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Cuaresma Yaqui

Como cada año (y superando hasta la Pandemia del Covid), la fe católica del pueblo yaqui en el barrio del Coloso se mantiene firme; este año realizan sus tradicionales ceremonias por la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo

Por Gabriel Rigo Gutiérrez

El sonido de la flauta se escucha a lo lejos como un lamento arrastrado por el viento. Bajo la improvisada ramada de palma y hule negro, los rayos del sol se filtran. Tumb… tumb… tumb… Un golpeteo ahogado resuena cerca. Cascabeles vibrando se aproximan. El silbido agudo y alargado se acompasa con un tropel cansado sobre tierra recién regada. Los chapayecas, o popularmente conocidos como fariseos, están de regreso en su humilde morada. No entran. Pasan de largo siguiendo su lenta marcha al ritmo del tambor Tumb… tumb… tumb…

Cada golpe sobre la vieja vaqueta del instrumento representa un clavo que atravesó el frágil cuerpo del nazareno al morir en la cruz. Los fariseos realizan con piedad esta silenciosa procesión alrededor de la ramada. Pasan frente a las 14 cruces de palo verde que fueron colocadas en el perímetro de este conocido lote baldío del Coloso alto. Tumb… tumb… tumb…

La flauta sopla de nuevo, es el dolor de la Virgen María que llora desconsolada al ver a su amado hijo en el calvario.

Para Don Lidio Valenzuela, gobernador tradicional en Hermosillo (cobanao en yaqui), la Cuaresma es un momento muy solemne. Una tradición heredada y cuidada por el alto simbolismo de fe y devoción católica que conservan.

Don Lidio Valenzuela, gobernador tradicional Yaqui

En entrevista para Primera Plana, el cobanao nos dice que ellos como pueblo originario están obligados a seguir las huellas de las sagradas costumbres. Y es que recuerdan la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cuántas personas están involucradas acá en estas celebraciones de la Cuaresma?

Primeramente las personas que vienen a llevar el oficio, alabanzas, oraciones, los santos misterios, angelitas, verónicas, varones, madrinas, padrinos y pueblo en general que asiste a nuestro humilde templo.

El señor anduvo con sus discípulos y esa es la humildad que trabajamos nosotros día con día.

Platíquenos un poco de la indumentaria de los fariseos… ¿Qué significa cada elemento que portan?

Los fariseos que vemos son los que en ese tiempo persiguieron a Nuestro Señor Jesucristo. Estuvieron. El fariseo o chapayeca, es un soldado.

Cargan con una cobija a pesar del calor, esto representa el hábito.

También tienen tenábaris en sus tobillos, que son las sandalias que usaban antes los soldados.

El cinturón que donde portaban la espada.

Su máscara representa la penitencia, es lo que están trabajando, una manda que van a pagar, promesas que ellos tienen.

En el día vemos que los fariseos recorren las calles ¿Qué es lo que hacen?

Van a los hogares a llevar la bendición, también a veces en las escuelas donde explican el significado de nuestras ceremonias.

Nosotros andamos en los barrios, en las comunidades. No andamos en los bulevares.

¿Cuál es el llamado a las personas que lleguen a ver a los fariseos en sus barrios?

Que tengan respeto por las tradiciones, que ellos están trabajando su manda, su fe, devoción.

Es duro andar en las calles sin aseo, sin nada, estamos aquí sufriendo, pasamos los 40 días en estas condiciones y es duro. Nos privamos de muchas cosas, dormimos en el suelo a la intemperie, pagando nuestra manda. 

Los viernes de Cuaresma por las tardes celebran los conti ¿Qué significa esto?

Es nuestra ceremonia. En los conti va el señor enfrente y están los chapayecas siguiendo la huella, las cruces significan las 14 estaciones y ahí van ellos con nuestro santitos, es el calvario de Nuestro Señor con sus discípulos. Llevan alabanzas y oraciones.

Aquí en nuestra ramada ustedes van a ver que fueron colocadas una bandera azul, que es en honor a la virgen María y la roja que es la Sagrada Pasión del Señor.

Finalmente, en años pasados hubo fuertes restricciones por la pandemia del Covid y ustedes continuaron con las ceremonias tradicionales…

Sí. Aquí estuvimos con la pandemia, pese a todo, dando gracias a Dios por habernos permitido terminar con bien, es la prueba más grande que hemos salido con buena salud y bendición. Aquí seguimos y si Dios lo permite aquí vamos a seguir.

Un fariseo se acerca a un montículo de tierra ubicado justo enseguida de la ramada. Se trata de un extraño altar con una cruz de madera grande y un cristo. “No se acerque ahí”, nos advierte un integrante de la etnia. El chapayeca se quita la horripilante máscara de nariz prominente y orejas largas. Su disfraz queda colgando de un palo. La cabeza y rostro del joven estaba cubierto por un pañuelo. Fue a sentarse a la tierra y comenzó a desabrochar los tenábaris de las sandalias; sus pies lucían oscuros y cuarteados. Se puso un sombrero sobre el rostro y ahí se quedó tendido. Había sido una larga jornada pagando su manda y termina el viernes 7 de abril en la Semana Mayor.