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El 2 de octubre no se olvida

Octubre 1968. La Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.
Octubre 1968. La Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.

Por Dr. Jorge Ballesteros

A 55 años del conflicto estudiantil del 68, los comunistas afirman que “el 2 de octubre no se olvida”. Y estamos muy de acuerdo con ellos:

Los crímenes de los comunistas no se olvidan. La traición de los comunistas no se olvida. Las víctimas de los francotiradores comunistas no se olvidan.

Cada 2 de octubre la jauría comunista vuelve a la carga, vuelven a enarbolar sus desgarradas banderas, teñidas de sangre inocente, vuelven como plañideras profesionales, con lágrimas de cocodrilo a quejarse de la masacre de la plaza de Tlatelolco que ellos provocaron de forma cobarde y criminal.

El movimiento revolucionario, llamado “estudiantil” de 1968, fue el acontecimiento político de mayor trascendencia desde la revolución mexicana. El motor que condujo y manipuló esta heterogeneidad fueron los cuadros comunistas y los grupos politizados por estos en todos los sectores de la izquierda universitaria, su máscara visible fue el Consejo Nacional de Huelga CNH.

El motor oculto fue provocar un alzamiento general de protesta contra el gobierno, con participación de todos los sectores de la población, que produjera en vísperas de las Olimpiadas, una crisis política tan aguda que motivara la caída de los poderes constitucionales.

En el movimiento del 68 convergieron todas las manifestaciones de la izquierda marxista, incluso la maoísta y la montiniana. Uno de los objetivos a mediano plazo de esta conspiración, fue la inclusión de sus representantes en el gobierno para desde ahí realizar la soñada socialización.

Luis Echeverría era un comunista soterrado en el gobierno de Díaz Ordaz, y al ser presidente incluyó en su gabinete a comunistas del CNH como Porfirio Muñoz Ledo, Augusto Gómez Villanueva, Barra García, Eugenio Méndez Docurro, etc. y tantos otros que desde el poder en tiempos del régimen de López Portillo realizaron puntos del programa comunista.

Con Luis Echeverría, la izquierda emboscada recuperó el poder perdido con la elección de Ávila Camacho continuando su obra con López Portillo y actualmente López Obrador, toma el relevo de la comunización de México. Esta es la izquierda peligrosa y traidora ya que nos lleva a una esclavitud castro-chavista como la cubana o venezolana.

Pero volvamos a los acontecimientos del movimiento estudiantil. Las protestas no nacieron espontáneamente, activistas radicales de izquierda las iniciaron el 26 de junio del 68, en conmemoración del aniversario del asalto al cuartel Moncada en Cuba por los castristas. El principal objetivo era boicotear las olimpiadas y dar poder a grupos de radicales de izquierda, principalmente a trotskistas.

Las estrategias fueron parecidas a las utilizadas en mayo de 1967 en Francia por la izquierda radical para paralizar la economía francesa, que lo lograron al extender el movimiento al sector obrero, como lo querían hacer en México. A mediados de octubre de 1968 se celebraban las olimpiadas. La matanza de estudiantes el 2 de octubre tenía como objetivo que las cancelaran. Pancartas con la foto del “Che” en manifestaciones y de “no queremos olimpiadas, queremos revolución” confirman la ideología y metas de los organizadores.

Soldados permanecen agazapados junto a un transporte militar. Foto: Jesús Fonseca.

Necesitaban revivir el movimiento de huelga que se estaba apagando, hacían falta muertos, víctimas inocentes de estudiantes, mujeres con niños, hombres y ancianos que fueron masacrados por los francotiradores apostados en las terrazas de los edificios alrededor de la plaza de las tres culturas.

A finales del mes de septiembre de 1968 el movimiento comunista entraba en agonía. Los líderes, organizadores, agitadores, y oradores comunistas, buscaba a toda costa prolongar el conflicto, a fin de lograr la suspensión de las Olimpiadas y lograr la caída del régimen Diazordazista.

Tenemos el testimonio revelador, de un libro que se llama “¡El Móndrigo! Bitácora del Consejo Nacional de Huelga”, publicado a fines del 68 por la Editorial Alba Roja, escrito por uno de los líderes del movimiento.

