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El Agotamiento

Por Rosa Chávez Cárdenas

Casi todos nos sentimos agobiados con la pandemia. Que levante la mano el que no se siente desmotivado… La gente se ve agotada, apática, en las encuestas sobre el estrés, la mayoría muestra estado de ánimo deprimido, ansiedad, miedo de morir y frustración por no poder enfrentar los gastos.

Los que dejaron de recibir un salario, se quejan porque ya se quedaron sin ahorros. El gobierno no apoya a las empresas, ni se preocupa por inspirar a las personas, motivarlas y darles herramientas para equilibrar su salud mental y mitigar las crisis en su familia. La desmotivación se ha generalizado, incluso en los empresarios, no pueden despedir a sus empleados sin ser sancionados a pesar de tener paralizadas sus empresas.

Mención especial para el personal que atiende en los hospitales, están agotados viven con el temor del contagio y frustración de tantos fallecidos. El sector salud batalla por falta de recursos, en mal momento el gobierno retiró presupuesto para destinarlos a sus obras faraónicas. Los médicos batallan por la falta de medicamentos y hasta tienen que adquirir sus batas, desinfectantes y cubrebocas.

Más de un año con la economía estancada, la mayoría estamos hartos de las restricciones para la convivencia y la falta de proyectos para reactivar la economía. Un tema muy importante es que no se ha abordado la salud mental como deberían. Los factores de riesgo son acumulativos, la mayoría se queja de síntomas, les prescriben fármacos y estudios clínicos costosos sin tomar en cuenta que los síntomas son psicoemocionales. La salud mental se considera un lujo para los que pueden pagarla, pero, se ahorrarían costos y molestias con programas de atención primaria y prevención. Muchos suicidios se pueden evitar si se atienden las señales de depresión, agotamiento y pérdida de esperanza.

Estos 14 meses nos han dejado agobiados por tantos malabarismos, en la crianza de los hijos, el cuidado de los enfermos, por el trabajo y las clases en línea sin estar preparados para el reto. Hasta a los maestros se les nota el agobio, en las escuelas privadas presionan dejando mucha tarea como medida para desquitar el cobro de la colegiatura. Los docentes tampoco pueden disimular el agobio, trabajan más que en las clases presenciales.

Adolescentes me han comentado: “hasta la hice de psicólogo con la maestra, se quejaba de que el dinero no le alcanza, porque le bajaron el sueldo”. El agotamiento laboral, burnout o síndrome del quemado está vinculado a una serie de problemas de salud, desde las enfermedades cardiovasculares, digestivas y los trastornos de sueño.

Sorprende la cantidad de personas que a pesar de estar agotadas no logran conciliar el sueño, dan vueltas en la cama, y no pueden controlar su cerebro acelerado por preocupaciones. Pero no todo es negativo, estamos vivos, vamos encontrando sentido a la pandemia, les recomiendo que se hagan esta pregunta ¿Qué te ha dejado de aprendizaje la pandemia? Un paciente me contestó “la sanitización, tenemos que ser más escrupulosos con la limpieza” Lo contradije y le comenté: “no es necesario vivir sanitizados como si estuviéramos en un hospital, tenemos que confiar en las defensas, el sistema inmunológico, ese que la Industria Farmacéutica y la OMS no mencionan porque es su competencia, sino fuera por esa maravilla la especie humana y los animales ya hubiéramos desaparecido del planeta. Estar agotado no es sinónimo de debilidad, es una señal de alerta para darse cuenta que están saturados por el estrés por el esfuerzo de sobrevivir a esta crisis.

Les dejo algunas recomendaciones para salir de este estado mental colectivo: ser solidarios, esos pequeños actos de compasión hacia los demás nos hacen sentir motivados, una caminata con la mascota, sumergirse en el agua y meditar, con la práctica logran controlar el pensamiento y el déficit de atención. Vivir intensamente el presente, ser optimista, alimentarse de manera equilibrada, y agradecer por los mejores regalos: ver, escuchar, saborear, sentir; increíble pero, una melodía, un abrazo, un beso, activan emociones y estimulan químicos, esos que se sienten como mariposas en el cuerpo.

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