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De Primera Mano | Anuncian en CDMEX, saturación de hospital por niños COVID

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

POR LO VISTO, el gobierno federal no puede, ni se hace corresponsable de garantizar la salud de las niñas y niños en su próximo regreso a clases presenciales.

Fue más que evidente esas cartas difundidas por la Secretaría de Educación Pública, en las que se requiere la firma de los padres o tutores, como si estos últimos necesitaran obligarse para vigilar el estado y salud de sus pequeños.

Resulta obvio pensar que el gobierno de la república se está “curando en salud” ante la posibilidad de contagios pediátricos y, lamentablemente, por si hubiese algún fallecimiento.

Independientemente de que estamos frente a un acto más de irresponsabilidad e insensibilidad del Presidente y su equipo de colaboradores, la realidad nos está alcanzado cada día que transcurre.

Los contagios en adolescentes y en niños menores de 12 años, siguen aumentando en el mundo.

Aquí cerca, en los Estados Unidos, se ha anunciado el arribo de cientos de niños que deben ser hospitalizados ante las secuelas del COVID-19. Y México no es la excepción.

Recientemente, otro acto irresponsable del gobierno federal fue dejar a un lado el sentido científico de los colores en el semáforo epidemiológico, para pasarlo a un criterio político.

Ligado a la voluntad de López Obrador de que “nada ni nadie detenga” el regreso a las clases presenciales a partir del próximo arranque del ciclo escolar, el 30 de agosto, ahora un color rojo en dicho semáforo no implicaría –como antes sí implicó- el cierre a las actividades no esenciales.

Junto con ello, se decretó a través del discurso que “las clases presenciales pasaban a convertirse en una actividad esencial”.

En estos momentos, cuando estamos a dos semanas del regreso a las aulas, ya se ha anunciado en la ciudad de México, específicamente en el hospital “Federico Gómez”, que hay saturación de camas por la multi-presencia de casos pediátricos por COVID.

Cualquiera, con dos dedos de frente, podrá concluir que –sobre todo en las escuelas oficiales, de gobierno- será inevitable detener una ola de contagios entre las niñas y los niños. Y quizá los maestros también sufran esas consecuencias.

Todos estamos de acuerdo en la conveniencia del regreso a clases presenciales, pero no podemos escapar a la realidad que nos indica que no todos los planteles están rehabilitados para el regreso, ni el gobierno puede garantizar el estricto cumplimiento de los protocolos sanitarios para evitar que los pequeños enfermen.

Por eso AMLO y la SEP acordaron corresponsabilizar a los padres o tutores a través de su firma en una carta-compromiso.

En Sonora el semáforo epidemiológico continúa en color naranja con una fuerte tendencia al rojo.

Estamos casi seguros que si la decisión dependiera de las autoridades locales, éstas esperarían unas cuantas semanas más, el regreso a las aulas.

Sin embargo, la orden tajante es la del Presidente de la República y no hay registro ahora de un mandatario local se haya opuesto.

Esa “institucionalidad” implica incluso, callar ante evidentes fallas en la rehabilitación de cientos de planteles y la negativa oculta de maestras y maestros por el regreso a un ambiente de enorme riesgo en su salud.

ESTE LUNES, la representación en Sonora de la Secretaría de Gobernación hará un anuncio respecto a la toma “eterna” de las casetas de peaje a lo largo de la carretera de cuatro carriles en Sonora… Recordemos que hace unas cuantas semanas, desde palacio nacional, se dijo que la autoridad desalojaría al grupo que las mantiene, para regresarlas a CAPUFE… No será la primera vez que se lleva a cabo esa acción… A ver ahora qué sucede.