DestacadaGeneral

Caos en la frontera y caos en Washington  

Por Martín F. Mendoza/

Estados Unidos se puso solito la soga al cuello en 2008 cuando se comprometió a un largo y complejo proceso legal para ciertos inmigrantes centroamericanos sin tener capacidad administrativa más que para unos cuantos miles

“Como una liebre frente a los repentinos faros de un carro en medio de la noche” es tal vez la mejor manera en que se pudiera describir como luce hoy día el gobierno de la nación más poderosa en la historia de la humanidad ante la crisis que agobia a su mismísima frontera sur. La ironía no podría ser mayor en el predicamento que aturde al “suave imperio”.

Directamente proporcional a la agobiante indecisión de los liderazgos políticos estadounidenses, comenzando con la del presidente Barack Obama, es el extremismo y la sin razón observable en los polos que representan cada una de las posturas básicas en el debate migratorio. “Esto no es acerca de inmigrantes, es acerca de refugiados”, dicen muchos. Sí, eso puede ser correcto, académicamente hablando, pero al final todo refugiado es un inmigrante, así que buena suerte con eso de intentar dar un tratamiento independiente a dos temas que en los hechos son ciertamente indisolubles.

La derecha extrema vuelve a mostrar su condición manipuladora de la ignorancia de sus “bases” y lo mismo habla de enfermedades e infecciones que la gente centroamericana está trayendo al país, que de pérdida de empleos, y apuros en las finanzas públicas. La tonadita no ha variado mucho de la tradicional, pero el volumen se ha incrementado lógicamente. Lo ocurrido hace unos días en Murrieta, California y al momento de escribir estas líneas en Oracle, Arizona (35 millas al Noreste de Tucson), en donde los residentes de dichas poblaciones no permitieron que el gobierno federal colocara a algunas docenas de los juveniles centroamericanos detenidos, nos habla de un peligrosísimo debilitamiento institucional en el vecino país. No imaginamos a JFK tolerando que autobuses enviados por su gobierno (para bien o para mal) den la “vuelta en u” como en el caso de Murrieta o simplemente decidan cancelar (?) su arribo como en Oracle este pasado Martes. Pero claro, Obama no es Kennedy, ni Johnson, ni Reagan, y así…

La izquierda, más identificada en las últimas dos décadas en forma natural con el movimiento pro-inmigrante tampoco se está distinguiendo por su cordura y empleo de la razón. La exigencia no es solo el “debido proceso” que una ley del 2008 otorga a estos menores centroamericanos, sino contradictoriamente, por lo visto considera que solo puede haber un resultado aceptable de ese “debido proceso”: que la gran mayoría de esos muchachos se queden en Estados Unidos.

La verdad es que solo Dios sabe, porque esto no había pasado antes. Estados Unidos se puso solito la soga al cuello en 2008 cuando se comprometió a un largo y complejo proceso legal para ciertos inmigrantes centroamericanos sin tener capacidad administrativa más que para unos cuantos miles (¿Qué raro no? Otra situación en donde los mexicanos tampoco somos reconocidos como los “socios” que somos de Estados Unidos). Con la frontera  físicamente abierta, los centroamericanos lógicamente le están apostando abrumadoramente a entregarse de inmediato con la patrulla fronteriza más que a tratar de evadirla. Ahora, se supone que Obama quiere revertir esa ley para tener un mejor margen de maniobra, y decimos se supone porque en los últimos días ya parece que no está tan convencido de que los vaya a deportar, prestándole oídos al ala más izquierdista de su partido. Por su parte los republicanos y no pocos demócratas en el congreso dicen que si el Presidente quiere al menos una parte de los 3.7 billones de dólares que está pidiendo para atender la emergencia, se tendrá por fuerza que modificar esa ley para buscar agresivamente la deportación de tantos centroamericanos como sea posible.

Toneladas de cordura y de sentido común es lo que en este momento le urge importar a Estados Unidos, mas sabemos que eso va a estar difícil sobre todo en año electoral como este. Por aquí no se ven más que “corazones sangrantes” de esos que predicando su amor a los niños centroamericanos pretenden resolver todo, mas no ofrecen, claro, propuestas sólidas para soportar sus exigencias, o… payasos nacionalistas que envueltos en las barras y estrellas pretenden atemorizar a la población hasta con el hecho de que los juveniles centroamericanos sean ubicados en instalaciones localizadas en distintos puntos del país, como si no se tratara precisamente de que estarán recluidos mientras se define la situación individual de cada uno de ellos. Bufones como el Sheriff Paul Babeu del condado Pinal, instigador en el poblado de Oracle, para el cual no valen razones que justifiquen la inmigración indocumentada, pero que se olvida de sus rígidos principios cuando de su novio se trata. Claro, eso mientras se pelea con este y lo amenaza con hacerlo deportar.

¡Lindos liderazgos los de los restriccioncitas de la inmigración!

De una solución futura al problema migratorio original, al de los “11 millones”, ya podemos irnos despidiendo por un buen tiempo. Esta crisis llegó para quedarse no por meses sino por años, y la clara incompetencia de la administración Obama ya no para hallarle solución, sino para al menos imaginar un futuro deseable al respecto, solo refuerza esa estimación.