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El bloque negro del colectivo feminista

Se han constituido en la cara violenta y rabiosa del feminismo radical. Un dato curioso es que generalmente actúan con total impunidad

Por Dr. Jorge Ballesteros

¿Qué es el bloque negro, de las marchas feministas? Son las activistas más radicales, las “orcos” del feminismo; son las que pintan, rayan, queman, destrozan y causan actos vandálicos y a veces hasta terroristas en las marchas feministas.

Agreden a la policía y a personas del sexo masculino, visten de negro y la cara cubierta con pasamontañas, se han observado tácticas de guerrilla urbana en su actuar, hay disciplina entre sus filas, obedecen a una líder. En los videos se les ve armadas con martillos, objetos punzocortantes, a veces ácido y gasolina y las latas de pintura aerosol con las que pintarrajean oficinas y monumentos públicos, comercios e iglesias católicas.

Se han constituido en la cara violenta y rabiosa del feminismo radical. Entre sus filas se ha reportado que no todas son mexicanas, hay extranjeras, sobre todo argentinas, venezolanas, y europeas, muchas de ellas son veteranas de estas marchas violentas y son bien financiadas por The Open Society Foundations de George Soros.

Muchas de sus integrantes tienen fuertes traumas psicológicos, promueven el lesbianismo y el odio hacia los hombres, varias padecen el Trastorno de Personalidad Antisocial o Sociopatía, pero la mayoría son fanáticas izquierdistas progres, proaborto, muchas de ellas son brujas ya que consideran a la brujería como una reivindicación feminista, o sencillamente son mercenarias que han encontrado en estas marchas feministas su ‘modus vivendi’ y el medio de dejar salir sus traumas a través de la destrucción, el odio y la violencia.

Un dato curioso en que generalmente actúan con total impunidad, o trato suave por parte de la policía, ya que la mayoría de los gobiernos tanto federal como estatal no quieren problemas ni ser tachados de estar en contra de las demandas feministas o definitivamente estos gobernantes son cómplices por ser de MORENA.

La teoría del “feminismo de género” se basa en una interpretación neo-marxista de la historia. Comienza con la afirmación de Marx, de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, pero en este caso ya no es el enemigo la burguesía capitalista a la cual hay que destruir, sino el “Patriarcado opresor”, o sea el hombre.

“Enviaremos a sus mujeres en contra de sus hombres y así destruiremos la fuerza de sus familias”: Helen Cohen, feminista judía.

A los hombres, las feministas radicales culpan de tener oprimidas a las mujeres a través del matrimonio, al cual declaran obsoleto, a la maternidad y a los hijos, los cuales dicen, esclavizan a la mujer y no le permiten realizarse profesionalmente, por lo tanto, promueven el aborto y el libre ejercicio de la sexualidad con quien sea no importando el sexo o género de la persona o la edad (promoción de la pedofilia).

Hay una clara intención de la destrucción de la familia tradicional formada por el hombre y la mujer y en cambio promueven las uniones homosexuales y lesbianas y la adopción de niños por estas parejas, etc.

Mantienen una postura opuesta a la lucha feminista de igualdad. Conviene recordar que el objetivo de los ideólogos de género no es mejorar la situación de la mujer, sino destruir la identificación de los intereses de la mujer con los de su familia.

La semejanza entre el marxismo y esta forma de pensar ya era palpable en el libro:  El origen de la familia, la propiedad y el Estado, de Engels: “El primer antagonismo de clases coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monogámico, y la primera opresión de una clase a la otra, con la del sexo femenino por el masculino” (Cf. Frederick Engels, The Origin of the Family,­ Property and the State, International Publishers, New York, 1972, pp. 65-66).

La ideología de género inicia con el feminismo de los años 60s, pero no con el feminismo de equidad, sino con el feminismo radical que toma la filosofía de Antonio Gramsci y la expresa en la voz de Simone de Beauvoir, pareja de Jean Paul Sartre —ideólogo del existencialismo—: “Mujer no se nace, sino que se hace, significa que el sexo es aquello que uno decide ser, no lo que la naturaleza a determinado”.

A partir de la publicación de El Segundo Sexo (1960), de Simone de Beauvoir, y de La mística femenina (1963), de Betty Friedan, entran en el feminismo otras cuestiones como el concepto de sexualidad, el papel de la maternidad, y la verdad sobre la familia. (El feminismo radical y la ideología de género. Jorge Pérez Uribe)

Las revueltas del mayo francés de 1968 lanzarán de forma definitiva a la arena política el feminismo de raíz marxista que mutó al capital por el hombre como enemigo a abatir.

Como señala Erin Pizzey “La idea de que la familia es un peligro para las mujeres y los niños ha destrozado mucho de nuestros tradicionales conceptos sobre el matrimonio. La feminización de la familia y de la sociedad occidental ha causado que los hombres se conviertan en unos parias y en una fuente de ridículo a los ojos de sus hijos”.

“El objetivo, en vez de ser el capitalismo se cambió al patriarcado. Todo era culpa de los hombres, del poder que los hombres tienen sobre las mujeres. Y la segunda parte del argumento era que todas las mujeres son víctimas de la violencia de los hombres, que se debe al patriarcado. Y eso es una patraña”.

Agustín Laje, explica que “El feminismo radical hace hincapié fundamentalmente en dos cuestiones: la legalización del aborto, y la violencia de género. Es decir, hay un repudio meramente retórico contra la violencia de género, pues esas mujeres terminan luego escribiendo en paredes que hay que matar al hombre.

Representan, podríamos decir, un machismo a la inversa; su odio para con el sexo masculino está en el núcleo de sus construcciones ideológicas”.

El objetivo final de la ideología de género es lograr una reingeniería social mediante la deconstrucción marxista de la cultura y la destrucción de la familia.

Se sirve del poder coercitivo de los gobiernos para imponer una ética subversiva contraria al interés de los ciudadanos

Es patrocinada por el poder político de los organismos internacionales —permeados por la ideología de género— como la ONU, UNESCO, FMI, OMS, Unión Europea, y por los intereses financieros de la élite antinatalista ambientalista global  encabezada por Soros y Rockefeller.