cobrado algunas víctimas. Es el caso de un predicador que fue condenado en 2013 por el Tribunal Supremo por distribuir panfletos en el que censuraba las prácticas homosexuales.

Pero no todo está perdido en Canadá, esta marcha de los camioneros por la libertad y el apoyo de millones de canadienses es un llamado de atención al tirano Justin Trudeau, de que los ciudadanos se hartaron de sus políticas globalistas y de que puede ser echado del poder por este levantamiento popular.