“Se está desmoronado la huelga por falta de muertos, son indispensables, pero precisa que el pueblo los vea y se horrorice en la contemplación de los boquetes de bala o de marrazo en el cuerpo de las víctimas, en su rictus de dolor, pero que haya sangre”. (pág. 48)

Continuamos citando párrafos del libro. 30 de septiembre. “Hemos tenido una plenaria del Consejo y votamos de acuerdo con la línea dura lanzarnos de plano a la rebelión. Las Olimpiadas hay que impedirlas al precio que sea…

“En la proposición de Sócrates Campus, Rufino Perdomo y demás firmantes se establece que el mitin del día 2 (de octubre) deberá concluir en hecatombe; pues en ello estará nuestra victoria. Habrá que insistir que vayan madres con niños, mientras más caigan mayor será la furia e indignación nacional y mundial.

Entonces estallará un paro de actividades en fábricas, comercios, oficinas públicas, y transportes, cosa que aprovecharán nuestros amigos en el ejército …compañeros de viaje o idiotas útiles… para desconocer a sus comandantes y tomar la dirección de las batallas” (pág. 176, 177).

Un plan secundario derivado del anterior fue elaborado por Sócrates, Nahún Solano, y Gilberto Guevara, y consistía en esconder en diversos edificios contiguos al Chihuahua a varios francotiradores convenientemente armados.

Se planeó que cuando el ejército acordone el mitin, a una señal dispararían contra los soldados; y estos al contestar, lo harán sobre los estudiantes y gentes del pueblo congregados en la plaza. La matanza será segura. Cuarenta ocho horas después, el paro general y los desórdenes en todo el país harán caer al gobierno y el poder pasará a nuestras manos” (pág. 177).

Hasta aquí el relato. Lo demás es por todos conocido: los francotiradores comunistas apostados en los edificios Chihuahua, Sinaloa, ISSTE, Molino del Rey, Querétaro y 2 de abril, todos con ventanas a la plaza de las tres culturas, dispararon a mansalva contra los soldados, granaderos, mujeres y niños del pueblo que se encontraban en el mitin.

El 2 de octubre se llevó a cabo el mitin. Hablaron varios líderes de izquierda y se retiraron inmediatamente. El general Hernández Toledo, al mando de los soldados que envió el gobierno, pues tenía información de que algo sucedería, comunicó a sus superiores un parte de “sin novedad”. Con un megáfono y acompañado por un grupo de soldados, les pidió a los jóvenes que se retiraran, que ya había terminado el mitin.

Pero a los pocos minutos empezaron a salir ráfagas de disparos de ametralladoras desde algunos edificios que alcanzaron a estudiantes y soldados que se encontraban en la plaza. De los primeros en caer heridos fue el general Hernández Toledo.

Murieron varios estudiantes y soldados. Hay fotos de soldados apuntando hacia los pisos superiores de los edificios de donde venían los disparos.

HECHOS: 1. El movimiento fue tramado por grupos organizados de ideología izquierdista: mantas, pintas, consignas e ideología de los organizadores lo dejan claro.

2. El mitin de Tlatelolco el 2 de octubre no se reprimió, se llevó a cabo, rodeado por soldados ante esperados enfrentamientos. Hablaron varios líderes del movimiento, los que sospechosamente se retiraron inmediatamente.

3. El General a cargo de los soldados pidió a los jóvenes que permanecían en la plaza, ya terminado el mitin, que se retiraran.

4. A los pocos minutos, de varios edificios empezaron a disparar a estudiantes y soldados.

5. Estudiantes y soldados cayeron muertos y heridos.

El final del movimiento se vino de prisa. Los comunistas nada pudieron hacer para evitarlo. El orden se impuso finalmente; las Olimpiadas se llevaron a cabo con éxito y el país tuvo oportunidad de respirar tranquilamente luego de vencer la intentona del comunismo internacional de tomar el poder en México.

Afortunadamente para el país el Lic. Gustavo Díaz Ordaz actuó conforme lo requirieron las circunstancias y con decisión y patriotismo supo hacer frente y vencer a la conjura comunista.