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Duplica gasto a crecimiento

Si de gasto se trata, el Gobierno federal supera, y por más del doble, el ritmo de crecimiento de la economía.

Durante los últimos 10 años -de 2003 a 2012-, el Producto Interno Bruto del País creció a una tasa media anual de 2.6 por ciento en términos reales, es decir, descontando la inflación, mientras que el gasto programable del Gobierno federal lo hizo a una tasa de 6.4 por ciento.

Ese incremento del gasto fue posible gracias a que los ingresos tributarios no petroleros del Gobierno aumentaron a una tasa media anual de 4.9 por ciento, también en términos reales, y sus ingresos petroleros, al 6.2 por ciento, incluyendo en estos últimos impuestos, aprovechamientos y derechos.

Tan sólo el gasto en subsidios registró un crecimiento anual real de 9.13 por ciento en el periodo referido y ganó casi 9.5 puntos porcentuales en el pastel del gasto programable al pasar de 31.9 a 41.4 por ciento del total de las erogaciones.

Otro ejemplo: en 2012, el gasto programable representó el 74 por ciento del gasto total del Gobierno federal.

Para Fernando Turner, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios Independientes, el Gobierno federal no ha hecho el mejor uso de los mayores recursos que ha recaudado.

«Los ciudadanos y las empresas gastan mejor el dinero porque lo invierten, y esto tiene un efecto multiplicador en la economía», dijo Turner. «Pero, cuando el Gobierno nos lo quita, el resultado es cero en el mejor de los casos».

Ante la esperada reforma hacendaria o fiscal -cuya propuesta se espera que el Ejecutivo presente próximamente-, Turner consideró que no se debe proponer un aumento de impuestos, como muchos lo han adelantado.

«Con la Administración de Fox, el Gobierno gastaba 19 puntos del PIB», afirmó.

«El año pasado se aumentó a 26 puntos del PIB, o sea, cada día toman una tajada más grande del pastel (recursos de la economía), impactando negativamente la inversión y el empleo del sector privado».

Otros analistas explicaron que el despegue de la tributación no petrolera derivó de aumentos en tasas que se aplicaron a gravámenes ya existentes, a su imposición sobre más productos o servicios y a la incorporación de nuevos gravámenes.

Por ejemplo, a partir de 2008 se aplicó el Impuesto Especial a Tasa Única (IETU) y el Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE), ambos integrados al sistema del Impuesto sobre la Renta (ISR).

Y estorba el fisco

El sistema impositivo en México no apoya el crecimiento. En un ranking de 148 naciones, el País ocupa las siguientes posiciones:

119 En carga fiscal como porcentaje de las ganancias

102 En incentivos de los impuestos para aumentar la contratación

87 En incentivos de los impuestos para aumentar la inversión

Fuente: Foro Económico Mundial.

REFORMA

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