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El crecimiento de la mujer en el deporte

Hay una historia detrás de cada mujer que me rodea, tan admirable que este escrito nunca tendría fin, algunas son felices y otras un tanto tristes, pero al final de cuentas todas las historias nos hacen lo mujer que somos y la fuerza que nos mantiene siempre en pie

Por Ariadna Vega Vázquez

Es común ver este título y pensar en los grandes logros que muchas mujeres han obtenido en diferentes deportes a través de los años, pero en esta ocasión hablaré del crecimiento en referencia a las fases en la vida de una mujer y cómo impacta esto a la trayectoria deportiva de ella.

Crecí rodeada de mujeres deportistas y entrenadoras, crecí con mujeres que hicieron sacrificios convencidas que su decisión era lo mejor para todos, crecí con ejemplos de superación incomparables, crecí con ejemplos de valientes señoras que después de dejar sus sueños a un lado los retoman sin considerar lo difícil que esto pueda ser.

Trataré de explicar un poco mejor.

Un recuerdo de mi infancia muy poderoso hoy en día, fue ver a mi entrenadora de basquetbol enseñarnos y cuidar de un grupo de niñas de primaria mientras cargaba a sus hijos pequeños durante las sesiones de entrenamiento. En ese momento jamás sentí el cansancio de ella por esta doble labor, jamás pensé que no hiciera bien su trabajo, pues al momento éramos el equipo más fuerte femenil del estado de Sonora. Nadie la criticó o le reconoció los esfuerzos que hacía por ejercer su profesión y al mismo tiempo educar a sus hijos. Hoy, 28 años después sigo sus pasos y cuando siento ganas de renunciar, la recuerdo y sigo adelante.

Otro ejemplo inhumano de perseverancia y fortaleza, es mi mamá, que desde la secundaria no ha parado de jugar basquetbol, cuidar de su familia, mantener una relación admirable con mi papá; había dejado atrás algunos de sus objetivos siempre con la idea de cumplirlos en un futuro. Hoy a sus 64 años ha logrado hacer realidad sus sueños de ser entrenadora, de formar jóvenes que amen el basquetbol como ella lo ama, de conocer el mundo (aunque solo vea hoteles y gimnasios), de representar a México y ser una jugadora aguerrida hasta los huesos. Hizo tanto esfuerzo de mantenerse fiel a sus metas, que sin darse cuenta, nos llevó a nosotros a lograr las nuestras.

Hay una historia detrás de cada mujer que me rodea tan admirable que este escrito nunca tendría fin, algunas son felices y otras un tanto tristes, pero al final de cuentas todas las historias nos hacen lo mujer que somos y la fuerza que nos mantiene siempre en pie.

De jóvenes tenemos el tiempo y la libertad de hacer lo que queramos, por eso jovencita que me lees te aconsejo que no desperdicies esos privilegios, aprovéchalos para prepararte pues de eso dependerá tu espíritu para lograr tus sueños. Cuando terminamos nuestro período escolar y las responsabilidades llegan, la disciplina que se formó en la juventud da sus frutos o cobra factura. Pues una profesionista apasionada al deporte es como si llevara una doble vida.

Llega después la etapa del matrimonio y tener a nuestros hijos. Todas sabemos que un hijo te cambia la vida, te sientes bendecida y conoces a tu nuevo impulso para seguir adelante y ser mejor. Pero tu cuerpo entrenado, fuerte y preparado, ya no te pertenece. Es difícil volver al ritmo, a veces toma meses pero se convierten en años, pues no solo se tiene un hijo.

Conforme los hijos van creciendo, se va recuperando el cuerpo, ya no duelen las cesáreas, ya no duelen las rodillas, la energía va subiendo y las metas se van haciendo más cercanas. Ahora son nuestros hijos los que nos dan la motivación para mantenernos en ese deporte que tanto amas, porque te aplauden, siguen tus pasos, te retan, te presumen pero más importante que todo, se suman a tu camino. Se logran nuestros sueños.

Ser mujer deportista y mantenerte así toda la vida, no es fácil. Por eso te aplaudo por tu constancia, por tu pasión, por tu compromiso contigo misma y por mantener siempre tus sueños en tu corazón.

*Ariadna Vega Vázquez

Licenciada en Entrenamiento Deportivo

Mamá de 3 princesas